(Causas del “conflicto” – análisis de los resultados)
Teresa E. Hernández Bolaños
La inesperada muerte del Presidente Chávez ha cambiado abruptamente el futuro de Venezuela, la ha colocado en una coyuntura sumamente delicada. Venezuela a diferencia de cualquier otra nación ha perdido no solo a un presidente, sino a un líder y estratega geopolítico. Los acontecimientos políticos y las decisiones político-ideológicas de esta nación repercuten (como proyecto regional) en los reacomodos del escenario geopolítico de la región y del mundo. Esta especificidad política de la nación, sin duda, forma parte de las causas del “conflicto” que Venezuela enfrenta luego de la reciente elección presidencial del pasado 14 de abril.
Como sabemos, la ausencia física del Presidente Chávez obligó a una nueva elección presidencial para los próximos seis años, periodo que habría de gobernar. La solicitud expresa del Presidente Chávez a su pueblo y la lógica política del proyecto bolivariano, colocaron al entonces Vicepresidente y luego Presidente Asignado (durante octubre-abril), Nicolás Maduro, en la coyuntura de asumir, no solo la candidatura del Gran Polo Patriótico, que enfrentó a Henrique Capriles en la recién elección del 14 de abril, sino el liderazgo para la continuidad de un proyecto político al lado del indiscutible líder vivo Hugo Chávez.
Los acontecimiento que se han detonado después de que el CNE (Consejo Nacional Electoral) diera el primer boletín de resultados en la madrugada y los resultados totales el día 15, que dieron como ganador y Presidente Electo a Nicolás Maduro, se han venido llamando “conflicto” poselectoral. Dicho “conflicto” tiene que ser analizado y comprendido dentro y fuera de Venezuela desde varias aristas.
En primer lugar el “conflicto” no tiene, lo que yo llamaría, sustento real, es producto de causas ajenas a la realidad política del país y por lo tanto sembrado, creado, provocado por una derecha reivindicada con viejas prácticas fascistas que desde el 2002 y 2003 no se habían dejado ver con tanta intensidad. No es el resultado estrecho o no (casi dos puntos porcentuales Maduro por encima de Capriles), ni la legitimidad y legalidad del CNE, mundialmente reconocida por su sistema electoral extraordinariamente democrático y fiable, el origen o la causa de los acontecimientos; sino el diseño de una estrategia desestabilizadora cuyos alcances destellan hasta los Estados Unidos (tanto la OEA como los Estados Unidos apoyaron de inmediato un conteo de voto a voto, infundado legalmente, además de que este último se abstuvo de reconocer el triunfo de Maduro, cuando los resultados son claros).
Lo que no puede negarse es la intentona golpista (muertes y disturbios a manos de la derecha) que Capriles desea consolidar, tras una desestabilización en el país que pudiera justificar una intervención extranjera, específicamente Norteamericana so pretexto de “restablecer la paz y la democracia”, cuestión que golpearía fuertemente la unidad latinoamericana y caribeña y desestabilizaría el actual diseño geopolítico de la región, en creciente y ascendente consolidación progresista y antiimperialista.
Lo que también debe considerarse, es que los resultados estrechos y la toma de la presidencia por parte de Nicolás Maduro no han dividido al país, Venezuela es un país dividido desde hace décadas, el “Caracazo” lo hizo visible, el chavismo y Chávez le dio identidad y generó las vías de politización y ejercicio del poder de ambas perspectivas. Mas sin embargo, Chávez logró gobernar durante 14 años un país cuya realidad fue siempre la coexistencias pacífica de dos perspectivas, dos proyectos, dos bloques.
Las razones del estrecho margen del triunfo de Maduro sobre Capriles también deben analizarse como un hecho generado por una serie de condiciones. En primer lugar, Maduró enfrento una fuerte campaña mediática nacional e internacional que trató de desprestigiarlo, en torno a la muerte del Presidente Chávez que ponía en duda no solo la fecha de la muerte sino la manipulación de ésta para prolongar las nuevas elecciones. En segundo lugar, Maduro se enfrentó a una estrategia desestabilizadora con tintes visiblemente golpistas liderada por su contrincante, cuyas intenciones se dejaron ver desde la desaparición física de Chávez.
En tercer lugar, Maduro se enfrentó a una campaña de la derecha radical que mimetizo el discurso chavista y la propia imagen de Chávez pro bolivariana (El Comando Bolivar de campaña de Capriles es un botón de muestra) para camuflar una campaña que jalara votos; en cuarto lugar Maduro se enfrento a una campaña electoral en un escenario político-económico desfavorable, los altos índices de inflación y el desabasto que ha sufrido, sobre todo la clase media, visiblemente notorio a finales del año pasado; en quinto lugar, lo que todo el mundo sabe, Maduro no es Chávez, el liderazgo y presencia física de Chávez creo siempre frente a millones de electores seguridad y certeza, Maduro por el contrario enfrenta la duda o la orfandad.
Estas y otras características de tipo político-ideológico y de conducción del proceso, pueden responder por las razones del estrecho resultado, mismas que las fuerzas políticas de PSUV y del gobierno deberán analizar. Sin embargo, y pese a todo, Maduro logra el triunfo sobre Capriles y con él la ratificación de un proyecto de largo aliento que vive en Venezuela y continúa bajo la guía emblemática de Hugo Chávez Frías, que debe ser respetado.
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Doctorado en Estudios Latinoamericanos, UNAM México