Luego del retorno de la presidenta argentina Cristina Fernández hubo mayor cantidad de novedades que las que ya venían ocurriendo durante su ausencia: se estatizaron ramales de transporte público de trenes, se confirmó la constitucionalidad de la nueva Ley de Radiodifusión, hubo elecciones intermedias que agregaron valor a candidatos mediáticos como así a la confiabilidad que otorga todavía, a la población, la sustentabilidad del kirchnerismo como única fuerza nacional, con militancia concreta y presente desde la provincia de Jujuy hasta Tierra del Fuego, a las que se sumaron otras, también.

Mucho se ha especulado sobre cómo sería el retorno de Cristina a la vida política y a la gestión ejecutiva, cuáles serían los cambios que se sospechaban. Figuras emblemáticas y que han hecho mucho ruido en los últimos recientes años como Guillermo Moreno, Axel Kicillof, fervientes defensores del papel del Estado en la intervención directa en la regulación del mercado interno, el desendeudamiento sostenido con amplias reservas, el desamodorramiento, aunque sea en términos teóricos del directorio de Papel Prensa, por ejemplo, han sido movidos como piezas de ajedrez en el tablero nacional.

¿Para qué? se preguntan muchos y la respuesta no resulta tan fácil. No sólo se perfila la continuidad del modelo para los próximos dos años sino después del 2015. La aparición de futuros candidatos, con solidez de gestión, incorporados al gabinete del ejecutivo nacional abre un espectro que para los críticos incluso de este gobierno, desde la prensa hasta el hombre común, puede resultar interesante.

Para muchos seguidores del gobierno se pierden cuadros en puntos álgidos, como la salida de Moreno de la Secretaría de Comercio y se reacomodan otros definitivamente como Kicillof ahora a cargo del Ministerio de Economía. ¿Cuál es la estrategia que se esgrime?, descomprimir, podría pensarse, situaciones de tensión asociadas al enfrentamiento con el establishment, situaciones coyunturales que alejan a un potencial electorado a futuro y que se plasma, por ejemplo, en una posible modificación cambiaria aunque, ya, se ha adelantado no habrá novedades al respecto, sobre el dólar ni una remota devaluación.
Los cambios se han sucedido de la noche a la mañana para la población aunque no han sido improvisados como lo relatan algunos medios argentinos, sino pensados en función de un proceso que no ha terminado sino que se renueva permanentemente.

La crisis coyuntural interna que obligó a hacer una lectura distinta, luego de las elecciones, de cara al 2015, pone al kirchnerismo en un doble riesgo: lo que podría significar la pérdida del poder político y el estancamiento y posterior retroceso del modelo que afectaría a todos los argentinos.

Para los que creyeron que el retorno de Cristina significaba el regreso de un «muerto vivo» se encontraron con una dirigente que sigue teniendo o mejor dicho que nunca perdió, capacidad de gestión ni de decisión y su figura tiene un peso específico hasta ahora sin parangón.

Los medios argentinos gastan tinta sacando conclusiones anticipadas cuando todavía no está todo dicho, porque podría haber futuros otros cambios y porque todavía nadie conoce que resultados para la vida cotidiana tendrán los que ya han ocurrido.
Mañana será otro día para evadir suposiciones.