«¡Invadamos la pista!», gritó una persona. «Hay que hablar con Obama», exclamó otra.
«Están repatriando a los estadounidenses y a los otros, nada», se enoja Charles Misteder, de 50 años. «El monopolio norteamericano debe terminar. Nos dominan y no nos dejan ir a casa. Tomemos la pista».
Los estadounidenses, a quienes las autoridades haitianas transfirieron la gestión del aeropuerto, son acusados de monopolizar la única pista para evacuar a todos sus ciudadanos en Haití (entre 40.000 y 45.000), lo que es desmentido por la embajada de Estados Unidos.
Otros permanecen desconcertados. «No pude avisar a mi familia que estoy vivo. La coordinación es cualquier cosa», dice Wilfried Brevil, agente de mantenimiento de 33 años.
«Quedé muy impactada, yo me salvé, los otros no. He decidido volver a Francia, no me queda más nada, y aquí estoy, bloqueada», agrega esta miembro de la Minustah.
La gestión del aeropuerto por parte de Estados Unidos creó tensiones diplomáticas después de que un avión con un hospital de campaña a bordo tuviera que dar vuelta atrás, mientras que los medios para tratar a los heridos escasean.
«Que un avión que transporta a bordo a un hospital de campaña no pueda aterrizar no puede ser posible», reaccionó el secretario de Estado francés para la Cooperación, Alain Joyandet. «Hubo un problema de coordinación y de discernimiento».
Joyandet dijo haberse quejado ante el embajador estadounidense Kenneth Merten, pero el ministerio de Asuntos Exteriores francés desmintió unas horas más tarde que se haya planteado una queja oficial.
«Decidimos en coordinación con la ONU y los haitianos», explicó Merten, tras recordar la necesidad de jerarquizar las prioridades: «está claro que hay un problema», reconoció.
Merten pone ante todo el hecho de que los estadounidenses fueron capaces de hacer que en 24 horas el aeropuerto, cuya torre de control había sido afectada por el seísmo, fuera utilizable.
Sobre el asfalto, cajas llenas de ayuda y vehículos esperan el amanecer. Allí también hay un «gran problema de coordinación», reconocieron las autoridades haitianas.
«Los haitianos no fueron advertidos de la llegada de los vuelos. Y cuando deben aterrizar, nadie se hace cargo y una gran cantidad de material llegó sin coordinación», constató un responsable del Gobierno haitiano, Michael Chancy.
El embajador estadounidense explica que hasta el sábado «no sabíamos dónde querían los haitianos instalar sus puntos de distribución» de la ayuda internacional.
Durante ese tiempo en las calles, supervivientes traumatizados y hambrientos piden a los extranjeros que ven pasar si no tienen alimentos para darles.