La llegada de los meses de noviembre y diciembre pareciera que exacerba los instintos consumistas de los venezolanos. Unos alegan que no ocurre esto, otros manifiestan sin ningún rubor que realmente si somos consumistas. Podemos observar como las calles y avenidas de la mayoría de los pueblos y ciudades del país se desata, entre algunos precios justos e injustos, la locura consumista. El correcorre de comprar, de vender da la impresión de que es el fin del mundo. Colas por aquí por allá, gritos, música estridente, pasos apresurados, empujones; en fin a gastar el dinero que tenemos y el que no tenemos también. Las razones del por qué nos gusta gastar tanto cuando llega cada fin de año, quizás la encontramos en el arraigo cultural decembrino que tenemos desde hace muchos años, otras a las leyes existentes y por lo general a que en esta época el dinero fluye con mas abundancia que en otros meses del año.

Las sociedades de consumo se caracterizan por el gasto desbordado, donde por lo general las necesidades básicas de los individuos están plenamente cubiertas, y se opta por consumir lo superfluo, lo no necesario, lo no imprescindible. Los seres humanos siempre han sido consumidores por necesidad y supervivencia, pero a partir de la revolución industrial de finales del siglo XVIII hasta hoy el consumismo ha ido creciendo, y después de finalizada la II guerra mundial este consumismo ha llegado a su máxima expresión hasta nuestros días.

Según algunos autores el modelo capitalista se basa en la alta producción de bienes y servicios para el consumo, es un modelo individualista propenso al gasto inútil. En contraposición el socialismo es un modelo basado en el control económico del Estado, donde los medios de producción son colectivos como decir uno para todos y todos para uno. Así sucedería con la producción, los bienes y los servicios. Esto definitivamente no cuadra en una sociedad de consumo como la nuestra, donde se hace inevitable que aparezcan las contradicciones entre los dos modelos.

Ahora bien ¿Realmente es consumista el venezolano? .Según el sacerdote Armando Janssens, fundador del CESAP, dice estar sorprendido por el desbordamiento de emociones que han causado la rebaja de precios impuesta por el Estado, igualmente afirma que con las compras compulsivas se redescubre un aspecto de los venezolanos que ha adquirido proporciones sorprendentes. En este sentido le preocupa que, al fin y al cabo, la mentalidad consumista que supuestamente íbamos a superar sigue más presente que nunca en nuestra gente. Según la firma Nielsen el consumo promedio en Venezuela es 50% más alto que en toda América Latina en los últimos 10 años; destacándose entre otros 5% mas harina de maíz pre cocida, seis veces más whisky, dos veces más leche en polvo, alimentos para animales y ron. Así mismo se incrementa el consumo de pastas, cerveza, pañales, detergentes y papel higiénico. En cuanto a tecnología electrónica, Venezuela supera a México y Brasil en ventas de blackberry. Igualmente las ventas son altas en tablets, plasmas, equipos de sonido y cámaras.

Para nadie es un secreto y se ve en la vida diaria que al venezolano le gusta “ lo último y mejor del mercado” que pueda y anhela comprarse. La clase social o profesión no importa, siempre se busca la buena posición desde la última camioneta, moto o carro hasta el último modelo de celular, o la mejor marca de zapatos. A cualquiera lo ven raro o rara sino tiene un blackberry, un iphone o un ipad. En fin vivimos lamentablemente en una sociedad consumista, excesivamente extrovertida y pantallera, con aires de actualidad y toques de modernismo empujados por el rentismo petrolero.

De algo si estamos seguros, de que ni la crisis económica actual, ni la implantación de controles, ni el hombre nuevo, ni el socialismo del siglo 21 han frenado el afán consumista agravado de los venezolanos.

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