Mario Carrizales Montero

 

Me es imposible dejar de relacionar los «intentos de atraco» a los hermanos Ragid y Eduardo Samán del que resultara asesinado el primero hace algo más de un año,  ambos de noche y a la salida del trabajo con características de emboscada planificados intelectualmente por oscuras fuerzas del poder y perpetrados con sicarios locales o no, por un puñado de dólares.

 

No sería extraño que comenzara una andanada de atentados contra  la integridad física de cuadros y funcionarios chavistas para insuflar temor entre las propias filas de las fuerzas bolivarianas en un nuevo intento por desestabilizar y golpear al gobierno de Nicolás Maduro.

 

Samán ya fue perseguido políticamente por la Embajada de Estados Unidos cuando se desempeñara como Ministro de Comercio del comandante eterno Hugo Chávez, hechos revelados por Wikileaks y ampliamente divulgados por los medios de prensa venezolanos

 

No es para descartar que la MOSSAD y sus agencias subsidiarias que operan en Venezuela estén relacionadas con este cobarde atentado con armas de fuego y granadas de fragmentación que tenían como destinatario a Eduardo Samán con el objetivo de eliminarlo físicamente.

 

Tengamos en cuenta que, tras el histórico fracaso del gobierno de Estados Unidos en Siria e Irán, los cañones pudieran haber comenzado a apuntar a Venezuela seleccionando a los blancos más representativos de la Revolución Bolivariana. Ya no fuela amenaza, ni el aviso: pasaron a la acción directa contra una figura muy popular y reconocida, etiquetado como “duro” o radical dentro de las filas chavistas, con elevada popularidad social por su eficiencia y valoración moral.

 

Los enemigos de la patria, internos y externos, solo mencionarán que se trató de un intento de atraco: sí, un “atraco selectivo” del imperio.