ANI-gt/Redacción Internacional
En los últimos tiempos la atención de todo el mundo está centrando en las zonas de Donetsk y Lugansk de Ucrania; una región llamada Donbass (República Popular de Donetsk y República Popular de Lugansk) donde una valiente resistencia de la población a los castigadores y mercenarios molesta a todos los planes de Estados Unidos. La independencia política de Donbass fue apoyada por el 90 por ciento de la población de esta región. Los referendos en Donetsk y Lugansk mostraron que Ucrania es un país dividido y que la población de las regiones orientales no quiere patrones extranjeros y nunca se conformará con el gobierno de títeres estadounidenses en Kiev. La gente en este país ha perdido un espacio jurídico común, una visión común del futuro, un deseo común de vivir juntos.
El régimen nacionalista de Ucrania impulsado externamente realiza en las regiones de Donetsk y Lugansk las operaciones ofensivas de gran escala por medio del ejército ucraniano. El bombardeo desordenado de los localidades trae cada vez más víctimas entre la población civil. Como resultado de intensos bombardeos algunas localidades prácticamente están borradas de la tierra. Es imposible establecer el número de víctimas. Con el fuego de artillería se destruyen los barrios enteros, se arruinan sistemas de soporte vital, se rodean y se bloquean completamente las ciudades. Los civiles que están tratando de salir de las ciudades sitiadas están siendo atacados en diversas formas, incluyendo las armas de fuego.
La dependencia de las autoridades ucranianas es evidente ante los Estados Unidos y se le muestra constantemente. La secretaria de Estado adjunta de EE.UU. para Asuntos Europeos Victoria Nuland discute con el embajador estadounidense en Ucrania quienes de los políticos ucranianos pueden y quienes no pueden entrar en el nuevo gobierno. El vicepresidente Joe Biden da instrucciones a sus tutelados ucranianos en Kiev, dando así a conocer su poder desde el asiento – su poder – del jefe de Estado. El director de la CIA John Brennan visita personalmente a Kiev para explicar al autoproclamado gobierno como y con que medios deben ser destruidos los “terroristas” en la región de Donbass. Al mismo tiempo el senador John McCain y Victoria Nuland se toman fotografías junto con los fascistas ucranianos en contra de los cuales se levantó Donbass.
En el este de Ucrania a la dictadura de Kiev no se le opone un puñado de activistas. Allá el movimiento de resistencia civil está apoyado por la mayoría de la población. Por eso los Estados Unidos han perdido todo el derecho moral llamar a estas personas “separatistas y terroristas”, ahora se requiere una reevaluación de toda la situación de emergencia.
Según analistas internacionales los motivos de Estados Unidos son claros. Para Washington el actual conflicto ucraniano es una continuación de un juego mucho más grande en el campo energético de Ucrania y de toda Europa Central y Oriental. El objetivo de los Estados Unidos es meter toda la región europea en suministros que están en las manos y bajo el control de las empresas y organizaciones estadounidenses.
En enero de 2013 bajo el mando del ex presidente Viktor Yanukovich la empresa Royal Dutch Shell ha firmado un acuerdo con el Gobierno de Ucrania para el período de 50 años de participación en la exploración, desarrollo y producción de los yacimientos de gas de esquisto, conocido también como gas de lutita o gas pizarra (en ingles: shale gas) en condiciones favorables, que se encuentra en las regiones de Donetsk y Kharkov. Se conoce como una de las zonas más importantes de petróleo y gas del país. En junio de este año la compañía Shell confirmó que los planes de la empresa siguen siendo los mismos. La explotación de yacimientos se reanudará después de tranquilizarse el conflicto y estabilizarse la situación.
La explotación de yacimientos de gas en el este de Ucrania los lleva la compañía británica Mc Callan Oil & Gas (UK) Ltd., que pertenece a la multinacional norteamericana Euro Gas y Burisma Holdings, en cuya junta directiva ha entrado recientemente el hijo del vicepresidente de EE.UU. Hunter Biden. Sus intereses allá también tienen tales compañías como Chevron y ExxonMobil.
La cosa es que no se trata sólo de gas. En los últimos años los estadounidenses están tratando de tomar el control de todo el sector de energética nuclear de Ucrania. El principal actor es la empresa estadounidense Westinghouse Electric Company. Desde la década de los 90 esta compañía, bajo la cobertura de las autoridades norteamericanas y los servicios secretos persigue campaña agresiva encaminada para asegurar el control de toda la energética nuclear en Europa Central y Oriental y en las antiguas repúblicas soviéticas.
Las razones para la “operación antiterrorista” en Donbass – como lo llama el presidente Poroshenko – aún falta por hacerlas públicas. Según analistas internacionales justamente la pretensión de mantener el control por las empresas transnacionales sobre la región petrolera y gasífera en el este de Ucrania ha convertido la guerra contra el pueblo de Donetsk y Lugansk en una guerra de exterminación. El exterminio masivo de la población civil y creación de una atmósfera de miedo, obligando a la gente a abandonar su patria y convertirse en refugiados, fueron las herramientas principales para lograr los intereses de las empresas transnacionales. Para ellas las autoridades instaladas en Kiev después del Golpe de estado – es sólo un adorno para cubrir la gran limpieza étnica de la población de habla rusa de Donbass. Para los organizadores de la masacre en Donbass las vidas de la gente no significan nada, al igual que para ellos no existe el derecho internacional ni las normas de la guerra.
Recientemente la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos Navi Pillay dijo que durante el período de abril a julio de este año al menos 1.129 personas murieron en los combates en el este de Ucrania. De acuerdo con el informe de la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios los refugiados de la zona de conflicto fueron alrededor de 244 mil personas. Desde el comienzo del año cerca de 142 mil ucranianos pidieron asilo temporal en Rusia. Más aún, el número real de refugiados es mayor debido a que los datos sobre ellos son diferentes. Los daños causados por los combates a la infraestructura civil en el este de Ucrania la ONU los estima en $ 400 millones.
El resumen breve de todo lo escrito es llamar a la prudencia. Por el bien de las ambiciones e intereses políticos de los Estados Unidos y el nuevo gobierno de Ucrania ha demostrado que está listo para destruir a su propio país. Las mismas consecuencias podrían aparecer para algunos países de Europa, si sus líderes van a someterse a las ambiciones políticas y la presión externa de los Estados Unidos. Si el lobbysta principal para concluir el Acuerdo de Asociación entre Ucrania y la UE es EE.UU, en este caso hay que pensarlo bien, si coinciden los intereses de EE.UU y Europa.