El secretario de Transporte, Ray LaHood, explicó que aunque están tratando de ahorrar dinero en nuevos contratos y otras variantes empresariales, “al final tendremos que reducir la plantilla de controladores aéreos, es decir del personal que guía nuestros aviones”.
El Secretario precisó que si el Congreso no logra un acuerdo para la reducción del déficit, su sector perdería unos 600 millones de dólares, debido a un recorte general dictado desde la Casa Blanca que sacará de las arcas federales 85 mil millones, desde este primero de marzo.
Durante los últimos dos años, el Ejecutivo y la bancada del Partido Republicano han estado embotellados en una dilatada controversia argumental, cuya meta es contrarrestar el abultado déficit presupuestario que ralentiza el repunte de la economía nacional desde 2009.
De no lograrse un pacto en el Congreso, a partir de marzo entrará en vigencia un embargo de capitales que congelará millardos de dólares en fondos, dirigidos especialmente a programas sociales e infraestructuras vinculadas al ámbito público.
En ese sentido, el presidente Barack Obama ha advertido al Congreso que los referidos recortes “disminuirán el ritmo de la economía y dañarán a la clase media”, así como también provocaran miles de de despidos injustificados.
“Los agentes de la Patrulla Fronteriza verán reducidos sus horarios (…), los controladores del tráfico aéreo y la seguridad aeroportuaria tendrán recortes, lo que significará más retrasos en los aeropuertos de todo el país. Miles de maestros y educadores serán despedidos”, auguró el Presidente, días atrás.
El propósito de Obama es que el Congreso apruebe un plan de corto plazo que combine reducciones de gasto y aumento de ingresos fiscales para evitar esos recortes, que en principio estaban previstos para primeros de año y quedaron aplazados en enero cuando se logró un acuerdo para impedir el llamado “precipicio fiscal”.