16 de mayo de 2014.- Análisis de sangre demuestran presencia de plaguicidas en adultos y niños de Malvinas Argentinas: en 7 de las 10 personas analizadas, el estudio exploratorio mostró que «tienen residuos de plaguicidas antiguos muy persistentes como Aldrin, Dieldrin, DDT y Beta HCH». Es el sitio donde Monsanto pretende construir la mayor acondicionadora mundial de semillas de maíz transgénico.
Los análisis fueron encargados por la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida a la Universidad de Buenos Aires ante la negativa de la Municipalidad de Malvinas Argentinas y del gobierno de Córdoba para hacer estudios en la población.
La Asamblea Malvinas Lucha por la Vida y la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM) revelaron la presencia de sustancias tóxicas peligrosas en adultos y niños que viven en la localidad cordobesa de Malvinas Argentinas y exigieron la suspensión definitiva de las obras de Monsanto debido a la contaminación ya existente en la localidad.
Los análisis de sangre demostraron la presencia de plaguicidas en adultos y niños de Malvinas Argentinas: en 7 de las 10 personas analizadas por el estudio exploratorio se encontraron «residuos de plaguicidas antiguos muy persistentes como Aldrin, Dieldrin, DDT y Beta HCH», indicó el Dr. Raúl Montenegro, asesor técnico de los vecinos y premio Nóbel Alternativo 2004. Agregó que «incluso bajas dosis de estos plaguicidas pueden alterar el sistema hormonal y reducir las defensas del organismo».
Los análisis de sangre fueron encargados por la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida a la Universidad de Buenos Aires ante la negativa de la Municipalidad de Malvinas Argentinas y del gobierno de la provincia para hacer esos estudios en la población. Los vecinos y FUNAM exigieron nuevamente al intendente Daniel Arzani y al gobernador José Manuel de la Sota que realicen «estudios sobre muestras más grandes para establecer la presencia de agroquímicos en sangre, orina y leche materna». Al mismo tiempo exigieron la puesta en marcha, para toda la provincia, de un Observatorio Ambiental de residuos peligrosos y de un Observatorio Epidemiológico, ambos continuos.
Malvinas Argentinas se encuentra 14 kilómetros al este de la ciudad de Córdoba. Es el sitio donde Monsanto pretende construir la mayor acondicionadora mundial de semillas transgénicas de maíz, proyecto que está actualmente detenido por una decisión judicial y la fuerte resistencia social de los vecinos.
«El Intendente Daniel Arzani ya no puede mirar para otro lado. Urge prohibir la aplicación periurbana de plaguicidas y realizar estudios para llegar a la verdad. Está claro además que la localización de Monsanto en un lugar ya contaminado y con personas contaminadas es inaceptable», indicó Vanesa Sartori, de la Asamblea de Malvinas Argentinas.
«Ahora está claro por qué la Municipalidad de Malvinas Argentinas y el gobierno de la provincia rehusaron realizar análisis para la detección de plaguicidas en sangre y a monitorear los niveles de contaminación con agroquímicos en agua, suelo y seres vivos”, sostuvo Celina Molina, también de la Asamblea. «Para ellos era preferible que no se supiera».
La Asamblea Malvinas Lucha por la Vida obtuvo el apoyo de la organización no gubernamental alemana Grassoots, cuyo aporte permitió pagar el costo del estudio exploratorio y de los análisis.
El Dr. Raúl Montenegro, asesor técnico de la Asamblea, elaboró un informe técnico donde se analizan los plaguicidas encontrados y el riesgo sanitario de los cócteles de contaminantes. Fue hecho desde FUNAM y la Cátedra de Biología Evolutiva de la Facultad de Psicología (Universidad Nacional de Córdoba). Reiteró que 7 de las 10 personas analizadas «tienen residuos de plaguicidas antiguos, muy persistentes» y que a bajas dosis «pueden alterar el sistema hormonal y reducir las defensas del organismo». Agregó que estas consecuencias sanitarias «son más graves en mujeres embarazadas, en embriones y fetos en desarrollo, y en recién nacidos y niños».
Análisis de los resultados obtenidos
La Lic. Vanesa Sartori, de la Asamblea, indicó que «como parte de un estudio exploratorio se obtuvieron 10 muestras de sangre de residentes permanentes de Malvinas Argentinas, 6 adultos (22, 32, 33, 33, 36 y 53 años) y 4 menores (7, 9, 12 y 14 años). Las muestras, debidamente acondicionadas y transportadas, fueron analizadas por el Centro de Asesoramiento Toxicológico Analítico (Cenatoxa) y la Cátedra de Toxicología y Química Legal, ambos de la Universidad de Buenos Aires».
El Dr. Raúl Montenegro indicó que los análisis «se limitaron en esta etapa a la búsqueda de 12 plaguicidas organoclorados en plasma, utilizando cromatografía en fase gaseosa (captura de electrones), que tiene un límite de detección de 0,1 nanogramos de plaguicida por mililitro de sangre».
«De las 10 muestras, 7 mostraron presencia de uno a dos plaguicidas, mientras que en 3 muestras no se detectó ninguno de los plaguicidas buscados, esto al nivel de detección que tenía el cromatógrafo empleado».
