Nicmer N. Evans
Aporrea
El rechazo a las prácticas tradicionales de la política venezolana, o lo que se ha denominado en Venezuela la política de la IV República, derivó de un proceso de despolitización denominada “antipolítica” que tuvo como base la alta decepción ciudadana sobre la resolución de sus problemas por la vía político-institucional, posterior al llamado Caracazo en febrero de 1989, que produjo una serie de hechos políticos que finalizaron en 1998 con la elección de quien para el momento se erigió como la figura que podía generar los cambios necesarios para transformar las prácticas políticas de la época. Esto podría describir a Chávez como un candidato hijo de la “antipolítica”, tal como lo fue Irene Sáez, pero los hechos ratificaron que lo que buscaba Chávez era repolitizar a los ciudadanos bajo criterios diferenciadores de la política imperante, su estilo echaba mano del show pero él no era un artista, era un Político, con «P» mayúscula.
Dentro de estas alternativas que ofrecía el candidato Chávez estaba el empoderamiento de la ciudadanía de su soberanía, a través de la participación activa en los procesos de toma de decisión. Es así como se habla de la Democracia Participativa como contraposición a la imperante Democracia Representativa, y se genera una permanente expectativa ciudadana de participar en todos los procesos políticos que impliquen decisión, incluyendo la posibilidad de escoger a los candidatos desde las bases de cualquier partido u organización política.
Hoy, después de una fuerte politización y una polarización de larga data, quienes mantuvieron las banderas de una nueva forma de hacer política junto a Hugo Chávez, optan por echar mano de la vieja técnica electoral de escoger personajes originalmente ajenos al mundo político, haciendo de la política un show o parte del mismo, sin consultar a las bases. La estrategia no es ni mala ni buena, pero es arriesgada cuando se hace desde la búsqueda de la profundización de un legado político como el de Chávez.
Chávez llegó a utilizar la cooptación, el show y la farándula como recursos para acompañarse, pero jamás como centro de atención de su estrategia. Estará por verse los resultados, tal como los vimos el 14 de abril, pero más importante aún, estaremos pendientes de ver cómo esto sirve para repolitizar y repolarizar, esperemos el 8 de diciembre.