Tomás Barrera

 

La rápida reacción del gobierno de la presidenta Cristina Fernández tras la derrota de las primarias del 11 agosto fue el reconocimiento explícito del desvío del modelo hacia un estadio conservador que fue castigado por buena parte de la población en las urnas.

la inflación de los precios, «cepo al dólar», y el impuesto a las «ganancias» de los salarios y la «retención por ganancias» a los pasajes aéreos y gastos con tarjeta de crédito en el exterior, fueron letales a la hora de medir el humor social de la clase media argentina decisoria históricamente de los resultados electorales en el país.

Por otro lado, el hecho de generar mejoras materiales de vida por vía del salario, planes sociales, asignaciones familiares sin una contraprestación laboral y de conciencia, puede generar una suerte de «voto barrilete» que se dirija hacia aquellos candidatos empujados por el viento de los medios de comunicación opositores.

Pero la pregunta es: ¿Cuántas medidas más habrá que tomar para ganar el 27 de octubre?

Si se eliminó el impuesto a las ganancias a salarios menores de 15.000 pesos:

 

¿se eliminará o reducirá el impuesto al viajero?

¿Se flexibilizará entonces el cepo al dolar antes de las inminentes elecciones?

¿Se reducirán drásticamente los niveles inflacionarios antes del 27 de octubre?

De las 4 causas seguras de la derrota solo se corrigió una: ¿alcanzará esto para revertir los resultados del 11 de agosto?