Nairobi, mayo 2 de 2013.- Unas 258.000 personas murieron durante la hambruna que sufrió Somalia entre octubre de 2010 y abril de 2012, según un estudio publicado hoy y elaborado por la ONU. Sin embargo, las preocupaciones de los países de Occidente, que consideran a Somalia un «país fallido», se han centrado desde 2008 en el adiestramiento de militares locales, la persecución a los piratas en el Cuerno de África y la protección de sus barcos de pesca.

La Unión Europea estimó en 7.000 millones de dólares el impacto de la piratería somalí y se alió con la OTAN para desplegar la Operación Atalanta, un complejo de acciones militares desplegadas para asegurar el tráfico marítimo en la zona. En esta operación España se ha erigido como el segundo mayor contribuyente después de Francia, llegando a apotar una fragata, un avión de patrulla marítima y un buque.

Siendo cierto que las instituciones comunitarias destinaron fondos al apoyo humanitario, lo cierto es que el mayor esfuerzo contributivo se han dirigido a misiones de seguridad como la AMISOM; la EUTM, que forma militares somalíes en Uganda; o la propia Operación Atalanta. Operaciones desplegadas mientras en Somalia la hambruna y la sequía arrasaba a la población local.

Según el informe, en el que participaron, entre otros, la Unidad de Análisis de Nutrición y Seguridad Alimentaria de Somalia (FSNAU) de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), del total de fallecidos por la sequía y la consecuente hambruna, unos 133.000 fueron niños menores de 5 años. «Ahora tenemos una idea de la verdadera dimensión de esa tragedia humana», aseguró Mark Smulders, economista de la FAO, al subrayar la necesidad de extraer «lecciones de esta experiencia» para construir un «futuro más resistente». El número de fallecidos representa alrededor de un 4,6% de la población del sur y centro de Somalia, seis de cuyas regiones fueron declaradas por la ONU en estado de hambruna. De éstas, las más afectadas fueron las de Bajo Shabelle, Mogadiscio y Bay, indica el estudio.

«Ahora tenemos una idea de la verdadera dimensión de esa tragedia humana» En concreto, en Bajo Shabelle un 18% de los niños menores de 5 años murió a causa de la hambruna, cifra que desciende ligeramente hasta el 17% en Mogadiscio, y hasta un 13% en Bay. Asimismo, el informe apunta que los meses en los que se produjeron más muertes, unas 30.000 al mes, fueron entre mayo y agosto de 2011. «El texto confirma que deberíamos haber hecho más antes de la declaración (oficial) de la hambruna del 20 de julio de 2011», indicó hoy el responsable para Somalia de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), Philippe Lazzarini.

«Las advertencias, que empezaron con la sequía en 2010, no lograron la anticipación necesaria», apuntó en un comunicado Lazzarini, quien concedió que, «cuando se declaró la hambruna, una movilización masiva de la comunidad humanitaria ayudó a mitigar los peores efectos de esa crisis». Según el coordinador humanitario para Somalia, la OCHA está multiplicando los esfuerzos «para invertir en el pueblo y las comunidades de Somalia y romper así el ciclo de crisis y respuesta», y para que «Somalia nunca vuelva a sufrir una hambruna».

«Las advertencias, que empezaron en 2010, no lograron la anticipación necesaria»Otra de las causas del problema fue la dificultad para distribuir la ayuda humanitaria, debido al conflicto y la inseguridad en el sur del país, controlado en gran parte por la milicia radical islámica Al Shabab. Eso provocó un abrupto encarecimiento de los alimentos, como, por ejemplo, en la región meridional somalí de Bay, donde el precio del sorgo -que sirve para hacer pan y de pasto para animales- aumentó un 240% entre junio de 2010 y el mismo mes de 2011. FEWS Net garantizó la veracidad de las cifras y la solidez del estudio dada «la cantidad y la calidad de los datos» a los que tuvieron acceso para su elaboración, a pesar de «la natural imprecisión de estimar la mortalidad en emergencias».

El Cuerno de África se convirtió en 2011 en el foco de atención del mundo al padecer una de las peores hambrunas de su historia, que sumió en una crisis humanitaria a más de 13 millones de personas. Somalia fue el país que más sufrió el efecto de esa crisis, donde cerca de la mitad de su población, unos 3,7 millones de personas, padecieron la tragedia.