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En Venezuela está en marcha un plan de sedición con fines claros: derrocar al Gobierno legítimamente electo. El plan ha cumplido varias etapas, unas contra el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, tal como sucedió con el golpe de Estado de abril de 2002 que duró 48 horas, y otras, con igual intensidad y nuevos actores, contra el presidente de la República, Nicolás Maduro.

Este viernes, el ministro para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, ofreció una rueda de prensa en la sede del despacho en la que detalló las acciones de esta nueva fase.

Señaló que se trata de una acción «insurreccional con fines claros de derrocar al gobierno legítimamente instaurado en el país y que obedece a un objetivo estratégico permanente del Departamento de Estado de Estados Unidos», confirmó.

Además, explicó la estrategia, vínculos y metas específicas del referido plan destinado a caotizar al país.

Ante ello, instó a la dirigencia opositora a «hacer un ruptura tajante, clara y concisa, delante del país, entre quienes han decidido avanzar en el camino de la democracia y este grupo que ha decidido usar la violencia y el terrorismo como métodos para alcanzar el poder en Venezuela».

Este plan, amparado en la supuesta lucha «pacífica», «no violenta», como lo postulan las tácticas del estadounidense Gene Sharp, consiste en desatar la violencia en el país utilizando, como subterfugios, dos frentes de ataque: Derechos Humanos y narcotráfico, que justificaría la sublevación de «un grupo de estudiantes pacíficos y desarmados», ocultando que se trata de bandas entrenadas por paramilitares y contratadas por partidos políticos de ultraderecha.

Estos grupos violentos, que los medios promueven como «estudiantes», comenzaron su ataque el pasado 12 de febrero dirigidos por los derechistas Leopoldo López-detenido por su llamado irresponsable a cometer actos violentos-, ex diputada María Machado y el alcalde del Área Metropolitana, Antonio Ledezma. Su accionar terrorista ha causado la muerte de 41 personas, cientos de heridos y destrozos a instituciones públicas y privadas.

Rodríguez también señaló que el plan de la derecha busca hacer creer que en el país se violan los derechos humanos y también pretende implicar a «altos funcionarios del Gobierno en el financiamiento al terrorismo y actividades de narcotráfico para hacer creer que Venezuela es un Estado forajido», acusó.

Los objetivos de estos taques a Venezuela son: «En primer lugar, impedir la propagación continental del ideal bolivariano, eso es fundamental para Estados Unidos, y apropiarse y controlar la Faja Petrolífera del Orinoco, la más grande del planeta», acotó.

El ministro señaló que la ultraderecha venezolana mantiene como aliado en su plan al expresidente de Colombia, Álvaro Uribe, identificado como operador del paramilitarismo y narcotráfico en su país.

En este sentido, Rodríguez mostró los vínculos de paramilitares y mercenarios con las bandas armadas contratadas por partidos políticos de ultraderecha para generar caos en el país.

Detalló que «hasta la fecha van 58 detenidos de otras nacionalidades, llama la atención esto. El método de lucha implica la contratación de mercenarios», reveló.

Antecedentes y representantes de la conspiración

El titular del despacho para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, detalló que el gobierno de Estados Unidos recoge información manipulada de parte de los actores políticos entre los que se cuenta Antonio Ledezma, Leopoldo López, Maria Machado y Diego Arria, en la cual tratan de hacer ver al mundo que en Venezuela se violan permanente y constantemente los derechos fundamentales.

«Instituciones estadounidenses y ONG’s acopian información manipulada para hacer ver al mundo que en Venezuela se violan los derechos humanos», dijo.

El ministro agregó que factores de la derecha utilizan un bufete de abogados en Miami, Estados Unidos, cuyo dueño es Tew Cárdenas, encargado de recopilar documentos y manipularlos, con el fin de que el Departamento de Estado emprenda acciones en contra de Venezuela.

Como ejemplo, mencionó un informe presentado por la vocera de derecha Delsa Solórzano, en el que señala que las fuerzas de seguridad venezolanas actúan junto con «grupos paramilitares. Eso lo señalan al mundo sin ningún tipo de prueba».

