Sergio Barrios Escalante
(“A History of Civilizations”: Fernand Braudel; Pinguin Books, 1995, p. 10).
“Ninguna civilización puede sobrevivir sin movilidad…”, nos dice Braudel en su monumental obra (gran parte de la cual escribió durante los años de confinamiento en un campo nazi de concentración). Por ello resulta un tanto curioso que el nombre del artefacto norteamericano enviado recientemente a Marte hay sido bautizado con el nombre “curiosidad”.
Llama la atención además, el hecho de que se repare muy poco en el trasfondo real detrás de éste tipo de gestos. Como bien lo define el citado autor e historiador, es la necesidad (y no la “curiosidad”), la que a lo largo de la historia ha decidido la constante movilidad que muestran las civilizaciones (e imperios).
Pero en esto del artefacto aterrizando y desplazándose en Marte existe también otro aspecto curioso. Resulta que dicho proyecto, cuyo costo según algunos analistas asciende a los US $ 2,500 millones de dólares (1), se esté desarrollando en estos precisos momentos, en los cuales la economía líder del bloque hegemónico Occidental (la norteamericana), se encuentra al borde de la quiebra (2).
Una quiebra que al menos en lo moral ya está consumada. Lo confirman analistas de la talla de Joseph Stiglitz, quien en su reciente artículo “El precio de la desigualdad”, escribió: “En EEUU el dinero es más importante que la democracia” (3).
Ello me da pie para otro aspecto importante que deseo resaltar. Si algún dinero es importante en EEUU es el dinero del complejo militar-industrial. En tal sentido, “Curiosity” no es un proyecto con propósitos estrictamente civiles, ni humanitarios, altruistas ni culturales.
Es una rama, una parte del enjambre de ambiciosos proyectos de expansionismo norteamericano, el cual no sólo nos obliga a hablar ahora en términos de “La nueva división o reparto imperial del espacio interestelar”, sino además, obliga a los ciudadanos de ese país-imperio, a aceptar las prioridades de su gobierno. Deben aceptar ahora que hay cosas más importantes que la estrepitosa caída de las clases medias en los estratos de pobreza, y de la caída de los estratos pobres en la precariedad.
“Curiosity” representa un alarde de adelanto y maravilla tecnológica, pero desde la perspectiva de otro gran historiador (ésta vez se trata de Eric Hobsbwam), en una de sus portentosas obras nos dice lo siguiente: (…) “la guerra, o la preparación para la guerra, ha sido el factor fundamental para acelerar el progreso técnico” (“Historia del Siglo XX”: E. Hobsbwam, Editorial Crítica, Barcelona, 1995, p. 55).
Si algún dinero es importante en EEUU es el dinero de (y para) la guerra. Es el creciente y desbocado militarismo lo que en estos momentos encarna la prioridad número de esta nación-imperio y de sus aliados dentro del bloque hegemónico occidental.
Histerismo militarista o militarismo histérico
Y es que hasta el más despistado puede apreciar con suma facilidad como los principales dirigentes del imperio norteamericano (o quizá meros voceros de quienes desde la oscuridad detentan el poder real), vienen mostrando en los últimos meses un afiebrado histerismo militarista.
Gente como el presidente Obama, la Secretaria de Estado Hillary Clinton, el Secretario de Defensa y Jefe del Pentágono Leon Panetta, entre otros, exudan odio, ansias de guerra y cada día lo evidencian con mayor descaro, sin ambages.
Su mantra es “destrucción”. En el caso de Obama, poco a poco ha ido “sacando las uñas”. Durante las primeras fases de la mal llamada “Primavera Árabe” (en realidad una sucesión de rebeliones alimentadas con fuerte injerencia externa mercenaria), el mandatario se mantuvo a prudente distancia y con la boca cerrada. Pero en los últimos meses, en particular, frente al caso de Siria e Irán, se ha desatado sin pudor, y entre otras medidas injerencistas, ha aprobado la intromisión directa de la CIA en el conflicto Sirio en favor de los golpistas y mercenarios antigubernamentales (4).
En cuanto a la señora Hillary Clinton, desde hace casi un par de años se ha ido transformando en una especie de vocera apocalíptica (en éste caso, de los llamados “jinetes de la guerra”), amenazando sistemáticamente a los dirigentes de Túnez, quienes finalmente fueron derrocados; a los líderes libios, que también corrieron igual suerte, y ahora, con su acostumbrado y extraordinario fervor guerrerista, amenaza de nuevo en el caso sirio (5).
En cuanto al señor Panetta, en recientes declaraciones dadas a la cadena televisiva CNN, en el contexto de su reciente gira por el Oriente Medio a inicios de agosto, ha dicho con voz tronante: “Mi recomendación a Assad es que se vaya al infierno” (6).
Lenguaje de guerra total y abierta. Ningún tratamiento diplomático y completo desconocimiento del orden jurídico internacional. Es el lenguaje nuevo de la “globafascistización” (7).
