Antiguo secretario del Tesoro durante la Administración de Bill Clinton y ex presidente de la Universidad de Harvard, Summers trabajó a tiempo parcial como director ejecutivo de D. E. Shaw tras dejar esa universidad. Cuando Obama ocupó la Casa Blanca el 20 de enero, Summers se convirtió en su consejero económico.
Además de los significativos ingresos provenientes de Harvard, el consejero cobró por conferencias, 67.000 dólares de J. P. Morgan; 45.000 de Citigroup; 135.000 de Goldman Sachs y 67.000 de la hoy difunta Lehman Brothers, que quebró durante la crisis de las hipotecas de 2008. También cobró 90.000 dólares por otra conferencia ante miembros de una organización de bancos mexicanos. En 2006, Summers se convirtió en director ejecutivo de D. E. Shaw, uno de los mayores fondos de riesgo del mundo con activos por más de 30.000 millones de dólares.
Como presidente del Consejo de Asesores Económicos, Larry Summers es quien lleva la voz cantante en las políticas adoptadas por la Administración Obama para revertir la recesión que sufre Estados Unidos, reconstruir el sistema financiero y ayudar a salir de la crisis global.
Obama se comprometió durante su campaña electoral a cerrar el acceso de los lobbies a la Casa Blanca en un intento de reducir cualquier influencia de las grandes corporaciones sobre el ejecutivo. Esta declaración de principios no afecta a Summers ya que nunca estuvo registrado como tal.
El portavoz de la Casa Blanca, Ben LaBolt, aseguró ayer que estos pagos no representan un conflicto de intereses ya que Summers es «uno de los más distinguidos y reconocidos economistas del país». «Por supuesto», añadió LaBolt, «desde que se unió al equipo de la Casa Blanca cumple con todas y cada una de las estrictas normas que se exigen a todos sus empleados y no tendrá nada que ver con nada que afecte a D. E.Shaw durante dos años».
Las ganancias de otros altos cargos de la Administración también se hicieron públicas el viernes en un gesto de transparencia. Así, David Axelrod, principal consejero de Obama, declaró un salario en 2008 de casi 900.000 dólares de su consultora AKP&D, otros 500.000 de beneficios por ser socio y otros 152.000 dólares de otra compañía suya, ambas vendidas por tres millones de dólares antes de unirse a Obama.