Esta idea involucra el cambio de la tradicional sociedad de la dominación y sus distintos aparatos de coerción, a un nuevo tipo de organización caracterizado por una red que permite el ejercicio del poder directamente desde el cerebro de las personas. Se trata de la sociedad del control: Intensificación de la normalización disciplinaria hasta alcanzar las prácticas más íntimas de la vida cotidiana, redes flexibles y fluctuantes que organizan los procesos de subjetivación regulando la vida desde su interior, siguiéndola, interpelándola, absorbiéndola, permanentemente re-articulándola.
En el caso de la sociedad capitalista, el biopoder prolifera desde el dinero y el lucro que actúa como Significante Amo de toda relación, pues se trata de una máquina instalada en las estructuras fundamentales de las formas del lenguaje donde se establecen los vínculos de reconocimiento y parentesco que se hunde en las profundidades de los cuerpos y las conciencias.
El concepto que celebramos hoy, fue ideado por Foucault, parafraseando a Marx cuando anunciaba al capital como “la fuerza bruta organizada que se ejerce sobre la suma de todas las aptitudes físicas e intelectuales que residen en la corporalidad”, transformando “…potencia y sustancias en mercancía que en doble movimiento también crea las condiciones de su propia realización”, de manera que el cuerpo vivo es sustancia de todo valor.