Javier Del Valle Monagas (*)
Todos los medios del sistema capitalista, a los que se le suman otros medios “loros”* que se auto denominan revolucionarios, pero que solo notician refritos de lo que hacen, dicen, y emiten los instrumentos de la derecha, están formando fiesta con el asesinato de 14 personas y más de cincuenta heridos en un cine de USA. Mientras esos medios de derecha (a los que le hacen cola los medios “loros”) descargan todas sus baterías destructivas mediáticas contra un individuo. Dejan de lado la esencia del problema. Esa es la situación de un sistema económico, político y social que está podrido, que colapsa ante la evidente carencia de valores éticos, morales, humanos y de solidaridad. Es decir un sistema que padece una enfermedad terminal que ha contaminado todas las estructuras de la sociedad.
El consumismo desmedido, el individualismo, las grotescas ambiciones de riqueza fácil, el odio inoculado a la sociedad, donde el ser humano no vale nada como tal si no por lo que tiene, incluso, sin importar como obtiene esas posesiones materiales. El delito, la perversión, la venta del ser en si, la destrucción del semejante ofertándole drogas y lujos banales, haciéndoles creer que mientras más consuma y acumule, tendrá la felicidad más cercana a su mano: incluso el propio concepto de felicidad es distorsionado y lo relacionan con la capacidad de derroche y no de satisfacción espiritual y de realización humanista.
Las cadenas interminables de asesinatos masivos en liceos, escuelas, universidades, cines, parques, etc. Es consecuencia de la destrucción del carácter humana de hombres y mujeres, a los que se les ha inducido a la competencia insana de dedicarse a obtener cosas inútiles, para poder sentirse superiores a sus semejantes. De esa forma el racismo, la discriminación, la subvaloración es el eje de la conducta social que es sembrada por los instrumentos del sistema: cine, radio, televisión, videos juegos. Unos instrumentos que son usados intencionalmente como vehículos de destrucción de los valores humanos, en beneficio del consumismo y el mercado.
El sistema capitalista y sus beneficiarios directos; que son a la vez su sustento. Es decir los monopolios transnacionales económicos y sus derivados. Le han secuestrado la voluntad, la libre determinación, el libre albedrio a los miembros de su sociedad y los han convertido en maquinas biológicas de consumo, en robots programados para una función de mercado – mercancía, con la cual los controlan y los usan a la vez contra ellos mismos. De esa manera los hijos de los obreros, campesinos, son los que alimentan los ejércitos y las policías con las que reprimen o matan a quienes se rebelan contra el sistema. Esos monopolios han convertido la política, la economía y la guerra en negocio, donde la muerte es consecuencia del poco nivel adquisitivo de los que paradójicamente producen las riquezas, bienes y servicios. De la misma forma el negocio de la guerra sirve como caldo de cultivo para el desarrollo de nuevas armas letales que son usadas para destruir países y pueblos que tienen la desdicha de poseer recursos minerales y naturales que son apetecidos por los amos del capital.
La sociedad capitalista pare a diario millones de James Eagan. Ellos son preservados mientras acaten las normas impuestas por los amos del poder. Pueden matar, asesinar, torturar, reprimir, pero debe ser bajo la egida del sistema y para beneficio de este, pero cuando el mensaje mediatizado produce alteraciones normales de desviación criminal, pero que no es retributivo de beneficios económicos y de poder para el sistema, entonces ese poder enfermo y enfermante, reacciona con su característico egoísmo intrínseco ¿Por qué asesino sin su potestad y sin darle réditos?
James Eagan Holmes, no es el asesino, él es el vehículo de muerte de un sistema, que colapsa ante la locura sembrada en su maquinaria. Esa maquinaria adquiere voluntad individual de acción en algunos casos y entonces se suicidan (como pasa con muchos de sus soldados que regresan de matar, torturar y violar en otras naciones), o matan, debido a la programación mental continua, que les inducen desde la mas precaria niñez y hasta la vejez.
El sistema capitalista sionista yanqui y sus derivados europeos, se habían cuidado de no infundir las consecuencias de sus programas mentales de dominación de la psiquis dentro de su población. Pero como se sabe, todo lo que se relaciona con la mente, en algún momento puede romper los esquemas y toma su propio cauce, aunque ese cauce siga influenciado por la programación previa.
Los días que corren presente, se han salido del cause y ahora la propia sociedad Norteamericana y europea sufren las consecuencias inevitables de la manipulación que originalmente estuvo dirigida a otros pueblos, razas y naciones. Las recientes fumigaciones del pueblo del estado de florida, por parte de aviones Hércules C-130 del ejercito, los mas de 20 mil hombres que ese ejercito norteamericano ha dispuesto para atacar las manifestaciones internas en la nación norteña, con la directiva de matar sin tramites legales, que han sido autorizadas para ello, por el propio presidente “premio nobel”. Todo ese magro panorama dice que el destino alcanzó a quienes se creían intocables.
La crisis económica del capitalismo, creada intencionalmente alcanza a todo el mundo. Solo los diseñadores y ejecutores de ese plan están libres de sus efectos y el objetivo es claro: mayor concentración de riquezas en menos manos, tomar control económico definitivo del mundo, antes que el inevitable desplome del dólar, disponer para esa minoría de los recursos minerales, estratégicos, energéticos, acuíferos y de la biodiversidad que sobrevivirá de manera precaria a los desastres producidos por el consumismo capitalista actual. Para que ese plan sea realizable, esas minorías avaras contemplan la aniquilación de un gran volumen de gente, sobre todo lo que ellos denominan tercer mundo y, que por desgracia somos los poseedores de las riquezas que quedan en el planeta.
Acusemos a los asesinos estafadores del grupo Bildelberg, a los dueños de las empresas petroleras transnacionales, farmacéuticas generadoras de enfermedades y virus letales, los fabricantes de armas y aviones para guerra. Una elite sanguinaria y malvada que en su afán de poder ponen en riesgo la vida en nuestra Pachamama. Son ellos los que crean “los James Eagan.”
Nota: veo con tristeza, como algunos medios de comunicación revolucionarios se han convertido en maquinaria de propaganda de medios de comunicación de la derecha, que ya el pueblo venezolano ignora y desconoce, medios que tienen una circulación escuálida, como su esencia, pero que son proyectados por estos erróneos enfoques de información y desmontaje de matrices.
(*)javierdelvallemonagas@gmail.com
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