«Los cuerpos, la gente, ellos mismos han sacado los cuerpos y los han dejado allí», en la calle a la espera de que sus familiares puedan reconocerlos, relató vía telefónica la reportera Madeleine García.
Según la periodista, la desesperación se ha apoderado de los miles de sobrevivientes de la catástrofe, que han levantado refugios improvisados con palos, sábanas y bolsas plásticas, ante el temor de regresar a sus hogares, casi todos desplomados. El hambre y la sed los rodean y la ayuda humanitaria es escasa, pues es muy difícil que lleguen los suministros a una ciudad abarrotada de escombros y cuyas calles están agrietadas.
«La gente toda está en la calle en refugios que ellos mismos están haciéndose para poder atenderse entre ellos mismos (…) las personas están desesperadas porque no hay alimentación (…) Vimos a la gente que ha sobrevivido con mucha hambre, mucha sed (…) las calles están rotas, los edificios se desvanecieron», añadió.
Por ahora, una de las necesidades más urgentes es la de la asistencia médica, indicó García.
«Se necesita mucha presencia médica, muchos paramédicos, también se necesitan personas que puedan ayudar a rescatar y bolsas para poder meter los cuerpos que se mantienen tirados», en las vías.
«La situación es de desolación, tristeza, llanto», detalló vía telefónica la corresponsal de teleSUR, quien arribó al país más pobre de América a bordo del avión militar que Venezuela envió este miércoles con toneladas de ayuda humanitaria y personal técnico especializado en situaciones desastre. Estos equipos realizaron un recorrido por Puerto Príncipe para saber cómo actuarán.
Tan sólo este miércoles se registraron al menos tres nuevas réplicas, aseguró la periodista, que las sintió mientras se encontraba en uno de estos refugios informales.
«Estábamos en uno de los refugios levantados por la propia gente y tembló, otra vez, y la gente salió corriendo, ha pasado como tres veces el día de hoy», dijo García y explicó que el nivel de pérdidas humanas será considerable, pues en la capital hay todo un barrio destruido, y en Haití se calcula que en cada casa viven unas 10 personas.
Dominicana tiende la mano
Decenas de heridos, como consecuencia del sismo que dejó en ruina al pueblo haitiano, llegaban seguidamente este miércoles al hospital de Jimaní, capital de una pequeña provincia al oeste de República Dominicana, después que el presidente de éste país, Leonel Fernández, habilitara los centros de salud fronterizos con Haití.
Desde Puerto Príncipe, la capital hatiana, desfilaban autobuses que llegaban al hospital General Melenciano. Niños mutilados, decenas de hombres y mujeres con extremidades o el cráneo fracturado eran algunos de los diagnósticos de los enfermos.
Quienes se encuentran en un estado de mayor gravedad, hacen escala en Jimaní y tienen que seguir su ruta hasta la capital, Santo Domingo, donde podrán ser atendidos en centros mejor equipados.
En Jimaní, una pequeña ciudad de apenas 11 mil habitantes, ubicada en la provincia de Independencia, se instaló además un puesto de control para coordinar las operaciones de ayuda humanitaria para Haití, país con el que República Dominicana comparte la isla La Española.
A Jimaní se trasladaron camiones con agua y comida, además de algunas cocinas con destino final a Haití, para dispensar hasta 10 mil raciones diarias para los haitianos que han perdido todo.
Dominicana ha manifestado su apoyo trasladando, además, personal médico a Puerto Príncipe.
Autoridades militares y policiales también se han movilizado para reforzar los cuerpos de rescate que continuaban la búsqueda de sobrevivientes entre los escombros.