José Justiniano Lijerón
No sólo es característico de las derechas en campañas electorales, ofrecer el cielo y la tierra para cautivar a los votantes, lo hacen también las izquierdas o tendencias de izquierda, que en esta etapa luego del fracaso de las dictaduras y de gobiernos genuinamente neoliberales que han sido derrotados por las luchas de los pueblos, que en varios países de este continente, reclamaron acabar con el pasado y transitar a una nueva situación, que termine con tanto entreguismo y saqueo de nuestras riquezas naturales.
Pero al mismo tiempo en esas luchas y esos reclamos, de largo tiempo, está implícita fundamentalmente la necesidad y las ansias de esos pueblos por un verdadero cambio de las estructuras económicas, políticas y sociales de estas sociedades, o lo que es más claro, diáfano y sin temores de ninguna naturaleza, quieren un cambio, no del modelo económico, sino del sistema capitalista en su conjunto, hacia una nueva sociedad de iguales y sin ambages ni medias vueltas y sin contrabandos ideológicos, una sociedad socialista hacia el comunismo.
Los argumentos para sostener la necesidad histórica del cambio del sistema capitalista, son palpables y todos los sentimos en diario vivir o sobrevivir, aparte del desastre al que cada día lleva a la humanidad, por si fuera poco le podemos agregar uno mas, que ellos son el único peligro latente para la humanidad desde la existencia del ser humano, que en su larga evolución pasó por diferentes calamidades de la naturaleza y las vicisitudes de un largo transito desde las cavernas hacia la civilización, hasta que el hombre gracias a las luchas de sus pueblos se dio la necesidad de la declaración universal de los derechos del hombre y otros grandes acontecimientos en todos los ordenes del desarrollo de las sociedades, que con todas sus carencias e imperfecciones , marcaron una nueva etapa para la humanidad. Así mismo La larga historia registra una serie de guerras de conquistas, invasiones, imperios, etc.etc y luego de ese largo transcurrir surge la desgracia de la aparición del sistema capitalista, lo más refinado del adelanto de cómo explotar mejor y más rápido al hombre y la naturaleza, para satisfacer apetitos egoístas personales y de grupos hasta conformar un sistema que se adueña de las riquezas y del mundo. Atropellando y saqueando en nombre de la “democracia “y “la libertad” Desde hace un tiempo atrás a la cabeza de su principal operador los Estados Unidos.
Ninguno de las anteriores sistemas de desigualdades, abusos y saqueos por grupos dominantes, que han existido hasta el surgimiento del capitalismo ,pusieron en peligro la existencia de la humanidad ni del planeta, como lo hace hoy el sistema capitalista con su comandante los EUA y todos sus cómplices. ¿Quien se atrevería a negar este peligro inminente?
Sin embargo se está haciendo costumbre como caballito de batalla por algunos gobernantes, dirigentes, estudiosos y algunos que otros revisionistas de por aquí y por allá, todos ellos sabiendo a ciencia cierta lo que significa el sistema capitalista para el atraso y peligro de la humanidad, insisten en su pretensión de que es posible remozarlo y que dentro de los moldes del sistema capitalista, por obra y gracia del espíritu santo, se puede avanzar hacia un verdadero socialismo revolucionario hacia una sociedad comunista y para ello exponen o defienden, con membrete de “socialistas” medidas típicamente liberales o neoliberales, como recuperar o comprar empresas estratégicas saqueadas por largo tiempo por transnacionales, con el nombre de “nacionalización”, (si no hay negociados ni corrupción en este tipo de medidas, son buenas y necesarias,) pero no son medidas típicamente socialistas. Bonos a sectores sociales, reformas educativas, reformas de leyes, leyes para todo tipo y sabor, en algunos casos generalmente son consensuadas con los sectores derechistas para que los afecte lo menos posible o evitando confrontarlos. En fin, una serie de reformas que igual las puede hacer cualquier gobierno neoliberal que sea menos cavernario y que se de cuenta de que “para sacarle la sangre a alguien hay que darle de comer”.
Todas estas inquietudes no parecieran ser significativas para ponerlas en el tapete, pero siempre cuando hagamos el análisis o critica, sobre cualquiera de los procesos en desarrollo, debemos distanciarnos de las apreciaciones y furibundos ataques de las derechas y sus amos del norte, sobre las formas y esencias de los procesos que se desarrollan en contados países en América latina, que si bien no son típicamente socialistas y revolucionarios, no dejan de ser progresistas y de autodeterminación nacional, muy diferente a lo que es un gobierno derechista.
La excepción es Venezuela que brega afanosamente por una inicial transición hacia una nueva sociedad, en lo que concierne al traspaso del poder al pueblo a través de las comunas populares , su solidaridad integral política ,económica y ideológica con otros países del mundo ,sus medidas transparentes sobre la recuperación de sus hidrocarburos, la brega por la producción y su autonomía alimentaria, así como algo muy importante, como la distribución en un alto porcentaje de los alimentos para el pueblo, su plan gigantesco de dotar de viviendas a los más necesitados y sus inversiones millonarias en misiones sociales, sus inversiones en salud gratuita estatal, para todo el pueblo, alimentación gratuita a más de un millón de personas con las tres principales comidas diarias, etc. podríamos sostener que en la revolución bolivariana, hay premisas de una transición hacia el socialismo, ese que todos los pueblos queremos.
