Entrevista a Tomás Zayas, secretario general de la Asociación de Agricultores del Alto Paraná (ASAGRAPA)

Enric Llopis

Paraguay es otro “agujero negro” en la información internacional. Embutido entre dos potencias muy superiores (Brasil y Argentina) y sometido a la hegemonía estadounidense en la región, el país ha estado tradicionalmente controlado por una oligarquía, salvo el pequeño paréntesis que representó la presidencia de Fernando Lugo. El secretario general de la Asociación de Agricultores del Alto Paraná (ASAGRAPA), Tomás Zayas, denuncia la actuación de un ejecutivo, el de Federico Franco, que no sólo accedió al poder tras un golpe político (consecuencia de la masacre de Curuguaty), sino que gobierna al servicio de las multinacionales. “Monsanto y las empresas sojeras expulsan a campesinos e indígenas de su hábitat natural, lo que les condena a pasar hambre en las ciudades”, afirma el líder de ASAGRAPA.

La masacre de Curuguaty, en junio de 2012, se saldó con 17 muertos (11 campesinos y 6 policías) y 50 campesinos heridos ¿En qué situación se hallan los detenidos tras la represión que siguió a los hechos?

Sigue el curso de la investigación. Todo apunta a que serán condenados los compañeros detenidos, a pesar de que el Fiscal no tiene ninguna prueba contra ellos de que hayan disparado a los policías. Lo llamativo de caso que no se hace ninguna investigación sobre quiénes fueron los asesinos de los once compañeros campesinos. No se está investigando a los policías que realizaron las ejecuciones.

¿Fue un “montaje”, como se ha afirmado, para finiquitar la presidencia de Lugo? Si es así, ¿Qué intereses se ocultaban tras el golpe parlamentario contra el expresidente?

El gran beneficiario del caso Curuguaty es el Partido Colorado, que en 2008 perdió el poder después de 60 años de gobierno. Se produjo entonces la victoria electoral de Fernando Lugo. Para concretar, en el juicio político que acabó con la presidencia de Lugo (ocurrido tras la masacre de Curuguaty), los partidos tradicionales (Liberal y Colorado) se unieron para dividir a la Alianza Patriótica. Y con esa división existe la posibilidad de que el Partido Colorado recupere nuevamente el poder, en las elecciones generales que se celebrarán en abril de 2013.

¿Qué ha representado para los movimientos sociales, y singularmente para las organizaciones campesinas, el acceso al poder de Federico Franco, quien ha recuperado términos como “subversión” o “insurgencia” (habituales, por lo demás, en la dictadura de Stroessner?

El gobierno de Franco, a pesar de la falta de reconocimiento del Mercosur y los gobiernos de países vecinos, se caracteriza por ser un gobierno conservador que ha dado marcha atrás en todas las medidas sociales implementadas durante la presidencia de Lugo. Federico Franco no sólo empieza a utilizar conceptos como “subversivo”, sino que manda a policías vestidos de civiles en los desalojos de campesinos que han ocupado propiedades privadas.

¿Ha vuelto Paraguay a los “años negros” de la dictadura de Stroessner, quien calificaba al país como “el más anticomunista del mundo”?

Hasta el momento, se han adoptado medidas económicas de corte neoliberal. Además, el gobierno está recurriendo a los bonos del tesoro y el endeudamiento público es cada vez mayor. La represión es cada vez más violenta. Por ejemplo, hace poco fue desalojada una familia de Ciudad del Este, en el Departamento del Alto Paraná. Al efecto se movilizaron nada menos que 200 efectivos policiales. Los vecinos se solidarizaron con la familia desalojada, lo que dio lugar a una dura represión, con un resultado de más de 20 heridos.

El 40% de la población paraguaya vive en zonas rurales. Además, el 80% de las tierras están concentradas en manos del 2% de los propietarios. ¿Cuáles son las principales aspiraciones del movimiento campesino?

La principal aspiración de las organizaciones campesinas continúa siendo la reforma agraria y la recuperación de las tierras “malhabidas” que, según investigaciones y documentación presentada por la Comisión de Verdad y Justicia, representan más de 7 millones de hectáreas. Planteamos además la defensa de las comunidades campesinas e indígenas, así como un desarrollo rural sostenible desde un enfoque agroecológico.

¿Cuál es el papel de la organización ASAGRAPA, de la que eres secretario general, dentro del movimiento campesino?

Se trata de una organización campesina de pequeños agricultores y de campesinos sin tierra, que actúa en la triple frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina. Como organización, realizamos trabajo de acompañamiento en la lucha por la tierra. Nuestra estrategia consiste, asimismo, en plantear la construcción y reconstrucción de las comunidades campesinas e indígenas. Otro punto esencial es la defensa de la agroecología como un sistema de vida integral, además de la relación armónica entre el ser humano y la naturaleza. También trabajamos actualmente en el fortalecimiento de la organización para el nuevo escenario que surja tras las elecciones de abril de 2013.

Pablo Stefanoni señala, en un artículo en Página 7, que en Paraguay los terratenientes nativos y los brasiguayos (hijos de brasileños nacidos en Paraguay) controlan sus haciendas a punta de escopeta. ¿Cómo materializar la reforma agraria?

