Misiones Cuatro-Agencias

 

Buenos Aires, 24 de mayo de 2014.- Lo adelantó el presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara de Diputados, el formoseño Luis Basterra (FpV), en el marco de la presentación de un libro sobre el tema. La iniciativa del gobierno nacional estaría vinculada al pedido de la multinacional Monsanto, respecto del pago de las patentes de las semillas genéticamente modificadas, que son la base de la producción agropecuaria centrada en la soja transgénica, el glifosato y el biodiesel. Si se aprueba, los pequeños y medianos productores sufrirían un impacto negativo, al tener que pagar las patentes por las semillas.

 

Podría llegar a ser debatida la nueva Ley de Semillas que impulsa el gobierno nacional para el reconocimiento de las patentes de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) Al respecto, el diputado nacional por Formosa Luis Basterra (Frente para la Victoria), sostuvo que esperan la iniciativa del Ministro de Agricultura de la Nación Carlos Casamiquela. El legislador formuló una encendida defensa de la nueva normativa en la presentación de un libro que recaba la opinión de especialistas, del Estado y de los Movimientos Sociales, respecto de la controvertida cuestión.

 


Diputado nacional por Formosa Luis Basterra (Frente para la Victoria)

 

Con el objetivo de “responder al desconocimiento entre líderes de opinión, periodistas y público en general”, el multimedios ArgenÉtica expuso en el Salón Pasos Perdidos del Parlamento una obra que recoge las opiniones de distintos sectores de la sociedad sobre el impacto social y político de la biotecnología y la pertinencia de modificar la Ley 20.247, que data de 1973.

Según informó parlamentario.com, la presentación estuvo a cargo del científico Alejandro Correa y del diputado Basterra, quien precisó que esperan una iniciativa del ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, que “sintetiza la visión de organismos públicos y distintos actores sociales”.


Ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela

 

 

“Este anteproyecto va a ser la base de una discusión especifica de la temática”, sostuvo Basterra, para quien el tema pasa por una “producción sustentable, contemplando la realidad de los pequeños productores y permitiendo que se despliegue la cadena de valor agregado”.

Al respecto, el ministro Casamiquela había señalado que “hay que analizar con mayor profundidad el tema de la participación de la agricultura familiar en el esquema de producción de semillas”.

“Los recursos económicos que están en juego son inmensos. Por eso la información que surge sobre el tema muchas veces está viciado por intereses de los actores que participan de la tecnología como también de los que ven que sus posiciones corren riesgo. Con lo cual, se alzan voces a favor y en contra lo que dificulta la comprensión objetiva del fenómeno”, sostiene Correa en su obra “Segunda Etapa de la Biotecnología Agrícola en Argentina.”

Cabe destacar que el reconocimiento de las patentes transgénicas en Argentina, marca un punto de inflexión en la política del gobierno sobre este tema. Desde 2005, la multinacional Monsanto viene reclamando el pago de las patentes por las semillas genéticamente modificadas, que son la base de la economía argentina, al cobrar tanta importancia la soja en la producción agrícola –Argentina es el segundo mayor productor mundial de transgénicos.

Pero desde el desarrollo de la semilla de soja “Intacta” RR2 por parte del gobierno argentino, la postura frente al pago de las patentes dio un giro de 180 grados. La propia presidente Cristina Fernández de Kirchner anunció el año pasado, que ahora que Argentina podrá cobrar regalías por esta nueva semilla, el gobierno está dispuesto a reconocer la propiedad intelectual por el diseño de semillas de la multinacional Monsanto. La soja Intacta RR2, es una semilla genéticamente modificada que es resistente a la sequía, lo cual posibilitará expandir aún más el cultivo de soja en Argentina –recuérdese que dos tercios de la superficie del país se encuentra en climas secos o de escasas lluvias anuales.

Las consecuencias negativas de la “sojización” de la producción agropecuaria, en términos ambientales, económicos y sociales, han sido denunciadas por numerosas organizaciones sociales y ambientales. Entre los muchos problemas que genera la soja, se cuentan: la expulsión de campesinos y comunidades indígenas, cuyas tierras pasan a ser aptas y apetecibles por empresarios sojeros y capitales que invierten en esta redituable actividad; la desertificación de las tierras por el constante cultivo ligado a la siembra directa; la concentración de tierras y de la producción; entre muchos otros. Por no mencionar los perjuicios a la salud asociados al uso de glifosato (las semillas son modificadas genéticamente para resistir a ese agrotóxico)

Asimismo, huelga decir que el pago de patentes encarecerá la producción, lo cual afectará especialmente a los pequeños y medianos productores, que tienen menor capacidad económica para invertir en semillas. Por otra parte, esta nueva Ley de Semillas incidirá no sólo en la producción sojera, sino en toda la producción agrícola, puesto que la mayor parte de las semillas sembradas en el país, son Organismos Genéticamente Modificados –esto se da también en la producción de yerba, té, tabaco y cítricos, cultivos de gran importancia para los pequeños productores misioneros.