Es importante explicar las raíces, los detonantes, los gérmenes, los “procesos combustión” de los cuales emergerán las nuevas formas de la sociedad a la que aspiramos. Ante la crisis que estamos atravesando, nada más importante que explicar el por qué de las contradicciones; realizar análisis de las motivaciones del capital y sus lacayos representantes. Y eso, lo que creo debe explicarse y en lo que considero debería ahondarse, está quedando de lado.

No quiero decir que estamos en medio de una discusión repetitiva y estéril, pero algo de ello se siente. ¿Quién está marcando la pauta de la agenda? Y peor aún, ¿Cuál es la línea argumentativa que maneja nuestra dirección política a diario? ¿Se evidencia en esos dos puntos rasgos de un abordaje superficial de los problemas que hoy nos acaecen?

Estamos en pleno proceso de dos elementos de suma importancia dentro de las contradicciones de clase que pueden surgir en el desarrollo de una revolución. Por un lado, una guerra económica, en donde la falta de producción, el escaso desarrollo de las fuerzas productivas del país, y la actual coyuntura que ha generado el sabotaje en el acaparamiento y distribución de alimentos, amenazan con desestabilizar. Por otro lado, una guerra mediática que busca desprestigiar las instituciones o “la nueva institucionalidad” a la vez que tilda de ilegitimo al presidente electo, haciendo esto de forma solapada a través de las continuas pautas que le dan al candidato perdedor.

Pero en el fondo, estos dos focos que hoy intentan prender candela en el país, son expresiones de unas contradicciones superiores de dos modelos en pugna. Esas contradicciones hay que procesarlas y hacerlas digeribles para el pueblo. Ésta será la nica forma de hacerlas “razones de lucha” y de activación de ese poder popular que hoy, hay que decirlo, esta desmovilizado a partir de la confusión que ciertas acciones, sin explicación profunda, han generado.

Es el momento de re-tomar uno de aquellos principios tan enarbolados por el Comandante Chávez: La discusión, el debate de ideas. Sin embargo, veo que hay un cierto desdén hacia ese debate de ideas, o una falta de apreciación del momento coyuntural, el cual propicia eso de la discusión profunda, el ir a la raíz, el trascender la superficialidad de los hechos.

¿Cómo no explicar bien el por qué de una reunión con Cisneros y los Mendoza, acaso las bases populares no se podrían confundir? ¿Cómo no explicar el funcionamiento del imperialismo Norteamericano para poder entender en su justa dimensión el encuentro Capriles-Santos, más allá de la retorica desgastada que hemos estado utilizando? ¿Cuántos espacios se han generado para explicar la lógica del capital, y en él, la puesta en marcha de una guerra económica? ¿Cuántos esfuerzos verdaderamente instructivos se han hecho para desmontar el aparato ideológico y sus expresiones, formas y estrategias aplicadas para desprestigiar al Comandante Chávez, al presidente Nicolas Maduro y, en consecuencia, la Revolución Bolivariana?

Sé bien que esa es tarea de todos, sin embargo, no podemos caernos a cuentos. Quienes tienen mayor capacidad de alcance y quienes acceden a los medios de comunicación como la Tv y la radio, no están profundizando en los temas neurálgicos. No podemos caer en la pereza mental, en el desdén, en el desenfado, y menos aun, en el desatino.

Hoy más que nunca, en la televisión y en la radio necesitamos de compañeros como Vladimir Acosta, Javier Biardeau, Luis Britto, Roberto Hernandez, Antonio Aponte, y no sé qué tantos otros compañeros que, sin caer en personalismos, han hecho, y todo el mundo lo sabe, importantes aportes teóricos para la revolución. Es en este momento cuando hay que ponerlos a explicar bien y a profundidad que carajo es lo que está pasando aquí.

“A esta altura podemos preguntarnos, ¿qué es un cuadro? Debemos decir que, un cuadro es un individuo que ha alcanzado el suficiente desarrollo político como para poder interpretar las grandes directivas emanadas del poder central, hacerlas suyas y transmitirlas como orientación a la masa, percibiendo además las manifestaciones que ésta haga de sus deseos y sus motivaciones más íntimas. Es un individuo de disciplina ideológica y administrativa, que conoce y practica el centralismo democrático y sabe valorar las contradicciones existentes en el método para aprovechar al máximo sus múltiples facetas; que sabe practicar en la producción el principio de la discusión colectiva y decisión y responsabilidad únicas, cuya fidelidad está probada y cuyo valor físico y moral se ha desarrollado al compás de su desarrollo ideológico, de tal manera que está dispuesto siempre a afrontar cualquier debate y a responder hasta con su vida de la buena marcha de la Revolución. Es, además, un individuo con capacidad de análisis propio, lo que le permite tomar las decisiones necesarias y practicar la iniciativa creadora de modo que no choque con la disciplina” Ernesto “Che” Guevara.