Una reflexión autocrítica necesaria
Alberto Pedro Quiroga
Quisiera que me recuerden sin llorar ni lamentarme
quisiera que me recuerden por haber hecho caminos
por haber marcado un rumbo
porque emocioné su alma
porque se sintieron queridos, protegidos y ayudados
porque interpreté sus ansias
porque canalicé su amor.
Quisiera que me recuerden junto a la risa de los felices la seguridad de los justos
el sufrimiento de los humildes.
Quisiera que me recuerden con piedad por mis errores con comprensión por mis debilidades
con cariño por mis virtudes,
si no es así, prefiero el olvido, que será el más duro castigo por no cumplir mi deber de hombre.
Poesía leída por Néstor Kirchner en 2005
Autor: Joaquín Enrique Areta
Si bien el título de este artículo puede parecer algo extremo para el pensamiento de quienes nos llamamos kirchneristas de la primera hora, entiendo que son varias las causas que me conducen a concluir con toda conciencia y seriedad, que la etapa de gobierno posterior a la ausencia física de nuestro querido y recordado Néstor, es un desvío ideológico de los postulados iniciales del proceso político iniciado el 25 de mayo de 2003; y no su continuación natural.
Muchas discusiones he tenido con varios compañeros que llamativamente han dejado sus posiciones autocríticas de esta «segunda etapa» sin la conducción de Néstor, en la que se ha producido un desvío cuasi-burocrático de la estructura político-económica del Estado pasándose del anuncio de un supuesto «Néstor Colectivo» a una bajada de línea directa y vía telefónica de nuestra presidenta Cristina Fernández por un lado y del compañero Máximo Kirchner, por el otro, aplicando un verticalismo dogmático acrítico de lógica amigo-enemigo (esto puede sonar duro, pero lamentablemente es la realidad)
Esta supuesta conducción política plasmada en la estructura del conglomerado de agrupaciones «Unidos y Organizados» como fuerza política sustentadora de nuestro proyecto nacional y popular, si bien funciona liderada por La Cámpora como promotora de las iniciativas de la «mesa chica», es visualizada como una cáscara de contención de los demás grupos y organizaciones que han sido neutralizados en su iniciativa política original e incorporados a la burocracia estatal para formar una especie de aparato propio para los actos de gobierno que garantice la presencia de la Militancia cada vez que se convoca a anuncios de gobierno televisados en la Casa Rosada y se necesite hacer número en fechas pátrias o inauguración de obras (esto sin restarle valor al trabajo de los militantes).
Si bien La Cámpora fue creada inicialmente por Néstor para formar una rama de juventud dentro del proyecto bajo la tutela de su hijo Máximo (que hasta allí se ocupaba de las finanzas familiares), la desaparición física del presidente propició que Cristina decidiera que este grupo ejerciera de pivote, y todo Unidos y Organizados quedaran subordinados a Máximo por control remoto y a El Cuervo Larroque como operador político de cientos de jóvenes que encontraron trabajo incorporándose a su vez a las actividades laborales del Estado.
Al mismo tiempo, el resto de los grupos anteriores a La Cámpora (Evita, Frente Transversal, FTV-Miles, MUP, etc) quedaron rezagados políticamente a cambio de la sobrevivencia dentro del espacio, ahora cristinista, liderado por la Presidenta, el chino Zanini, Máximo, y en determinados temas Wado de Pedro, Kicillof, Parrilli y unos pocos colaboradores más. La exclusión de los gobernadores e intendentes (que juntan los votos) de este «Colectivo Cristinista» generó así tensiones dentro del gobierno que se vieron reflejadas en la estrepitosa derrota del 27 de octubre de 2013, no tan solo en la provincia de Buenos Aires, bastión de los intendentes que se suponía apoyaban a la presidenta, sino en las principales ciudades del país. En promedio solo 2.7 votantes de cada 10 lo hicieron por nuestro proyecto. Llamativo fue el hecho que en varias de las jurisdicciones las listas locales hayan obtenido más votos que las provinciales, inclinándose la elección hacia el candidato ex jefe de gabinete de ministros de Cristina e intendente del distrito de Tigre, Sergio Massa, de tendencia centroderechista, quien luego del contundente triunfo, pasó a liderar las encuestas presidenciales hacia el 2015.
La derrota electoral como consecuencia de la derechización ideológica de nuestro gobierno, provocó luego que se desarrollaran medidas de corte neoliberal: la devaluación, la quita de subsidios, el aumento de combustibles, los servicios públicos, el transporte, la canasta de allimentos, salud, educación privada y un sinnúmero de señales hacia los «Mercados» que, sumados a las anteriores medidas de restricción de compra de dólares para importar (Cepo), impuesto a los salarios, impuesto al turismo y compra de dólares para atesorar, caída de reservas, importación de energía, cortes de luz en principales ciudades durante el verano, falta de gas en invierno, restricción de compras en el exterior por internet, erosionaran la base de sustentación de nuestro gobierno en vastos sectores de clase media y media baja que nos apoyó durante todos estos años, pero que decidieron no hacerlo más.
De nada valieron el impresionante crecimiento económico, el cambio en la corte suprema de justicia, el juicio a los genocidas militares, la recuperación de la ESMA, los subsidios a los familiares de desaparecidos y presos durante la última dictadura, los 6 millones de puestos de trabajo, los 2 millones de nuevos jubilados, la Asignación Universal por Hijo, el Plan ProCreAr, los aumentos jubilatorios por ley, las convenciones paritarias, el aumento de consumo de bienes y servicios, la creación de universidades, la estatización de YPF, las obras de infraestructura, caminos, escuelas, hospitales, el Futbol para Todos, la ampliación de derechos civiles y sociales y cientos de medidas a favor de los más humildes: todo eso no fue suficiente para convencer a buena parte de la sociedad del buen gobierno que se estaba llevando a cabo luego de la muerte de Néstor. Nada fue suficiente ante el depsliegue mediático y la falta de conciencia de quienes eran beneficiarios sociales como nunca antes desde hace más de 50 años en los gobiernos de Perón y Evita.
Ahora, sin votos para ganar, sin reelección de Cristina, neoliberalizados por la fuerza bruta del Mercado capitalista, entrampados en acuerdos con Chevron y las petroleras, Monsanto y exportadores de granos, Supermercados Extranjeros y empresas automotrices transnacionales, nos encaminamos al 2015 perdiendo la ideología y los votos de Néstor (tanto los de 2007 como los de 2011 fueron de él en vida en la primera elección, y por efecto de su fallecimiento en la 2da elección) y nos deja ante la más que probable instauración de una opción electoral neoliberal propia conducida por Daniel Scioli, o perder contra Sergio Massa, Mauricio Macri o la Alianza FAP-UNEN, todas opciones derechistas que podrán restaurar un nuevo gobierno liberal del siglo XXI, ante nuestra falta de temple para mantener los principios y valores de Néstor, quien entregó su vida para que nuestro proyecto primigenio continuara para felicidad del pueblo argentino.
albeto.pedro@yahoo.com
