Un escándalo silenciado
 
José Manzaneda
Cubadebate

Una de las iniciativas más mezquinas en la guerra de desgaste del gobierno de EEUU contra Cuba se llama Cuban Medical Professional Parole. Es el programa del Departamento de Estado que persigue la deserción y compra de profesionales médicos que integran las brigadas de solidaridad cubana en el mundo.

Un verdadero escándalo moral sobre el que los grandes medios de comunicación tienen todos los detalles, pero sobre el que prefieren no informar. Mencionar este asunto tan lamentable les obligaría a citar datos sobre la gigantesca labor solidaria de Cuba en el campo médico. Por ejemplo: que este país tiene más de 37.000 cooperantes de la salud en 77 naciones pobres, la mayor cifra del mundo; que lleva el 45% de los programas de cooperación Sur-Sur en América Latina; o el 40 % de la atención contra el cólera en Haití; que ha operado de la vista, gratuitamente, a un millón y medio de personas sin recursos; o que beca en la actualidad a casi 4.000 estudiantes de medicina procedentes de 23 países, incluidos algunos de EEUU (6).

Que todo esto lo ofrezca un país pobre y bloqueado como Cuba es demasiado espectacular para ser dado a conocer a la opinión pública, a la que solo se le presentan sus carencias y déficits.

El Cuban Medical Professional Parole es una iniciativa que coordina, desde el año 2006, el Departamento de Estado y el Departamento de Seguridad Nacional de EEUU. Tal como se puede leer en su página web, ofrece tratamiento especial de las embajadas norteamericanas en cualquier país del mundo y una vía rápida para entrar a Estados Unidos, a profesionales médicos y de enfermería, fisioterapeutas, técnicos de laboratorio y entrenadores deportivos integrados en las misiones médicas cubanas.

Un cable de la embajada estadounidense en Caracas, filtrado por Wikileaks, arroja otros detalles, como que las oficinas diplomáticas facilitan el transporte a Miami en aviones especiales a quienes se acojan a este programa.

El periódico The Wall Street Journal publicaba en enero de 2011 un reportaje, en clave propagandística, en el que se aseguraba que 1.574 cooperantes se habían acogido al citado programa en 65 países diferentes, en los 4 años y medio desde su creación (8). La cifra parece elevada, pero hagamos un simple cálculo para evaluar el impacto real de la iniciativa. Si tenemos en cuenta que, como afirma el diario, solo en un año (en 2010), había más de 37.000 cooperantes cubanos, y que el período de estancia en el exterior –aunque variado, según la misión- suele ser de unos dos años, en los citados 4,5 años Cuba habría enviado al exterior al menos a 83.000 profesionales médicos. Los 1.574 médicos captados suponen por tanto, el 1,89 % del total. Estos resultados son un claro fracaso, si tenemos en cuenta que la iniciativa cuenta con presupuesto federal y centenares de funcionarios, que es impulsada por todas las embajadas de EEUU en el mundo, y que cuenta con poderosos aliados políticos y mediáticos en varios países.

No es casualidad que el mayor número de profesionales que se han acogido al programa ejercieran su labor en Venezuela. En este país está la mayor cantidad de cooperantes médicos cubanos, integrados en comunidades desfavorecidas dentro del programa de salud Misión Barrio Adentro. Es evidente que existe, en este caso, un objetivo adicional: minar el prestigio social de la Misión Barrio Adentro, posiblemente el programa social más exitoso del gobierno de Hugo Chávez, en el que la cooperación médica de Cuba sigue siendo la piedra angular.

Esta iniciativa del gobierno de EEUU incide en la utilización del tema de la emigración cubana con fines de desestabilización social y política. Recordemos que una ley de 1966, la Ley de Ajuste Cubano, otorga a todo cubano o cubana que pise territorio estadounidense permiso de residencia y numerosas ventajas laborales y sociales, algo negado al resto de la emigración latinoamericana, a la que se aplica una política sistemática de expulsión. A pesar de ello, las cifras de la emigración cubana en EEUU son claramente más bajas que las de otros países del área.

El programa de captación de médicos cubanos cuenta con el apoyo, directo o indirecto, de otros factores. En primer lugar, el de los grandes medios de comunicación. La gran prensa privada de los países donde más incide la ayuda cubana, como Venezuela, Nicaragua o Bolivia, silencian el gran impacto social de los citados programas médicos, mientras dan una extraordinaria cobertura al abandono de uno solo de los médicos cubanos.

Desde Miami, supuestas “organizaciones no gubernamentales” también apoyan el programa de captación de médicos. Es el caso de “Solidaridad sin Fronteras”, que denomina “Barrio afuera” a su particular colaboración con el gobierno de EEUU. En su web facilita incluso los impresos que deben rellenar los médicos, y las direcciones de consulados y embajadas de EEUU a los que pueden acudir.

Esta organización impulsó, incluso, la demanda de varios médicos cubanos desertores, en el Tribunal Federal de Miami, contra la compañía venezolana de petróleo PDVSA, a la que reclaman 450 millones de dólares, en concepto de compensación por lo que denominan “trabajos forzados”, o labores de “esclavos modernos”, expresiones con la que definen el trabajo de atención médica solidaria que ejercieron en barrios y comunidades rurales desfavorecidas de Venezuela, lugares a los que –por cierto- nadie les obligó a viajar. Hay que recordar que la cooperación médica cubana en Venezuela tiene características especiales con relación a otros programas de ayuda médica cubana: es parte de un acuerdo bilateral por el que Cuba aporta miles de profesionales de la salud, educación, deporte, agricultura y otros sectores, y por el que Venezuela suministra a la Isla petróleo en condiciones preferenciales.

A pesar del silencio mediático, Cuba ha ganado, con sus programas de solidaridad internacional, un sólido prestigio en población y gobiernos de numerosos países del Tercer Mundo. Para destruirlo, el gobierno de EEUU emplea todo su potencial económico y diplomático. Mientras, los grandes medios de comunicación, olvidando su objetivo social, siguen silenciando todo esto: el ejemplo de solidaridad internacional que Cuba ofrece al mundo, y la existencia de una de las iniciativas de diplomacia sucia más inmorales y escandalosas de los últimos tiempos.