Los últimos días de la humanidad
Estos son “los últimos días de la humanidad”, escribió en Viena el escritor satírico Karl Kraus (8), cuando se iniciaba la I Guerra Mundial en 1914. Ahora sabemos que no era el fin, pero en aquel entonces lo parecía. Según las fuentes consultadas por Hobsbawm, la primera conflagración mundial significó el sacrificio de 10 millones de vidas. La II Guerra Mundial representó otros 54 millones de vidas (9).
¿Cuántas vidas arrebatarán la III conflagración mundial? ¿Repetiremos con Kraus aquellas palabras suyas?
Ya estamos en la Tercera Guerra Mundial
Preguntarnos acerca del número total de vidas que serán arrebatas durante la 3ª. Gran Conflagración no es hablar en tiempo futuro. De hecho, tal y como lo han manifestado numerosos analistas con plena solvencia moral e intelectual (Daniel Estulin, Fidel Castro, Michel Chossudovsky entre los más destacados), ésta ya se ha iniciado, por tanto, hablar de la III Guerra Mundial es hablar del presente.
Otra cosa muy aparte es que mucha gente, por causa de las Olimpiadas, de Hollywood o de lo que sea, aún no se ha percatado del infierno en el que apenas estamos entrando.
Sin embargo, para aquellos que no reconocen el estallido de una guerra hasta que no empiezan a ver el fuego y el humo, también para ellos ya existen suficientes evidencias. Nagham Salman, por ejemplo, quien es jefa de proyectos europeos de investigación y analista política especialista en asuntos de Medio Oriente, proporciona suficientes elementos de juicio para inferir que en definitiva, en estos momentos se están enfrentado en las calles de las principales ciudades sirias, las fuerzas de choque (particularmente mercenarios), de EEUU, El Reino Unido, Israel y Turquía, por un lado, y las fuerzas de Irán, Rusia y China en el otro bando (10).
Pero tal vez tengan algo de razón quienes aún no ven nada de qué preocuparse. La apertura oficial, el estallido abierto de ésta nueva gran guerra global (la tercera y quizá la última que tenga que soportar la humanidad), muy probablemente se produzca dentro de pocas semanas, a fines del próximo mes de octubre.
Así lo ha dicho Jacob Aeilbrunn, analista de la revista The National Interest, quien opina que es muy probable que Obama ordene el tan ansiado y esperado (por los sionistas) ataque a Irán, en la fecha arriba indicada. Ese sería entonces el anuncio oficial de la apertura del Armagedón (11).
¿Es acaso una simple “casualidad” el levantamiento de la prohibición de uso de armas ofensivas al Ejército Alemán que estuvo en vigencia desde durante más de 60 años?
Dado todo lo anterior, resulta pertinente preguntarnos si al igual que el estallido de la I Guerra Mundial contribuyó decisivamente al empujón final para el colapso de la Gran Rusia Zarista, ¿contribuirá de igual manera la III Guerra Mundial al colapso definitivo del Imperio Norteamericano y de la hegemonía de Occidente?
¿Es acaso que oiremos de nuevo las palabras de Karl Kraus?
¿Será esta vez el fin definitivo de la presente civilización humana?
¿Es “curiosity” la aceptación tácita de que de ahora en adelante el único futuro posible para la humanidad se encuentra en Marte?
Notas:
(1) Ver por ejemplo el artículo: “Marte, EEUU da un gran paso”, del analista Miguel González (Prensa Libre; Guatemala, 12/08/2012, pp. 26-27).
(2) “EEUU: Los mayores bancos al borde del colapso”; ideario7.com (12/08/2012) y/o: “EEUU: algo grave está por suceder” (Cuba Debate: 13/08/2012).
(3) “EEUU tiene el nivel de desigualdad más alto de cualquiera de los países avanzados…”, dice en su artículo “El precio de la desigualdad”: Joseph Stiglitz (Economia.elpais.com: 17/06/2012). El encabezado de éste texto es también el título de uno de sus más recientes libros.
(4) “Informe: Obama autoriza apoyo secreto de Estados Unidos a rebeldes sirios” (Democracy Now.org: 02/08/2012).
(5) Un reciente cable de la AFP del 13 de agosto del corriente año, literalmente dice: (…) “la secretaria estadounidense de Estado Hillary Clinton se comprometió a “acelerar la caída del régimen del presidente Bachar al Assad”.
(6) Entrevista de CNN al jefe del Pentágono (lunes 30 de julio 2012).
(7)Término acuñado por el autor de este artículo (más detalles en: “Globafascistización: un concepto nuevo para un problema viejo”: http://alainet.org/active/
(8) Hobsbawm, Op. Cit., p. 30).
(9) Hobsbawm, Op. Cit., p. 50.
(10) “Será el conflicto Sirio la tumba del mundo unipolar?”: N. Salman; RT, 01/08/2012.
(11) “Arabia Saudita derribará aviones israelíes con rumbo a Irán”: RT. 09/08/2012.
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Sergio Barrios Escalante. Científico Social e Investigador. Editor de la Revista Raf-Tulum. Activista por los Derechos de la Niñez y la Adolescencia en la Asociación ADINA.