Miguel E. Canosa
¿Quién hubiera dicho hace algunos años que el hijo del empresario Francisco Macri sería Presidente de Boca Juniors, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por dos períodos y posiblemente, Presidente de la Argentina?
Esto es posible que suceda por varios factores aunque al menos dos son fundamentales: un mal desempeño del actual gobierno que mantiene sus convicciones a lo largo de sus tres mandatos o un corrimiento ideológico que lleva a la población a elegir a la versión original más que a la ficticia.
Una tercera posibilidad queda descartada pues el gobierno del alcalde Macri en la ciudad más rica del país solo se ha caracterizado por modificar cuestiones formales y de fachada, sin cambios profundos de ninguna índole, inclusive se da la paradoja que un gobierno de derechas aliado de Estados Unidos, Aznar, Piñera, Vargas Llosa y las derechas del mundo basa su campaña en el buen funcionamiento de las escuelas, los hospitales públicos y el banco público, casi como que los hubieran creado.
Volviendo a las primeras dos presuntas causales de un probable triunfo de Macri en las presidenciales de 2015, es la hipótesis para nada descabellada basada en que Cristina Kirchner al no poder ser reelecta y de no poder ganar su fuerza política, estaría pensando en lo que se denomina «La gran Bachelet»: esperar que un gobierno de derecha macrista gobierne 4 años, y suponiendo el desastre que sería ese período de ajustes, privatizaciones y represión, la presidenta Cristina, volviera finalizado ese tiempo como la salvadora de la Patria.
Al mismo tiempo, el candidato opositor peronista Sergio Massa, no debe ser electo presidente pues el peronismo se encolumnaría detrás de él, por tal vez 8 años, sin posibilidad de regreso para el cristinismo duro, quien ha realizado un notable giro ideológico a la derecha disfrazado de pragmatismo económico a pesar de las visitas de Putin y Xi Jinping, quienes están más a la derecha aún, de acuerdo al reordenamiento geopolítico de la actualidad mundial.
Así, el candidato delfín de Cristina (váyase a saber quien será), que muy probablemente no sea el actual gobernador Daniel Scioli, tendrá una dificil campaña de la mano de la mandataria argentina, quien rodeada de organizaciones que no le juntan votos y de gobernadores e intendentes que le han dado y le darán la espalda, debe realizar un acuerdo por debajo de la mesa con su antiguo enemigo Mauricio, para tener una oportunidad más en la historia argentina plagada de desilusiones, saqueos y traiciones, como otro capítulo del trágico libro en el país de San Martín, Perón, Evita y el Che Guevara, y entrone como nuevo presidente, al hijo inútil de un empresario rico, alto, rubio y de ojos celestes, que oprimirá, gracias a Cristina, a los «cabecitas negras» del pueblo argentino.