La «Fiesta Mexicana»

Rodríguez Torres recordó que este plan conspirativo inició en octubre 2010 con la denominada «Fiesta Mexicana», donde estuvieron presentes varios actores de la ultraderecha como Gustavo Tovar Arroyo- quien participa actualmente en las labores y logística de financiamiento de acciones terroristas-, el ex alcalde y promotor de bandas fascistas en San Cristóbal, Daniel Ceballos, asi como los derechistas Lester Toledo, Freddy Guevara, David Smolansky, entre otros.

En el 2012 se ejecutó el «Plan País», desarrollado por el activista de derecha Humberto Prado y tenía como objetivo promover protestas permanentes en las cárceles, huelgas de hambre y reyertas para generar ingobernabilidad.

«Mientras JAVU (Juventud Activa Venezuela Unida, financiada por Henrique Salas Römer), Movimiento 13 y Operación Libertad están en la calle tratando de desestabilizar. Ellos están en las cárceles generando otro foco de violencia en el país», explicó Rodríguez Torres.

Manifestó que Tovar Arroyo, quien se publicita como defensor de los derechos humanos, es el gran articulador de todo el movimiento conspirativo contra Venezuela.

Detalló que ese ciudadano tiene comunicación directa y permanente con el ex presidente de México, Vicente Fox; el banquero venezolano y prófugo de la justicia Eligio Cedeño (quien aporta desde el exterior financiamiento para las movilizaciones), Álvaro Uribe y Gene Sharp, cerebro de los golpes blandos en contra de los gobiernos progresistas.

Igualmente, vinculó en este plan de sedición a los abogados Rocío San Miguel, Tamara Sujú y Gonzalo Himiob, quienes mantienen contacto con el estadounidense Otto Reich, vinculado con la Agencia Central de Inteligencia de los EEUU (CIA, por sus siglas en inglés) y también con Eligio Cedeño.

La lista conspirativa igualmente está integrada por el el presidente de la Federación de Centros Universitarios (FCU), de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Juan Requesens, el conductor radial Iván Ballesteros, un funcionario de la embajada de Estados Unidos llamado Robin Meyer y Robert Alonso «quien trajo a Venezuela el manual de la guarimba», recordó Rodríguez Torres.

Violencia selectiva

Tal como lo denunciara a principios de abril pasado, el ministro denunció que ante el fracaso de las primeras acciones de sedición, la ultraderecha activó una nueva etapa de violencia selectiva.

Mencionó el caso del asesinato del presidente del Concejo Municipal de Caracas, Eliézer Otaiza, que calificó como una evidencia que habrían asesinatos selectivos de miembros del Gobierno Nacional, para intentar «crear una subversión urbana».

Todas esas acciones se fundamentan en los 198 métodos de desestabilización que expone Gene Sharp en su libro De la dictadura a la democracia. Un sistema conceptual para la liberación, los cuales clasifica en tres grandes categorías: protesta y persuasión, no cooperación, e intervención no violenta.

Sobre la primera (que agrupa 54 tipos de acciones), Sharp dice que la constituyen «mayormente manifestaciones simbólicas, que incluyen desfiles, marchas y vigilias». La «no cooperación» abarca tres sub-categorías: «a) no cooperación social (16 métodos); b) no cooperación económica, como el boicot, el desabastecimiento, la especulación (26 métodos) y las huelgas (23 métodos); y c) no cooperación política (38 métodos)».

La «intervención no violenta» opera, según Sharp, «mediante procedimientos psicológicos, sociales, económicos o políticos, tales como el ayuno (huelga de hambre), la ocupación no violenta y el gobierno paralelo (41 métodos)».

Sharp enfatiza en la necesidad del apoyo mediático, en la importancia de contar con «difusores vitales para generar, en la población y en los mass media, un escenario favorable para manipular la realidad del país, empujarlo hacia su propio desastre y concretar la conspiración».

«Si puedes identificar las fuentes del poder de un Gobierno, como la legitimidad, el apoyo popular, el apoyo institucional, entonces sabrás de qué depende la existencia de ese Gobierno. Y puesto que esas fuentes de poder dependen de la buena voluntad, la cooperación y la obediencia de la gente y las instituciones, tu trabajo es bastante sencillo: sólo tienes que reducir ese apoyo, esa legitimidad, esa obediencia, y el régimen quedará debilitado. Si eliminas esas fuentes de poder, el régimen caerá», subraya el tres veces nominado al Nobel de la Paz, Gene Sharp.