Manuel C. Martínez-Aporrea
«León Tolstoy: Los temas más difíciles pueden explicarse al hombre menos espabilado si no se ha formado alguna idea previa de ellos; pero la cosa más sencilla no la puede entender el hombre más inteligente si está convencido de que ya sabe, sin sombra de duda, lo que se coloca delante de él.» http://crisiscapitalista.blogspot.com/2011/05/capitalismo-multinacionales-y.html
Lo que Albert Einstein recogió en su apotegma: Más fácil resulta quebrantar un núcleo atómico que un prejuicio popular
Partamos de la siguiente cita
Cuando hablamos de monopolios no lo hacemos en el sentido restrictivo de un mercado con un único vendedor sino que nos referimos a grandes firmas con «poder monopolista», capaces de limitar la entrada de posibles competidores (barreras de entrada), controlar o pactar la cantidad producida, fijar o pactar precios en el sector que controlan (mercados oligopolísticos[1]), actuar como únicos compradores – Wal Mart – (monopsonio[2]) reduciendo a sus proveedores a extrema precariedad, reducir sus costes salariales a placer con la amenaza de deslocalizar, … . Nos referimos pues al puñado, cada vez más selecto, de grandes corporaciones dotadas de «poder monopolista» sobre uno o varios sectores de la economía. Link citado arriba. Los pies de página lo añadí.
Y esta otra, tomada de Balzac, Los Campesinos:
_En estos momentos, Gaubertin dirige una tercera parte, aproximadamente, del abastecimiento de París. Es representante general del comercio de maderas, dirige las explotaciones en los bosques, la tala, la vigilancia, el transporte por río, el traslado a la orilla, y el transporte por tierra. Está en relación constante con los obreros y es el amo de los precios[3].
En principio, este es el caso: En su indetenible marcha hacia el control absoluto de las mercancías que necesita para su reventa lucrativa[4] , el capitalista tiende a la monopolización del ramo correspondiente, a su concentración, la del sector mismo, si a ver vamos, y culminaría con la de la economía nacional y hasta la de varios países hasta convertirse en un capitalista nacionalista e imperialista.
Así va desarrollándose el proceso de capitalización, privada por excelencia, que gana en una mayor productividad, en un abaratamiento de costos intestinos, pero que, si bien pudiera competir y aniquilar competidores con precios incompetibles, usa esas ventajas productivas y comparativas, o rentas diferenciales, en su favor; digamos que se autoespecula.
Luego, es mentira que el monopolio pudiera ofrecer con ventajas para el consumidor, sino todo lo contrario. Destaquemos que la concentración de capitales es extensiva a todos los tipos del proceso de circulación del capital, al fabril, al comercial y al financiero.
Venezuela, en estos justos momentos, tiene el poder para ejercer, por lo menos, una regulación concreta de tales controles del capital sobre la economía nacional, tanto es así que pudiera estar diciéndole ¡Chao! a semejantes encarecedores de la vida nacional.
[1] Concierto de monopolistas con diferentes giros de capital para monopolizar sin destrucción de los competidores menores.
[2] Un solo intermediario comprador, en el sentido de que tiene poder de acaparamiento o concentración de varias o todas las ofertas a su alcance.
[3] Puse la subrayación.
[4] Entiéndase por ello venta con un margen de ganancia, muy diferente al trueque ortodoxo que supone cambio de valores a la par.