Ricardo Verna

El poder económico mundial no descansa en su misión de destruir a todo gobierno que no cumpla cabalmente con sus designios globales y, Argentina, no es una excepción.

Luego de desatar sobre este país una guerra mediática y económica de baja intensidad contra el gobierno de Cristina Fernandez, la embajada de Estados Unidos, la derecha troglodita dentro y fuera del justicialismo, y la izquierda corrupta se unen en una nueva etapa de socavamiento del poder político del gobierno de la mano de las policías provinciales.

Luego de los acontecimientos de saqueo producidos en Córdoba, se esparció como reguero de pólvora una serie de casuales reivindicaciones salariales policiales (como sucediera en el intento de golpe a Rafael Corre o Evo Morales) con automáticos conatos de depredación en pequeños y medianos supermercados locales, especial y casualmente nacionales o chinos, sin afectar a los transnacionales Wall Mart, Carrefoure, Jumbo o hasta Coto (gran super nacional).

Nuevamente nos quieren retrotraer (por poder y codicia) a una situación de caos generalizado tras la lamentable derrota electoral del 27 de octubre pasado donde la mayor parte de los argentinos (7 de cada 10) votaron por otras preferencias electorales a las del Frente Para la Victoria (FPV), quien no logró convencer a la población de las bondades del proyecto político y económico iniciado por Nestor Kirchner en 2003 y continuado por Cristina Fernández en 2007.

El poder económico intenta cumplir con sus amenazas silenciosas de no dejar concluir el mandato de la presidenta, quien luego de su enfermedad ha designado a un gobernador representante del poder provincial feudal (Jorge Capitanich del Chaco) para hacerse cargo de la Jefatura del Gabinete de Ministros  e intentar calmar al monstruo insaciable del poder economico que juega toda su fuerza para desatar un fin de año de saqueos y caos contra buena parte de la población argentina.

 

Mientras tanto, Cristina tiene CHEVRON y MONSANTO y agradecer los supuestos apoyos de Estados Unidos en las negociaciones que entabla el gobierno de Argentina con los fondos buitres, cercada, tras la derrota y como una actuacion teatral para ganar oxigeno y superar un mes de diciembre más que difícil.