Ria Novosti
El documento, que surge en medio de las duras críticas de los organismos internacionales de derechos humanos contra Rusia, está dedicado exclusivamente a la situación en EEUU, país con que Rusia tiene numerosos asuntos problemáticos pendientes pese al llamado “reinicio” en las relaciones.
Según una fuente de la Duma de Estado de Rusia, la Cancillería rusa señala en el documento que centenares de miles de niños estadounidenses son víctimas de abuso, en algunos casos, con desenlace letal (1,6 mil muertes en 2010) y que además, los castigos corporales se consideran legales en 19 estados de EEUU, mientras que en algunos centros docentes se practica el “tratamiento” de menores con electrochoque.
Un capítulo aparte del informe está dedicado a los casos de violencia contra los menores rusos adoptados por familias estadounidenses.
Citando unas ONGs norteamericanas, diplomáticos rusos señalan que “uno de 100 policías (estadounidenses) se ve involucrado en abusos, incluyendo acoso sexual, actos depravados y violaciones”.
“EEUU sigue siendo un país con mayor número de reclusos, que asciende a 2,2 millones de personas. Todavía está pendiente el asunto de prisiones secretas de la CIA en Polonia, Afganistán, Irak, Tailandia, Marruecos, Yibuti, Rumania y Lituania”, dice el documento.
Los autores del informe critican asimismo las leyes de EEUU que permiten a los servicios secretos realizar inspecciones de toda clase de correspondencia electrónica de tanto extranjeros como ciudadanos estadounidenses sin orden judicial lo que se tradujo en un drástico aumento, en un 3.000% en 2004-2007, de los mensajes electrónicos revisados por los autoridades.
Al mismo tiempo, indica el documento, en EEUU se observa el aumento de presión sobre empresas vinculadas con los contenidos web. “El número de solicitudes para eliminar contenidos remitidas por las autoridades a solo la empresa Google en julio-diciembre de 2011 aumentó un 103% en relación con el período anterior”, dice el informe.
El servicio diplomático ruso expresó también su preocupación con el endurecimiento de las leyes relacionadas con los medios de información masiva y las medidas severas de la policía hacia los periodistas que cubrían acciones de protesta en ciudades de EEUU.