«Se detectó la presencia de los residuos de plaguicidas clorados Aldrin, Dieldrin, Gamma HCH, pp’ DDT, op’ DDT y pp’ DDE. En dos personas se encontró la presencia simultánea de dos residuos (op’ DDT y pp’ DDT en una, Beta HCH y pp’ DDE en la otra). Los valores más altos correspondieron a Aldrin (0,63 nanogramos por mililitro), pp’ DDT (0,39 nanogramos por mililitro) y Beta HCH (0,24 nanogramos por mililitro). Los restantes residuos de plaguicidas op’ DDT y pp’ DDE se encontraron a <0,2 nanogramos por mililitro».
«Todos estos plaguicidas están prohibidos y ya no se utilizan, pero persisten en el ambiente y las personas. Los transfieren a sus hijas e hijos las madres embarazadas a través de la placenta primero (embriones y fetos), y durante la lactancia después, e ingresan durante toda la vida de un individuo por inhalación de partículas de suelo y la ingesta de agua y alimentos contaminados», agregó.
Sostuvo además que «las bajas dosis de todos estos plaguicidas antiguos y de plaguicidas actuales como endosulfán por ejemplo, pueden alterar el sistema hormonal. Son activos disruptores endocrinos. En el caso del Beta HCH se lo asocia a las enfermedades de Parkinson y Alzheimer. Beta HCH y DDT, en tanto, son considerados ‘posible cancerígeno humano’ por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC). En cuanto a Dieldrin y DDT se ha observado que pueden alterar el sistema inmune, tanto en animales de laboratorio como en seres humanos».
Urge prohibir en Malvinas Argentinas la aplicación periurbana de plaguicidas
«En Malvinas Argentinas existe un ‘fondo’ de contaminación por plaguicidas en el cuerpo de personas de todas las edades, y seguramente en los suelos y aguas subterráneas. Esto es el resultado de años de pulverizaciones y la carencia de una ordenanza que prohíba la aplicación periurbana de plaguicidas agrícolas», indicó Montenegro. Agregó que la existencia de personas contaminadas «agrava el efecto negativo de cualquier nueva fuente local de plaguicidas, como la proyectada acondicionadora de semillas de Monsanto, y la continuidad de las pulverizaciones alrededor de la ciudad».
Expresó que la planta que pretende construir Monsanto en Malvinas Argentinas «descargaría partículas contaminadas con plaguicidas durante las operaciones de manejo de maíz transgénico (descarga, desgranado, secado) y al aplicarlos en silos y curado de semillas».
Denunció además que los responsables de aplicar plaguicidas agrícolas y coadyuvantes «nunca consideran las acumulaciones preexistentes de plaguicidas en las personas, otros seres vivos, el suelo, los sedimentos y el agua. Asumen arbitrariamente que cada año empiezan de cero».
La Asamblea Malvinas Lucha por la Vida y FUNAM recordaron que en 2012 habían presentado a la Municipalidad de Malvinas un proyecto de ordenanza «para prohibir la aplicación de plaguicidas en una franja alrededor de la ciudad» y que ese municipio y su Concejo Deliberante «lo rechazaron por unanimidad». Además en esa sesión, el 27 de noviembre de 2012, «hubo disturbios y la policía provincial reprimió fuera del recinto a los vecinos que aguardaban novedades sobre el tratamiento de la iniciativa».
El proyecto, de 20 Artículos, prohíbe en Malvinas Argentinas la aplicación de todo tipo de plaguicidas en una franja periurbana de 2.500 metros. Es la llamada ‘Zona de Resguardo Ambiental’. Prohíbe además la pulverización aérea en una franja de 1.500 metros fuera de esa Zona de Resguardo. En cuanto a las ‘máquinas mosquito’ y demás equipos usados para la pulverización de plaguicidas, el proyecto establece que no podrán circular ni permanecer en la trama urbana. Actualmente hay en la provincia de Córdoba más de 20 municipalidades con franjas libres de plaguicidas.
Exigieron que el gobierno de Córdoba monte dos observatorios: uno para monitorear los residuos de plaguicidas en toda la provincia y otro para registrar en forma permanente la ocurrencia de todos los tipos de enfermedades, incluidas malformaciones y trastornos genéticos
La Asamblea Malvinas Lucha por la Vida y FUNAM exigieron al gobierno de Córdoba «que en conjunto con las municipalidades y comunas de la provincia monte un Observatorio Ambiental que mida permanentemente la presencia de plaguicidas y otras sustancias tóxicas en muestras biológicas (sangre, orina, leche materna) y en muestras de otros organismos vivos, aire, suelo, agua y sedimentos».
Gastón Mazzalay, de la Asamblea, sostuvo que «como el gobierno de la provincia de Córdoba no realiza estudios epidemiológicos continuos y por todas las causas para la totalidad del territorio, son los propios pobladores de barrios y zonas afectadas por sustancias tóxicas los que deben organizar estudios locales de epidemiología popular».
La Asamblea y FUNAM exigieron por lo tanto «la creación de un Observatorio Epidemiológico provincial que registre las enfermedades y la mortalidad en forma permanente» y que el registro abarque «todas las enfermedades, desde alergias hasta cáncer, malformaciones y trastornos genéticos».
Ambas instituciones coincidieron en señalar que los resultados de estos monitoreos ambientales y epidemiológicos «deberán estar disponibles por Internet».