Todo empieza cuando Obama sostiene pláticas clandestinas durante 2010 con Calderón y Harper. Ante una masiva derrota electoral de los demócratas en las elecciones legislativas de este año, en parte por sospechas sobre las pláticas secretas, Obama decide actuar antes de la asunción de la nueva mayoría conservadora en ambas cámaras del Congreso. Anuncia que el nuevo Congreso no sesionará, disuelve el país, instaura la Unión de América del Norte e implementa la prohibición de armas de fuego conforme a un nuevo tratado global de la Organización de Naciones Unidas.
Despliega tropas de defensa civil en la emergencia, mientras figuras públicas conservadoras (sobre todo las de televisión y radio) son desaparecidas o asesinadas en campos de concentración del gobierno. Obama se declara el “legendario imán perdido. Según el juego: «¡El golpe marxista ha empezado! Era obvio que los empleados y zares de Obama eran seguidores de Marx».
Diseñadores libertarios
Es un juego de video online diseñado por libertarios conservadores en Brooklyn hace un par de meses, y el jugador tiene la responsabilidad de sumarse a la revolución para combatir a las fuerzas antipatrióticas que se han robado al país. Se llama 2011: Obama’s Coup Fails («2011: Fracasa golpe de Obama»).
Pero no es sólo un juego. Lo que lo vuelve más serio es que es una ventana a lo que es un creciente, cada vez más poderoso y diverso movimiento de base ultraconservador en este país que ya provoca preocupación a las cúpulas, y hasta impacto político nacional. Aunque los diseñadores del juego anuncian que es sólo entretenimiento lleno de acción con un tono satírico, advierten que «si los eventos actuales continúan transpirando así, entonces el golpe de Obama 2011 podría, en los hechos, convertirse en un capítulo oscuro de la historia estadunidense».
Los diseñadores han afirmado en entrevistas con Wired y por separado con Mother Jones que «detestamos igualmente a republicanos y demócratas», y que planean otro juego en el que el objetivo es emboscar a George W. Bush (aunque no han cumplido con esa promesa). O sea, justo lo que piensa una amplia corriente de este movimiento.
Los de este movimiento son los que lograron el triunfo en la elección legislativa especial para el escaño del senador Edward Kennedy donde un desconocido conservador triunfó sobre la poderosa maquinaria del Partido Demócrata, lo cual sacudió al gobierno de Obama y el liderazgo del Congreso en Washington. También son quienes han logrado manifestaciones nacionales de decenas de miles en Washington, pero que también han sido la cara popular de esfuerzos para derrotar y debilitar la agenda política de Obama en innumerables pueblos y ciudades en varios puntos del país.
Aunque inicialmente descartados como extremistas locos porque portaban mantas o expresaban consignas acusando a Obama de ser socialista, musulmán clandestino, hitleriano, extranjero africano, enemigo de la libertad y más, el hecho es que sus números e influencia, como su organización descentralizada, continúan creciendo al sumarse gente más moderada al compartir la misma sospecha de que Washington y Wall Street tienen secuestrado al país, y que el gobierno no sólo no representa sus intereses, sino que es el enemigo de la libertad y de los valores estadunidenses.
Son identificados como el movimiento del Tea Party, lo cual no es un partido, sino que la palabra «party» también es «fiesta» o reunión social, y es en referencia a una acción de desobediencia civil al inicio de la revolución de independencia por los colonos contra la imposición de impuestos sobre el te por Gran Bretaña. Éstos se treparon a buques de carga británicos en el puerto de Boston desde donde tiraron baúles de te al agua. Fue parte de la rebelión que llevaba la consigna de «no a impuestos sin representación», o sea, se rehusaban pagar impuestos a un gobierno en el cual la ciudadanía no tenía representación política, y es la misma consigna que se aplica ahora.
Todos los días hay nuevas asociaciones que se identifican como parte del movimiento de Tea Party, espantando cada vez más a los demócratas pero también inquietando a los republicanos, ya que la ira y el repudio es contra los gobernantes en Washington en general, sin importar, necesariamente, el partido.
De hecho, ahora los dirigentes republicanos están tratando de incorporar, y no imponerse sobre esta bases. Por cierto, algunas encuestas recientes indican que si de repente existiera un Partido de Te, su popularidad sería mayor de la que goza el Partido Republicano, reporta el periodista Ben McGrath en un excelente reportaje sobre las dimensiones y corrientes de este movimiento en The New Yorker.
Y después de la derrota de los demócratas en el bastión de Kennedy en Massachusetts, es evidente cómo la presidencia de Obama y otros analistas liberales «subestimaron la fuerza del movimiento, como la extensión del resentimiento que lo nutre. Al enfocarse en las pancartas más exageradas y burlándose de las pugnas internas de los Tea Party, ignoraron la gradual consolidación del movimiento», agrega McGrath. Este movimiento ha tomado prestado muchas de las tácticas de los movimientos progresistas de las últimas décadas, con algunos caracterizándolo como el primer movimiento populista de ala derecha de estos tiempos. De repente, se ha insertado en la dinámica política nacional.
O sea, ya no es sólo un juego (el cual se puede ver en: www.usofearth.com/2011-obamas-coup-fails.php).