Es cierto lo que dices respecto a la actuación de los latifundistas. De hecho, la mayoría de ellos tienen sus ejércitos privados. Por eso la reforma agraria es básicamente una reivindicación política y democrática que depende de la correlación de fuerzas, es decir, del flujo y reflujo del movimiento de masas. Los latifundistas son parte de una “rosca” mafiosa. Controlan numerosas propiedades que tienen títulos “fabricados”, y que a su vez les sirven para estafar a extranjeros o bancos privados. Éste es el contexto en el que actuamos. Las pocas tierras que están en nuestro poder son tierras que hemos conquistado. Hoy existen, en manos de los pequeños productores, 2 millones de hectáreas de tierra distribuidas en 240.000 fincas, de las que más del 60% no cuentan con título de propiedad.

Recientemente, unos sicarios asesinaron al dirigente campesino, Vidal Vega, quien realizaba trabajo de apoyo a los familiares de las víctimas de Curuguaty. ¿Puede acercarse Paraguay a una realidad como la colombiana?

Al parecer, el caso de Vidal Vega responde a una quema de archivo; pero lo fundamental es que se trata de un testigo clave en el caso Curuguaty, y que podía haber aportado mucha información para aclarar lo que ocurrió realmente. Por eso le eliminaron. La muerte de Vidal Vega es todo un síntoma. Supuestamente, hubo todo un plan para provocar la masacre de Curuguaty, lo que sirvió al Partido Colorado para conseguir el juicio político a Lugo y dividir la Alianza Patriótica. Ahora existen muchas probabilidades de que la situación se vuelva más insegura y peligrosa en el campo. Si los “colorados” vuelven al poder, tendremos seguramente un gobierno neofascista. Por lo demás, el caso Curuguaty fue el más grave en los últimos tiempos, tras el “marzo paraguayo” de 1999, cuando murieron siete jóvenes frente al Congreso en defensa de la democracia y contra el fascismo.

Se habla de una remilitarización del país. ¿Cuál es el peso de Estados Unidos y de la CIA en la política paraguaya?

Los yanquis y la CIA desempeñan un papel estratégico en la política paraguaya. También ha sido así para la destitución de Fernando Lugo. En realidad, no se percibe la presencia física de militares norteamericanos en Paraguay, pero existe la influencia. Así, el plan de combate al crimen organizado se desarrolla basándose en el Plan Colombia. La promulgación de la Ley Antiterrorista sigue las orientaciones de la CIA. Dado que los gobiernos progresistas tienen una influencia creciente en la región, resulta esencial para el imperio contar con una base de operaciones y un gobierno dócil. Por lo que parece, piensan en Paraguay.

Otra potencia con gran influencia en el país es Brasil. ¿Podría servir de contrapeso, en un momento dado, a la presencia estadounidense?

Brasil puede también tener un rol estratégico. Tiene intereses de mucho peso y grandes negocios en Paraguay. Por ejemplo, la Itaipú Binacional o la presencia de más de 200.000 propietarios de tierra y productores de soja. Es muy importante saber si apoyará o no, y de qué manera, al ejecutivo que surja de las próximas elecciones. Además, Brasil es una potencia económica que compite con el imperio y que, ciertamente, prefiere contar con gobiernos aliados en el MERCOSUR. Esto vale también para Paraguay. Por ello, podría molestarles un gobierno de derecha conservadora tras las próximas elecciones pero, insisto, más bien por la defensa de sus propios intereses.

¿Cómo influyen en la realidad de Paraguay actores como Monsanto o los grandes de la soja (40% del sector exportador del país) y la agroindustria?

Monsanto y un puñado de empresas multinacionales disponen de un enorme poder económico y político, que utilizan para influir y manipular a los organismos del estado. Y, sobre todo, para defender los negocios que controlan en el país. Este control lo ejercen sobre todo en la zona fronteriza y parte de las tierras más fértiles del país, así como en el acuífero Guaraní. Me refiero a los territorios de San Pedro, Canindeyú, el Alto Paraná, Caaguazú, Caazapá e Itapúa, donde la principal producción es la soja.

¿Cómo afecta este dominio de las transnacionales en la vida de las comunidades campesinas e indígenas?

Las empresas sojeras invaden las comunidades campesinas e indígenas, destruyen su hábitat natural y contaminan el medio ambiente y el agua. Se comenta que en alguna zona el agua superficial no sólo está contaminada, sino ya envenenada. Pero esto no se quiere publicar por el peligro que representa hablar de estas cuestiones. Hace tiempo que estos hechos provocan el hambre y la expulsión de los indígenas. Es más, las calles de las grandes ciudades están repletas de indígenas pidiendo limosna para sobrevivir, chicas indígenas prostituidas y niños endrogados.

Por último, en abril de este año están previstas las próximas elecciones presidenciales en Paraguay. ¿Cuál es el horizonte para la izquierda? ¿Ves perspectivas de un nuevo gobierno progresistas?

Opino que están en disputa dos proyectos. Uno de carácter conservador-liberal (el del actual gobierno) y un segundo, también conservador, pero con tintes neofascistas (el del Partido Colordado). Ambos son iguales en lo económico. En el otro lado, se sitúa el proyecto del frente popular, del que la principal figura es el ex presidente Lugo. Pero a causa del oportunismo de diferentes sectores de la izquierda, sus perspectivas resultan escasas, aunque finalmente pueda haber una sorpresa. Existe la posibilidad de conseguir la elección de varios parlamentarios en el Congreso. Por lo demás, las elecciones de abril serán muy importantes para el imperio y la burguesía. Para el sector popular, lamentablemente, hay que asumir que los dueños del capital controlan la cuestión electoral.