Alfredo Oliva – Aporrea
6 de octubre de 2012.-La publicidad es un mundo dominado por la irracionalidad capitalista, en el que, la Pachamama, la madre naturaleza es un recurso para la locación, donde paradójicamente se pueda grabar un “spot” que promueva un producto que la destruya.
Al igual que en el cine y la televisión, en la publicidad, la imagen tiene un peso determinante, decisivo, que si se complementa con textos y/o diálogos de calidad, logra un gran impacto emocional en sus segmentes o población objetivo.
La imagen “impacta más por la emoción que por la razón” ese es el secreto de su poder.
En el mundo del periodismo, las empresas mediáticas la noticia tiene un lugar sobresaliente.
Ahora bien una noticia sin imágenes solo se excusa por su inmediatez en el contexto de la competencia mediática. La imagen da credibilidad emocional a un titulo. Una noticia sin imagen, deja la puerta abierta a la duda.
En el momento que se selecciona una imagen, esta tiene una carga ideológica, una intencionalidad, las imágenes no son inocuas, mucho menos inocentes.
Por ejemplo si un periódico titula:
La Avalancha Bolivariana llega a Caracas
Pudiéramos imaginarnos que se acompañaría con imágenes como estas:
Pero “El País” tituló: La “Avalancha Bolivariana” llega a Caracas
El periódico Entrecomilló el título, quien lee solo el título pudiera pensar que lo hizo por citar textualmente o por ironía.
Pero al ver y detallar la imagen que acompaña la noticia no cabe dudas el periódico, los sicarios mediáticos ironizan, se burlan, no hay dudas: “El País” de España ataca a Chávez y estafa a sus lectores.