Ricardo Molino

 

Después nos quejamos de porqué perdimos 4 millones de votos (dos en Buenos Aires) cuando vemos impávidos que el gobierno nacional decidió emprender una nueva fase de disputa contra el gobierno de la hermana Uruguay por el aumento de un 10% en la producción de pulpa de papel de la empresa ex BOTNIA.

 

Recordemos que este final  es el resultado de una mala praxis de cancillería durante el gobierno de Néstor cuando Bielsa dejó pasar los alertas y avanzó la construcción de la empresa pastera a orillas del río Uruguay en violación a tratados internacionales.

 

Seguramente alguien creyó que se pudieran poner en riesgo las elecciones en la provincia de Entre Ríos (donde el gobernador Uribarri ganó cómodo) si esta nueva denuncia no se realizaba, pero esto solo da la razón a quienes denunciaron desde un principio que BOTNIA sí contaminaría las aguas y el aire desde el comienzo de su funcionamiento.

 

Ahora, en el medio de la campaña y con problemas al interior de MERCOSUR, elegimos disputar con Uruguay entrando como cómplices de intereses económicos privados: los mismos intereses que marcan la relación de nuestro gobierno con empresas tan transnacionales y contaminantes como las norteamericanas CHEVRON y MONSANTO, y la canadiense BARRICK GOLD.

 

¿Será que la jurisdicción de los tribunales para estas empresas esta en New York?