Uno de los indicios principales sobre un gobierno progresistas con tintes de izquierda, es cuando por principios y razones ideológicas, hace todo lo posible por gobernar para las mayorías, pero no solo eso ,sino lo más importante gobernar con ellos, y esta puede ser una de las principales causas por la que algunos procesos, desprendidos de las mayorías en las decisiones, creen que con vociferar a los cuatro vientos de que son “anti imperialistas”, “anticapitalistas”, ”anticolonialistas” y “patria o muerte” gobernando dentro de los parámetros del capitalismo, pretenden arribar a la igualdad usando la expresión de moda el “vivir bien”, pues se equivocan y saben que es imposible bajo el sistema solucionar todos los problemas del ser humano. Por más progresismo dentro del capitalismo, sólo con labia, no “aparece ni un pedacito de socialismo”.
Hay que ser honestos y consecuentes con los votantes, diciendo la verdad de sus auténticas intenciones , capacidades, voluntades e intereses o compromisos y no solo presentar proyectos de obras y planes que dentro de los moldes capitalistas, solo benefician al final al sistema que decimos combatir, no ilusionar a los pueblos con medias verdades de lo que debe ser un gobierno socialista o en transición hacia el socialismo, dejando definitivamente claro de que primero hay que construir y lograr la hegemonía de los asalariados y las mayorías en el poder, y no solo en el gobierno, para comenzar realmente a cambiar la sociedad, colectivizando la propiedad de la tierra, cambiar las relaciones de propiedad de los medios de producción, nacionalizar la banca y las empresas transnacionales del petróleo y la minería, previas auditorias de las defraudaciones que de seguro cometen en contra del Estado, para ver si corresponde alguna indemnización. Atreverse a tomar estas cuantas medidas principales en el orden económico, medidas revolucionarias en el orden social, político y cultural, jurídico etc. Reflejarán una superestructura que dará señales ciertas, de que hay un cambio en transición hacia el socialismo científico para la felicidad de las mayorías.
Todo lo demás que no contenga todas las medidas y hechos principales que significan el inicio del cambio de una sociedad, no es más que seguir arando en el desierto, al afanarse en copiar o inventar un sistema económico-político, que no sea ni capitalista ni comunista, eso es una brutal falsedad que la realidad y la historia seguirán demostrando , que de persistir en el intento a costa del sacrificio y a veces a la ignorancia de los pueblos con esa cantaleta, es seguir haciéndole un favor al sistema capitalista.
Para redondear estas inquietudes, es preciso dejar por sentado de que cuando las mayorías nacionales siguen apoyando este tipo de gobiernos, alguno más claros ideológicamente que otros, hay que estar con esas mayorías y si están equivocados, equivocarse con ellas, y contribuir al esclarecimiento de la situación, difícil tarea a emprender ya que esas reformas de alguna manera benefician a esas mayorías y a las derechas también, la diferencia es que cuando esas reformas las emprenden los gobiernos derechistas, solo los beneficia a ellos, sin importarles los demás, y cuando hay crisis las descargan en las espaldas de los pueblos. Y lo más importantes en este tipo de gobiernos reformistas de izquierda, es que los pueblos tenemos mayores posibilidades de luchar para profundizar los procesos en marcha y eso pasa que al reclamar mejores condiciones de vida y mejores salarios, nunca olvidemos las exigencias políticas, y que comprendamos gobernantes y gobernados que al subir salarios es imprescindible subir nuestras conciencias ideológicas y políticas, para así diferenciarnos por lo menos de cualquier gobierno neoliberal.
No es ningún delito cuando no hay otra alternativa verdaderamente revolucionaria en estas circunstancias, y ante cualquier retorno de gobiernos fascistas y pro burgueses, apoyados por el imperio norteamericano como nuestros principales enemigos, tener que apoyar, con sentido critico y defender al mal menor, hasta que los pueblos en lucha, puedan darse las condiciones de transitar con un gobierno verdadero de liberación nacional, hacia el socialismo verdaderamente comunista como necesidad universal.
Pese a todos nuestros gustos, sabores y preferencias políticas, es de una mezquina ceguera, considerar y calificar al gobierno especialmente de Venezuela, con cualquier desgobierno de la cuarta República y a los gobiernos de Bolivia y Ecuador con cualquier gobierno entreguista neoliberal del pasado inmediato, inclusive habría que tener algunos reparos respecto a los gobiernos de la Argentina, Brasil y Uruguay, poco decir sobre el gobierno de Humala en el Perú que se empecina por hacer buena letra al neoliberalismo, tampoco decir mucho sobre el gobierno derechista de Chile, que tiene la resistencia permanente de su pueblo, y los colombianos que son conscientes de los esfuerzos de Santos por tratar lavar la imagen del estado Paramilitar ,jugando a dos cartas en los diálogos con las FARC, no dudamos que el pueblo colombiano le pasará la factura de sus vaivenes pseudo democráticos. “Todo lo que el enemigo ataca, hay que defender y todo lo que el enemigo defiende, hay que atacar”.
*Es ex Dirigente de la Central Obrera Boliviana