Jiuvant Huérfano
Para la mayoría los medios de comunicación son herramientas que permiten tener informada a la sociedad sobre temas de interés y, para otros, es un medio para obtener recursos económicos y posicionar tendencias políticas. En torno a esas dos grandes variables descansa en buena medida la discusión sobre el tema.
Si bien es cierto que la sociedad necesita estar informada, no es menos cierto que quienes establecen los temas a difundir no es precisamente el público receptor, sino más bien los dueños de los medios de comunicación, quienes tienen como principal objetivo maximizar sus intereses económicos-políticos.
No olvidemos que más allá de la connotación que se le atribuye de “medios de comunicación social”, estas son empresas mercantiles que tienen como fin acumular capital. Ello no debe sorprendernos, ya que es la naturaleza de una sociedad mercantil.
El problema no radica necesariamente en la maximización de sus ingresos, sino en la multiplicidad de roles en la que se involucran. No solamente se comportan como empresas mercantiles, sino también como actores políticos-partidistas.
Allí se originan los grandes problemas, entre otras razones, porque hacer política-partidista-ideológica con herramientas tan poderosas es una ventaja incalculable, para cualquiera que las posea.
Para los gobiernos, (que son los administradores del espacio radioeléctrico y garantes de la libertad de expresión e información) es un asunto de interés público de altísima sensibilidad social en el que debe velar por garantizar que la ciudadanía no sea mal informada.
El tema no deja de ser delicado, contradictorio y confuso, así como también es impostergable el control y la regulación. No se puede tolerar que corporaciones de medios de comunicación difundan informaciones descontextualizas y/o distorsionadas, que construyen “burbujas comunicacionales” falsas con la única intención de crear matrices de opinión que favorezcan sus interés, pero además que golpeen sin piedad, ni ética, el estado emocional de una nación que se encuentra sensible y consternada por el estado de salud de su Presidente.
El autor es: Politólogo
jghuerfano@yahoo.es