Agencias



 

«Tony Blair debería ser juzgado por crímenes de guerra», ha afirmado Will Prince, que se ha manifestado junto a centenares de personas ante el centro de convenciones donde el ex primer ministro británico trataba de justificar su polémica decisión de meter a su país en la guerra de Irak.

«Es una guerra injustificable lanzada por razones injustificables», ha explicado Price, de 30 años, que blandía una pancarta con la palabra Bliar (contracción de Blair y liar, mentiroso en inglés) pidiendo que el ex jefe de Gobierno sea juzgado por crímenes de guerra en la Corte Penal Internacional de La Haya.

Unos 250 manifestantes se han congregado en esta mañana lluviosa en el centro de convenciones Isabel II, rodeado de un fuerte dispositivo policial. En primera línea, un grupo lucía caretas de goma de Blair y con las manos manchadas de falsa sangre, llevaban un ataúd negro en el que podía leerse «precio de la sangre». Un poco más lejos, una celda precaria encerraba a un falso Tony Blair enfrentado a sus declaraciones «falsas».

En el centro, David, un colegial de 13 años: «Quería pasarme antes de ir a la escuela. Hablamos de la guerra de Irak y de la comisión de investigación en clase», ha apuntado.

Clare Roberts, profesora de inglés, cree que, como primer ministro, «mintió deliberadamente. Me avergüenza que haya arrastrado a nuestro país a esta guerra».

«Voté por él y me arrepiento. Es un criminal de guerra», ha expresado Karen Jorgensen antes de gritar «Blair, criminal de guerra» y «Tony Blair, ¿dónde estás?, ¡quiero pegarte con mi zapato!».

 

«Representamos a los millones de personas que se manifestaron contra la guerra en 2003 (…) Todo lo que dijimos entonces resultó ser correcto», ha decalrado a la prensa Andrew Murray, presidente de la coalición pacifista Stop the War, que coorganizó la protesta junto con la Campaña por un Desarme Nuclear (CND). «El lugar de Tony Blair está en La Haya al lado de George Bush», ha afirmado.

Algunos familiares de los 179 soldados muertos en Irak también han asistido a la audiencia. «Me gustaría que (Blair) me mirara a los ojos y me dijera: ‘Lo siento’. Pero no tiene agallas», ha asegurado Theresea Evans, cuyo hijo Llywelyn falleció en Irak en 2003, en el primer día de conflicto.

Al inicio de la declaración, se ha leído una «lista muy corta» de víctimas del conflicto (civiles iraquíes, soldados británicos y periodistas), antes de una serie de discursos y un concierto.