Strategic Culture Foundation
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No se trata solamente de los intereses comunes en el campo de la modernización y el desarrollo económico lo que ha hecho posible el fortalecimiento estos últimos años de las relaciones entre Brasil, Rusia, la India, China (y Sudáfrica desde el 2010). Se trata más bien de enfoques comunes en política exterior en gran medida coincidentes lo que reúne a estos países. La coordinación política dentro del marco del grupo BRICS es la principal fuerza motora de la transformación de un mundo unipolar hacia un mundo multipolar.
En el año 2001 Jim O’Neal, destacado analista del banco inversionista “Goldman Sachs” planteó la tesis que la integración económica global estaría formando una potente unión que incluyera a Brasil, Rusia, la India y China (BRIC). Esta apreciación se basaba en informes macroeconómicos de algunas economías en rápido desarrollo, especialmente tomando en cuenta la demografía, el crecimiento del producto interno bruto, PIB y la disponibilidad de recursos naturales estratégicos. O’Neal llegó a la conclusión que era muy posible que estos países dominaran en el siglo XXI. En realidad, la tendencia a fortalecer su status geopolítico global se hizo evidente en estos primeros doce años del siglo. Algunos de estos países, especialmente Brasil la India y China trataron de reforzar su independencia en el mundo dando prioridad a los acuerdos comerciales y económicos a nivel regional y global. Sin duda que el rápido crecimiento del PIB de estos países-continentes es donde se basará el venidero nuevo orden internacional.
En unos pocos años, esta asociación geoeconómica pasó de ser una hipótesis analítica a un verdadero actor global. La agenda de los BRICS se inició incluyendo todos los grandes problemas de la economía global y del desarrollo económico en general, desde el cambio climático, canastas de divisas, la modernización, el progreso basado en la innovación y seguridad en la producción. Además, los miembros del grupo BRICS comenzaron de manera oportuna y en forma resuelta a referirse en torno a “problemas candentes” y conflictos internacionales emergentes. Por ejemplo, en el año 2011 muchas veces se manifestaron en contra de la agresión a Libia y contra el aislamiento internacional de Siria. Votaron por el reconocimiento de Palestina en el marco de la UNESCO y exigieron la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU.
La cooperación al interior de la agrupación se incrementó con el ingreso de Sudáfrica el año 2010. Actualmente está adquiriendo un tinte cada vez más “político” y ha comenzado a influir en el equilibrio de poder mundial. Sin duda que el hecho de haber creado este “club” de grandes estados está acelerando la transformación multipolar del orden mundial.
El fenómeno BRICS pareciera corroborar la hipótesis que considera a América Latina y a Eurasia como grandes fuerzas motrices en el proceso de formación de un nuevo orden mundial. En términos geográficos la coordinación al interior de la agrupación es en realidad un eje en diagonal (el Este del Hemisferio Norte – Eurasia – la parte Occidental del Hemisferio Sur – América Latina).
Podría decirse que es “asimétrico” en las perspectivas “Occidente-Oriente” o “Norte-Sur”. El eje “Norte-Oriente-Sur-Oriente” se basa en tres “núcleos” geopolíticos, Eurasia, la punta de Sudáfrica y Brasil, en perspectiva a mediano y largo plazo, este desplazará la influencia estratégica del orden Occidental encabezado por Estados Unidos.
El grupo BRICS podría producir una respuesta coordinada (todavía a nivel diplomático y económico) a la expansión de las fuerzas euro atlánticas desde el Mediterráneo a Asia Central. Es aun más imperativo hacerlo ya que tomando en consideración la presión ejercida por Estados Unidos sobre Europa-Asia-África esta, obviamente, ha adquirido un tinte militar en los últimos doce años. La militarización de la política exterior de Estados Unidos iniciada en diferentes gobiernos, desde Bush padre hasta Obama, es la esencia de los métodos geopolíticos del sistema occidental que apunta hacia la fragmentación y separación de regiones estratégicas, tales como el Medio Oriente, Norte de África, etc.
Al interior del grupo BRICS existe cierto desequilibrio en los niveles diplomático, económico y militar a favor de Europa, lo cual abre por lo menos dos posibles prospectos de desarrollo. Primeramente, el surgimiento de alguna tensión al interior de la agrupación BRICS podría hacer que Brasil y Sudáfrica volvieran bajo el alero norteamericano. Segundo y más realista, el desequilibrio podría ser una base para impulsar el proceso de integración continental de América del Sur con Brasil, Argentina y Venezuela en el corazón de este. La implementación de este segundo escenario cementaría el patrón multipolar del orden mundial.
La evaluación de la influencia del BRICS dentro del marco del microsistema confirma lo acertado de la apreciación de Paolo Borba Casella, Profesor de Derecho, Presidente de la Cátedra de Derecho Internacional de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Pablo, Brasil. Él sostiene que se trata de un modelo original, independiente e innovador de cooperación internacional que está emergiendo, el cual demuestra respeto por la cultura y la originalidad histórica de los estados miembros. El grupo BRICS abre nuevas perspectivas en comparación con organizaciones tales como Naciones Unidas, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional que, como se sabe, descansan sobre principios de individualismo y lucro, producto de la mentalidad occidental.
Son muchas las cosas que unen al grupo BRICS, no se trata solo de la economía sino también del interés común en el concepto de las relaciones internacionales sobre la base del substrato cultural, el respeto por las diferentes comunidades etno-culturales que conforman las poblaciones de los respectivos estados.
Los nuevos prospectos que surgen gracias al patrón de cooperación internacional del BRICS, podría convertirse en una alternativa al modelo anglosajón de “gobernabilidad global”. Es muy posible que este nuevo patrón sea el precursor de la reforma (sino de la liquidación) de la ONU como también de la declinación y la inevitable reestructuración de organismos tales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio.
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