Aníbal Martínez (*)

 

Las medidas económicas adoptadas por el gobierno de la presidenta Cristina Fernández han impactado profundamente en el individualismo-ombliguismo que caracteriza a todos los sectores medios de la Argentina.

 

La autopercepción de ser autosuficientes e independientes aspirando al mismo tiempo a desear pertenecer a las clases altas, pero viviendo una realidad  «clasemediera», ha alienado a quienes favorecidos por las polítcas económicas de Néstor y Cristina Kirchner, se ven hoy -guiados por el bombardeo mediático- casi que al borde de ataques de pánico colectivos y alucinaciones dolarizadas cercanas a disociaciones psicológicas masivas.

 

Creer que cuando al país parece irle mal atribuierle la culpa al gobierno, pero cuando las cosas andan bien atribuírselo a uno mismo, es como mínimo, de una necedad y negación de la realidad pocas veces vista en estos últimos tiempos.

 

El estado de irrealidad los lleva a comparar el actual momento con el dramático 2001 o con otros momentos históricos trágicos para nuestro pueblo, agitado desde los medios de comunicación que asesorados por laboratorios mediáticos intentan fogonear con ”cacerolazos” situaciones que de ninguna manera configuran una crisis económica.

 

Esta misma clase media -que viaja a la hundida Europa- favorecida por las políticas económicas de Cristina, es la misma que despotrica contra ella, pero viaja y gasta sus euros y dólares para subsidiar el modelo económico (que votaron al votar a Macri y sus derivados) y al radicalismo (y sus derivados), es decir el mismo modelo de Felipe González, Aznar-Rajoy-Zapatero, Berlusconi- Zarkozy-Papandreu, Cameron, Obama: neoliberalismo.

 

Ahora que sus dirigentes y gurues económicos fugaron y remesaron miles de millones de dólares a Estados Unidos y la UE, se “crispan” cuando ven que ya no pueden conseguir sus dólares para “ahorrar” sin importarles el resto del país que trabaja y consume en su propia Patria, lejos de los «placeres turísticos» extranjeros  impulsados por el consumismo idiota.

 

Felizmente, tenemos un gobierno que sabe manejarse en situaciones de crisis (como la atravesada desde el 2003 con Néstor y 2008 con Cristina) y que nuevamente nos llevará a puerto seguro después de atravesar mares tormentosos generados por el capitalismo salvaje, que azota a los centros de la economía mundial y castiga a los sectores medios y bajos de Europa y Estados Unidos, el nuevo enemigo de los monopolios transnacionales globales.

 

(*) Lic. en Economía