A través de un informe, titulado “Un comercio que aleja la paz”, las ONGs denunciaron que los países de la UE compran quince veces más los productos de los asentamientos del régimen de Israel que los de Palestina.
El informe, que explica “cómo Europa ayuda a sustentar los asentamientos ilegales israelíes”, compara la cifra de importaciones de productos israelíes con los de palestinos y critica la “incoherencia” de la política del bloque comunitario.
Detalla también que los mercados europeos importan cada año 230 millones de euros de la producción de las colonias israelíes; cifra que contrasta con los 15 millones de euros de los productos que se manufacturan en Palestina.
“La UE gasta cientos de millones de euros todos los años en ayudar a la construcción de un Estado palestino, pero luego socava esta misma ayuda mediante el comercio con los asentamientos ilegales”, afirma la exparlamentaria británica Phyllis Starkey, administradora legal de la ONG “Medical Aid for Palestinians”.
La UE y el régimen de Israel firmaron en 2005 un acuerdo por el cual los productos fabricados en asentamientos israelíes serían etiquetados de manera distinta a otras mercancías exportadas a Europa; sin embargo, según este informe, la mayoría de los países europeos, incluida Francia, no lo hacen y permiten que los consumidores compren productos sin saber su procedencia.
“Han fracasado a la hora de que los productos (de las colonias) sean correctamente etiquetados, lo que deja a los consumidores sin saber cuál es su verdadero origen”, indicaron ONGs, como la Christian Aid de Gran Bretaña e Irlanda o la Federación Internacional por los Derechos Humanos (FIDH).
La coalición de ONGs sostuvo que la compra de productos de asentamientos israelíes facilita a los colonos su presencia en el mercado internacional, mientras que la economía de Palestina se enfrenta a muchos problemas debido a las rigurosas restricciones impuestas por el régimen de Tel Aviv que corta el acceso de los palestinos a mercados y fuentes.
“Los productos de los asentamientos en Cisjordania son fabricados a expensas de la demolición de casas, la confiscación de tierras y la ocupación militar”, manifestó Souhair Belhassen, presidenta de la FIDH.
Asimismo, hizo hincapié en que ya es hora de que los Gobiernos europeos pasen de “la condena retórica de los asentamientos” a garantizar como mínimo el derecho de elección de los consumidores.