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Janez Potocnik critica el mecanismo de resolución de conflictos que Bruselas quiere aplicar en el acuerdo Trasatlántico, que permitirá a las multinacionales demandar a los estados por cifras millonarias
8-06-14.- «El comisario Potocnik no concederá entrevistas bilaterales, formulen todas sus preguntas en esta rueda de prensa». Con estas palabras, el equipo de Janez Potocnik daba al traste con las expectativas de los medios de comunicación de robarle unos minutos de su tiempo al todavía comisario de Medio Ambiente, durante la última rueda de prensa del mandatario en el marco de la Semana Verde de Bruselas, celebrada entre el 3 y el 5 de junio.
El economista Janez Potocnik (Kropa, Eslovenia, 1958) ha sido el más alto representante de la Comisión en el encuentro, que ha logrado reunir a un número importante de expertos y multinacionales, y que ha servido a Bruselas como escaparate para vender su preocupación por el medio ambiente, además de su optimismo por las mejoras logradas, porque «el cambio es posible», en palabras del comisario.
Optimismo es precisamente lo que desprende Potocnik, que no ha escatimado en sonrisas, pero sí en respuestas concretas sobre el Tratado de Libre Comercio (TTIP, por sus siglas en inglés) que la UE y EEUU negocian discretamente. Un acuerdo en el que se han documentado importantes presiones de las grandes corporaciones,y que incluirá un mecanismo de resolución de disputas entre estados y empresas (ISDS) que permitirá a las multinacionales demandar a los estados por cifras millonarias, si consideran que sus inversiones se ven perjudicadas, y siempre ante tribunales arbitrales, no ante la Justicia de los estados.
En su informe Mecanismo de resolución inversor-Estado, ¿un riesgo para la regulación medioambiental?, el Ecologic Institute alerta a Bruselas de los peligros que puede acarrear este mecanismo, y pide a la Comisión que no aplique este sistema de resolución de disputas. De momento, sin éxito, en línea con los resultados obtenidos por los colectivos que han protestado al respecto.
No hubo encuentro privado, pero durante la rueda de prensa Potocnik afrontó varias preguntas de Público; reconoció que no es favorable al ISDS -«si trabajas con estados con sistemas legales bien establecidos, deberías confiar en esos sistemas legales»-, y aseguró que a pesar de su posición no podía «garantizar nada» sobre las posibles consecuencias del TTIP, para volver al discurso genérico que caracteriza a la Comisión siempre que habla sobre el polémico tratado.
La Comisión Europea alude a las cifras de los estudios de impacto económico para explicar lo bueno que es el TTIP, ¿por qué a nivel medioambiental no tienen estudios? Si los tienen, ¿podrían explicar el impacto medioambiental que tendrá el tratado?
Por otro lado, aplicando el ISDS las multinacionales pueden demandar a los estados por hacer cambios en su legislación. ¿Hay alguna forma de garantizar que las corporaciones no se lanzarán a demandar a los estados con el TTIP?
Sobre la primera tendría que preguntar a mi equipo, pero dudo que no tengamos cifras fiables para entender dónde estamos.
Karl Falkenberg [director general de Medio Ambiente de la CE] dijo que no había este tipo de estudios ayer mismo [miércoles 4].
Bien.
Dijo que la CE no tenía estudios de impacto ambiental.
Quizá no existan en la CE, pero estoy seguro de que tenemos en cuenta los que existen, como el que ha mencionado [Ecological Institute] . Dudo que alguien esté avanzando en algo así sin intentar antes hacerse de estos conocimientos. Por otro lado, lo que importa es que si no quieres comprometer los estándares que has logrado, no quieres comprometer los estándares que has logrado. Punto y final. Esa es la línea roja que no queremos cruzar, es el punto de partida que tenemos en las negociaciones del TTIP, y creo que es una clara respuesta de cuáles van a ser las consecuencias.
La pregunta no es sobre su posición inicial en el TTIP.
¿Y cuál es?
El impacto que puede tener en el medio ambiente en Europa, en base a lo que ha pasado anteriormente.
No hay decisiones firmes aún, lo siento. Son negociaciones que se están desarrollando, tenemos distintas posiciones en la Comisión. Es evidente que una de las mayores preocupaciones está sobre la mesa, tenemos que tomárnoslo en serio y sólo digo que esto es parte de un proceso en el que aún no hay decisiones firmes. Si las decisiones aún no han sido tomadas, probablemente no me esté preguntando qué es lo que pasará.
Es la CE la que ha dicho que se aplicará el ISDS, está publicado; en la consulta ciudadana que plantean en la web explican las bases de este mecanismo, y piden a los ciudadanos sugerencias para mejorarlo. Si van a aplicarlo, ¿cómo garantizarán la protección del medio ambiente?
Tendrá que preguntárselo a mis compañeros, los que lo aplicarán.
Como el más alto representante del área medioambiental su valoración es importante. Se espera que ustedes hablen de las virtudes del TTIP, pero también está el otro lado. Dicen que el TTIP incrementará el PIB de la UE en 110.000 millones, pero esta es la estimación más alta de un estudio en el que también hay una previsión menos optimista.
Le diré cuál es mi opinión, pero no puedo ofrecer garantías. Soy un miembro de la Comisión, en la que se sientan 28 miembros, y al final tenemos que decidir en base a la opinión general. Mi opinión es que si trabajas con estados con sistemas legales bien establecidos, deberías confiar en esos sistemas legales. Es un acuerdo entre dos sistemas con infraestructuras legales bien establecidas, por eso creo que serían ellos los que deberían tomar las decisiones en las disputas. Como le digo, sólo soy uno de los miembros de la Comisión, y lucharé hasta el final porque la decisión aún no ha sido tomada, pero es cierto que la consulta pide opiniones sobre como mejorar el ISDS. Es cierto, pero es algo en lo que aún estamos trabajando, ahí es donde estamos. Si me pide que le dé garantías no puedo, porque soy sólo una persona dentro de la Comisión.
The Guardian informó el 19 de mayo de que en Bruselas hay más de 30.000 lobbistas, y que estos influyen en un 75% de las decisiones legislativas de la Comisión. ¿Cómo han influido en estas negociaciones en el sector medioambiental?
Al final depende de la credibilidad de los individuos. Me he visto con muchos lobbistas, también con ONGs y representantes de la sociedad civil, tantos como con los anteriores. Estoy obligado a escuchar a la gente, y aunque los lobbistas sean pagados para defender intereses privados, estoy obligado a escucharles, pero no a hacerles caso. Tengo detrás todo un equipo de casi 500 personas en las que creo, para las que tengo que trabajar. Siempre tomo las decisiones en base a lo que creo que está bien o mal, y aunque algunas veces me equivoque intento seguir mi conciencia; las decisiones políticas no siempre son las más fáciles. A veces estoy preocupado por las partes, pero puedo asegurarle que estoy escuchando por igual a ONGs y a la sociedad civil, y a menudo me fascina lo fuertes que son a la hora de entender los asuntos a los que nos enfrentamos, lo fuertes que son al exponer sus posturas. Simplemente soy una persona que tiene que escuchar a las demás personas, que vienen de distintos sitios. Siempre he entendido que hay lobbistas registrados y reconocidos, o que se han visto obligados a reconocer que lo son, pero también hablo con los ciudadanos sobre sus preocupaciones; eso es lo que estoy haciendo. Gracias a dios cuento con un ejército que está trabajando conmigo, que me ayuda tanto como yo intento ayudarles a ellos.