Adrian Salbuchi para RT

 

Esta estrategia de larga data hoy se ve potenciada y acelerada debido a la situación insostenible del primer Estado Judío en la Palestina Ocupada. En verdad, Israel es un ente geopolítico artificial que sólo puede sostenerse por la violencia y gracias al apoyo incondicional que le brinda Estados Unidos: nación crecientemente idiotizada, desculturizada e, incluso, narcotizada.

 
Primero, vinieron por la Argentina… 
 
Los Dueños del Poder Mundial han logrado un control virtualmente total sobre la Patagonia Argentina, no a través de la violencia como en Palestina, sino a través de la imposición de gobiernos decadentes y traidores en la actual Argentina ‘de la democracia’.
 
A lo largo de más de treinta años, éstos han desarticulado todo vestigio de defensa territorial. Peor aún, han destruido la educación y la conciencia nacional reemplazando el sano nacionalismo heredado de los Padres de la Patria y de la doctrina de Juan Perón por una subcultura perversa, antinatural, antiestética y mentirosa. En este sentido, podemos decir que la Argentina es una nación derrotada. Y por partida doble. 
 
Su primera derrota fue militar: en la guerra internacional por las Islas Malvinas disparada en 1982 por una generación de militares y civiles miopes y sin grandeza que cayeron estúpidamente en la trampa urdida por el Reino Unido, Estados Unidos y la OTAN. Resultado: esas potencias hoy mantienen una poderosa base militar nuclear frente a las costas patagónicas, potenciada en 2008 con la reactivación de la Cuarta Flota del Atlántico Sur ordenada por el gobierno de George W Bush. 
 
Su segunda derrota fue en el plano político y cultural: ante el terrorismo marxista que desató una guerra social y civil en la Argentina durante los años 70 y 80, cuyas dolorosas consecuencias la sociedad argentina sigue sufriendo. Resultado: los guerrilleros y terroristas derrotados en el plano operativo ayer, triunfaron en lo cultural y político y hoy ocupan la Casa Rosada, el Congreso y muchos multimedios en la Argentina. Ejemplos paradigmáticos: Nilda Garré de Abal Medina, alias Comandante Teresa cuando integraba la guerrilla, ocupa el ministerio de defensa y hoy el de seguridad interior bajo los Kirchner; Horacio Verbitzky, ex jefe de inteligencia del grupo terrorista Montoneros hoy dirige el periódico fundamentalista pro-Kirchner ‘Pagina12’.  
 
Un triste barómetro de la decadencia intelectual y moral que infecta a las otrora poderosas fuerzas armadas argentinas lo comprobamos en la manera en que desde hace treinta años sus jefes militares toleran sumisamente todo tipo de insultos, humillaciones y vejaciones, incluso, el ser ‘mandados’ por una ‘comandanta’ en jefe bipolar. Sucesivas cúpulas militares han devenido en una corporación floja y amorfa que parece haber olvidado su juramento de defender el territorio nacional ante graves peligros externos e internos que acechan.
 
En el caso de la Patagonia Argentina, seguramente veremos a estos ‘jefes’ militares de juguete llorar mañana como mujeres lo que hoy no se atreven a defender como hombres.
 
¡Ahora, Chile!
 
Pero los poderes mundialistas y sionistas no operan solamente de un lado de Los Andes en su vocación disociadora e infiltradora. El avance del sionismo internacional que desea ver un segundo estado judío en la Patagonia también lo verificamos en la República de Chile, cuyo presidente Sebastián Piñera nombró en noviembre 2012 a Rodrigo Hinzpeter como ministro de defensa, un hombre íntimamente vinculado al Estado de Israel y participante regular del Comité Judío-Americano. Antes de hacerse cargo de esta importantísima cartera, Hinzpeter se desempeñaba varios años como ministro del interior.
 
