Autor: Eugenio García Gascón / Público.es

Un elemento esencial de la sociedad israelí es el miedo, que ha sido incrustado en el país desde su origen. Fue así cuando se instauró el Estado judío en 1948 y así ha sido durante las guerras que ha iniciado Israel, es decir todas menos la de 1973. En los últimos meses los políticos israelíes han generado un auténtico sentimiento de pavor entre los suyos que cada vez es más visible y tiene de fondo el programa nuclear iraní. El último sondeo sobre esta cuestión publicado este fin de semana indica que el 37% de los israelíes judíos está convencido de que Irán provocará un holocausto si obtiene armas nucleares, a pesar de que Irán nunca ha agredido a ninguno de sus vecinos, lo que no puede decirse de Israel. Otro 40% apoya un ataque israelí contra Irán ahora mismo.

Estas cifras no pueden sorprender si se vive en el país, donde la televisión, la radio y los periódicos divulgan a diario infinitud de temas relacionados con el «peligro iraní» y el riesgo de un nuevo holocausto. «Los resultados de los sondeos no son una sorpresa. La política del miedo está instalada en este país y existe desde el principio, sin que tenga nada que ver la orientación política del gobierno. Los libros de escuela y los medios de comunicación transmiten el miedo desde la infancia, de ahí que no sorprendan los resultados de los sondeos», dice Ofer Cassif, profesor de Ciencias Políticas.

La campaña contra Irán la dirige personalmente el primer ministro Binyamin Netanyahu, pero detrás de él ha cerrado filas prácticamente toda la clase política sin excepciones, de tal manera que la única oposición que ha transcendido al exterior se ha originado entre algunos mandos militares díscolos que consideran que un ataque israelí comportaría demasiados riesgos que no merece la pena correr. Uno de los políticos más belicosos es el titular de Defensa, Ehud Barak, quien tras las últimas elecciones entró en la coalición con la promesa de que iba a impulsar un acuerdo de paz con los palestinos, y no solo no ha movido ni un dedo en esa dirección sino que se ha convertido en el defensor número uno de la guerra contra Irán.

Netanyahy, con Romney

En medios políticos israelíes se ha comentado esta semana que Israel considera que el tiempo de espera se ha agotado y que un ataque contra Irán se producirá antes de las elecciones americanas previstas para noviembre, sea con la intervención de Estados Unidos, o sea un ataque de Israel solo. El país está descargando la enorme presión de que es capaz, que no es poca, tanto directamente como a través del lobby judío, sobre el presidente Barack Obama. En esta misma línea, Netanyahu agasajó en Jerusalén hace solo unos días al candidato republicano Mitt Romney y altos funcionarios de su gobierno han desautorizado de una manera muy poco elegante las reticencias de Obama para llevar a cabo un ataque antes de las elecciones de noviembre.

Pero pese a sus objeciones, Obama entregó a Israel en julio una importante partida de ayuda de material militar que Israel necesitará para atacar Irán. Esta ayuda revela el doble discurso que mantiene la administración de Washington. «Creo que el ataque contra Irán llegará este otoño, antes de las elecciones americanas y sin la participación de Estados Unidos, puesto que Obama no está interesado en una subida del precio del petróleo antes de las elecciones. Israel sabe que después de las elecciones, si las gana Obama, se reducirán las posibilidades de un ataque», comenta Efraim Inbar, profesor de la Universidad de Bar Ilan y director del Centro de Estudios Estratégicos BESA de Tel Aviv, una institución derechista que está en sintonía con el gobierno de Netanyahu.

La orden de ataque

Los americanos temen que Israel lance una operación contra Irán que obligue a intervenir a Estados Unidos, pero aunque Obama se opone, esta opción está encima de la mesa y las decenas de bases militares americanas en la región, junto con la flota desplegada en el golfo Pérsico, están siempre a punto para cualquier eventualidad. En Israel las fechas que se barajan para un ataque oscilan entre el mes de septiembre y el de octubre del año en curso. Para los israelíes esas son las fechas óptimas puesto que el periodo inmediatamente previo a las elecciones americanas de noviembre es el idóneo para presionar a Obama en esa dirección.

A los militares israelíes que se muestran reticentes, el primer ministro israelí les ha dicho que no están a la altura de las circunstancias y que él, Netanyahu, no teme a ninguna comisión de investigación que se forme después del ataque con la hipotética tarea de depurar responsabilidades. Es decir, que a Netanyahu no le temblará la mano a la hora de dar la orden de ataque, le guste o no a Obama.