Rafael Febles
En el marco de las costumbres cristianas y en particular la religión católica, celebramos en Venezuela la Navidad, el nacimiento del Cristo redentor es motivo para celebrar en conjunción con todo lo que sucedió hace ya dos mil trece años, entendemos la furia del Don Regalo, surge a partir de la visita de los reyes magos al pesebre en Belén, hecho tergiversado a través del tiempo, haciéndolo icono del capitalismo en su afán de comercialización.
Ahora bien, en nuestros días y desde hace muchísimo tiempo, hemos venido de una forma u otra, acompañando el empeño por el consumismo desbordado, lo que se incrementa en época navideña. Es un problema cultural acendrado (costumbres), en nuestras mentes de manera sublime en muchas oportunidades. Además, el asunto al ser sistémico, requiere de formas muy inteligentes y científicas para reducirlo y luego eliminarlo de raíz, no es tarea fácil, por tanto, hay que aceptar que es un problema de la conciencia tal tarea.
El nacimiento de Cristo, es un hecho histórico trascendente al hecho civilizatorio, es un acontecimiento que proyecta un mensaje a la humanidad, de amor, perdón, solidaridad y que recoge el sentido de la vida humana. El espectro dominador en estos 2013 años, es radicalmente opuesto a ese mensaje, ayer unos imperios, hoy otro imperio, su presencia en lenguaje sencillo podemos decir que echa por tierra la magnanimidad de ese hecho ejemplar y la única manera de rescatarlo es a través de un sistema que visibilice al ser humano como lo que es, dueño de sus destino y capaz de revertir la tragedia actual y conformar por ejemplo una navidad donde el mayor regalo sea el amor por los demás.