En un amplio informe del periódico chileno ‘El Ciudadano’ la dupla Piñera-Hinzpeter pretende redimensionar la defensa chilena para que «se cuadre con la tríada Estados Unidos-Colombia-Israel», agregando que «todo apunta a que Hintzpeter mantendrá una doctrina de defensa y política militar semejantes a la de Colombia, y alineará a Chile con los objetivos del Comando Sur de los Estados Unidos establecidos para la base que construyeron en Concón».  A pesar de estar formalmente asignada a «tareas de Fuerzas de Paz de Naciones Unidas», la dependencia de mando y operación responde al Comando Sur del Ejército de Estados Unidos.
 
Hinzpeter y Piñera parecen coincidir en apoyar la política de ‘defensa’ que desean imponer los Dueños del Poder Mundial, por cuanto en la base militar de Concón ya existe un comando de Operaciones Militares en Territorios Urbanos.
 
Seguramente, se avanzará en el plan de reorientar a las fuerzas armadas chilenas a «combatir la insurgencia, la delincuencia y el narcotráfico», igual que en México y Colombia. O sea, unas fuerzas armadas con funciones ya no de defensa territorial ante amenazas extra-continentales, sino de seguridad y control policial interno. Así, a futuro podrán operar como controladores de la población local, alineadas a los objetivos e intereses financieros, económicos, políticos y sociales del venidero Gobierno Mundial. 
 
Agrega este informe que «todo indicaría que de la mano del presidente Piñera, Hinzpeter hará todo lo posible por impulsar la denominada ‘Primera Estrategia Nacional de Seguridad y Defensa'» que, en concreto, abre la puerta a que las fuerzas armadas chilenas participen en operaciones de represión de sus ciudadanos dentro del territorio nacional, con la excusa de «combatir a la delincuencia en sus distintas expresiones».
 
Cuando Sebastian Piñera asumió como presidente de Chile en 2011, la Agencia Judía de Noticias tituló esta noticia señalando que «un judío será el próximo ministro del interior y jefe de gabinete del presidente electo Piñera». Claramente, en la Embajada de Israel en Santiago, en Tel Aviv y entre las poderosas organizaciones sionistas y judías el encumbramiento de Hinzpeter en el gobierno de Chile no pasó desapercibido.
 
Continúa este informe señalando que “diversos medios destacaron que el hoy titular de la cartera de defensa es muy cercano al American Jewish Committee (Comité Judío Americano), poderoso grupo de presión sionista en Estados Unidos y América Latina, que opera mancomunadamente dentro de una nutrida red de grupos de presión y poder sionistas pro-Israel en la región y en el mundo entero. 
 
Se señala también que en marzo de 2011, mientras el presidente Piñera se encontraba de gira por Medio Oriente, una delegación del Comité Judío-Americano conformada por 18 miembros fue recibida silenciosamente en el Palacio de la Moneda en Santiago por el ministro Hinzpeter y los embajadores de Estados Unidos, Inglaterra e Israel. Dicha visita se extendió por tres días, pero la prensa nacional mantuvo ‘discreto silencio’ sobre la misma, sobre qué se discutió, quiénes asistieron y a qué acuerdos llegaron. 
 
Ya en 2006 Hinzpeter había participado en un congreso de comunidades judías latinoamericanas organizado por el Comité Judío-Americano en Miami. La declaración final indicada en el sitio del Comité afirma que los representantes de las diversas comunidades involucradas «ratifican su solidaridad con el Estado de Israel en su legitimidad histórica». Escribiendo en el boletín ‘Palabra Israelita’, el dirigente derechista de la comunidad judía chilena, Gabriel Zaliasnik, aseveró que el ministro de defensa es de «las personas con inclinaciones políticas y con interés de que la causa de Israel» sea apoyada. El parlamentario chileno Eugenio Tuma, en cambio, manifestó que Hinzpeter «es un militante de la causa israelí».
 
