En 2009 salió a flote que la deuda y el déficit público griegos eran mucho mayores a lo que durante años, en complicidad con Goldman Sachs(GS), informó el gobierno derechista a la UE aunque curiosamente Mario Draghi, presidente a la sazón y hasta la actualidad del Banco Central Europeo(BCE) había dejado en fecha cercana la vicepresidencia de GS. Los bonos de deuda de Atenas fueron declarados chatarra por las genocidas calificadoras de riesgo. Para “ayudar” al país en apuros la Troika(Comisión Europea, BCE y FMI), ordenó una de las más feroces operaciones de saqueo de una nación. Pagar, pues, con altos intereses la astronómica deuda y déficit público acumulados, traducido en rebaja de salarios y pensiones, supresión de derechos sociales, privatización de empresas públicas a lo Yeltsin y subida considerable de impuestos a los trabajadores pero no a los súper ricos.
Pero el pueblo heleno lleva tres años luchando contra estos desmanes. Ancianos, jóvenes, obreros, mujeres, desempleados, inmigrantes, indignados y los partidos de la auténtica izquierda se han resistido a aceptar el despojo con marchas, huelgas y creativas formas de lucha. El sufrimiento provocado por los recortes ha lanzado a la pobreza a una legión de niños, ancianos y familias y tiene en el desempleo a la mitad de la juventud. Pero acompañado de la tenaz resistencia, elevó la conciencia política y la furia de la población hacia los partidos Pasok(socialdemócrata) y Nueva Democracia(ND,derecha) que gobernaron el país desde el derrocamiento de la dictadura de los coroneles(1974) y unidos han aplicado los bárbaros recortes. En este cuadro desarrolló un inteligente trabajo político la Coalición de Izquierda Radical(SYRYZA) que con su carismático líder Alexis Tsipras rechaza el Memorándum, como es popularmente conocido el programa de ajuste y le opone una propuesta profundamente antineoliberal pero realista, inspirada en lograr la mayor justicia social y democracia posibles en esta coyuntura, que pide una moratoria de los pagos a la banca internacional y luego sólo abonar la deuda justa. Ello explica que en las elecciones parlamentarias de mayo se convirtiera en la segunda fuerza política detrás de ND y subiera de 4 a 16,6 por ciento de los sufragios. Al no poderse formar gobierno y tras la nueva convocatoria a elecciones para el 17 de junio, SIRYZA apunta en las encuestas a colocarse en primer lugar por su votación. En este caso recibiría un plus de 50 diputados que probablemente le daría mayoría en el parlamento, aunque tal vez no la suficiente para rechazar el Memorándum. Una gran vulnerabilidad de las izquierdas helenas es su fragmentación que les ha impedido presentarse unidas a las elecciones. Pero si SIRYZA gana los comicios es probable que puedan alcanzar una alianza de gobierno.
De no ganar el partido de Tsipras, el plus de diputados iría a parar a ND, el otro probable ganador, pero en todo caso, este también necesitaría aliados parlamentarios suficientes para mantener en vigor el Memorándum. Lo que impide tener certeza de la victoria de SYRYZA es el probable efecto sobre el sufragio de la campaña de chantaje y miedo de los medios internacionales y nacionales que amenazan a los griegos con el infierno si no acatan las órdenes de la Troika. Ahora bien, dentro o fuera del gobierno, y seguro con una numerosa fuerza parlamentaria, SIRYZA y las fuerzas populares continuarán dueñas de la calle y no podrán ser doblegadas justo cuando la propuesta de crecimiento de Francois Hollande gana el apoyo hasta de gobiernos de derecha de Europa pues se dan cuenta que el rigor de Angela Merkel solo puede conducir a la eurozona a la autodestrucción. Falta conocer el desenlace de los comicios parlamentarios franceses y corroborar el buen resultado que se espera del Frente de Izquierda de Jean Luc Mélenchon, que le propicie presionar lo suficiente a Hollande para cumplir lo prometido. Por lo pronto Tsipras alerta: tanto Atenas como Europa tienen la bomba nuclear; si Grecia sale del euro provocará un cataclismo; si Europa le niega los fondos el caos está asegurado.