Patricio Montesinos

Rebelión

 

El gobierno de Estados Unidos no para en sus continuas campañas mediáticas contra Bolivia, para las cuales utiliza como instrumentos a la fraccionada y debilitada oposición de esta nación andina, y varios medios de prensa derechistas que actúan como partidos políticos.

En las últimas horas el régimen de Washington a través de su sede diplomática en La Paz instruyó evidentemente a sus mercenarios nacionales correr el rumor de que la Casa Blanca congelaría por cinco años las relaciones con el gobierno del presidente Evo Morales.

Las noticias sobre la supuesta intención de la administración norteamericana fueron difundidas inicialmente por el cotidiano derechista El Diario, el cual, por cierto, lo hizo luego que las autoridades bolivianas le anunciaron a ese medio que podría ser embargado si no paga los impuestos que debe al fisco, cuya suma asciende a casi 190 millones de dólares.

A la nueva cruzada orquestada contra Bolivia se sumaron inmediatamente varias voces mediocres de la oposición, las cuales se hicieron eco del reporte de El Diario, y sus especulaciones fueron incluso más lejos, al pronosticar que la eventual determinación de Washington aislaría al ejecutivo de Morales, del mundo, como si Estados Unidos fuera el Universo.

El objetivo del cacareo de los adversarios del proceso de Cambio en curso en este Estado sudamericano es crear preocupación en la población, y en aquellos que aun ven al régimen norteamericano como su amo, luego de prolongados años aquí de dominio imperialista a través de gobiernos entreguistas y neoliberales.

Pero nada está más alejado de la verdad que las informaciones y rumores lanzados en La Paz acerca de un supuesto congelamiento por Washington de sus nexos con Bolivia.

Bien conocido es en esta capital que la administración del mandatario Barack Obama lleva meses intentando, casi suplicando, que el ejecutivo de Morales le conceda el plácet a su designado embajador en esta nación latinoamericana, lo cual no ha conseguido hasta el momento.

De otro lado, es sabido que una retirada de Estados Unidos limitaría su accionar subversivo en Bolivia, y a su vez su público objetivo de tratar de destronar del poder en las venideras elecciones de 2014 al actual presidente, por su clara conducta antiimperialista y en favor de la integración de la Patria Grande.

Tampoco el régimen norteamericano es tan tonto de replegarse de un país con inmensos recursos naturales y un futuro económico próspero, además de una situación geopolítica que es vital para sus planes de desestabilización en Latinoamérica.

El murmullo engendrado por Washington, es solo eso, y si hablamos de congelamiento de relaciones, más bien es Bolivia la que ha puesto en la nevera a Estados Unidos por su conducta conspirativa e injerencista.