El 5 de noviembre de 2012, ‘El Ciudadano’ publicó un cartel que afirmaba que Rodrigo Hinzpeter había hecho el servicio militar en Israel, señalando lo inconveniente de que alguien con esos supuestos antecedentes asumiera la jefatura del ministerio de defensa chileno, lo que disparó la ira de la comunidad judía de Chile. Pareciera que Hintzpeter «fue a Israel a hacer su servicio militar al terminar su enseñanza media, el que normalmente dura dos años, y tres para los que siguen su formación en el aparato de Inteligencia del Mossad». Sea como sea, Hinzpeter jamás aclaró a qué fue a Israel, si en efecto hizo el servicio militar o si recibió algún tipo de instrucción armada en ese país, y tampoco ha negado que mantenga vínculos con el Mossad, el servicio de inteligencia israelí.
 
Como señala el analista geopolítico argentino Leopoldo Markus, «los peligros actuales de las fuerzas armadas y el Estado chileno, tanto de la designación de Hinzpeter como de la doctrina oficial de aquellas, es que resulta funcional a los intereses del Comando Sur de los EE.UU. y de Israel. Más allá de los argumentos justificatorios de la intervención interna de las fuerzas armadas chilenas en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, ello encubre el objetivo de que se hallen preparadas para reprimir posibles futuros alzamientos de la población chilena». 
 
Markus agrega que, incluso unas bien entrenadas, equipadas y «reorientadas» fuerzas militares chilenas estarían siempre listas para cumplir el rol de fuerza de intervención rápida contra Argentina, Bolivia o Perú en caso de producirse revoluciones nacionales o populares que enfrenten al imperialismo y a sus agentes nativos. 
 
Apuntando a la Patagonia 
 
En lo atinente a la Patagonia argentina, esta hipótesis no es para nada descabellada, considerando la vil política ‘desmalvinizadora’ y de desarme unilateral que, bajo presión angloestadounidense, vienen impulsando sistemáticamente sucesivos gobiernos de la Argentina ‘de la democracia’: desde Alfonsín y Menem, hasta el Matrimonio Kirchner.  
 
La Armada Argentina es hoy obsolescente por falta de renovación de material, mantenimiento, combustible y repuestos, facilitando así la depredación pesquera ilegal y el robo descarado del petróleo argentino en el Mar Argentino desde la base inglesa ‘Fortaleza Falklands’. Similarmente, la Fuerza Aérea Argentina apenas puede volar con sus unidades vetustas carentes de mantenimiento y combustible. Ni siquiera se repusieron las aeronaves de combate perdidas en la heroica gesta librada contra Inglaterra durante la Guerra de Malvinas de 1982. 
 
Peor aún es la situación del Ejército Argentino, desarmado casi totalmente y sobre cuyos oficiales pesa la mayor carga revanchista de los guerrilleros de ayer que hoy usurpan el poder en ese país.  
 
Dentro de esta amplia estrategia de indefensión nacional, al abandono unilateral de los programas argentinos nuclear, misilístico y aeronáutico -entregados cobarde y traidoramente al enemigo angloestadounidense por Alfonsín y durante la Década Infame del gobierno de Carlos Menem- se suma la retirada argentina de la Antártida, la destrucción del rompehielos Almirante Irizar, y la deshonra cobarde de la fragata-escuela Libertad de la Armada a manos del fondo buitre del sionista pro-gay Paul Singer, gracias a la impericia e irresponsabilidad del gobierno Kirchner en el manejo la deuda externa.   
 
En síntesis, la incursión de Rodrigo Hinzpeter en el ministerio de defensa chileno indica que EE.UU. e Israel potencian su intervención decisiva en la formulación de políticas tendientes a ‘asegurar el orden’ del pueblo chileno ante la creciente consolidación de la presencia sionista en toda la Patagonia. A la Argentina ya la tienen íntegramente bajo su control; ahora llegó el momento de ‘apretarle las tuercas’ a Chile.  
 
 
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