Martín Piqué

Página12

 

 

 

La iniciativa contempla la realización de primarias obligatorias para todos los cargos, una reforma a la ley de financiamiento de los partidos y unificación de padrones masculinos y femeninos. La mayoría de la oposición está en contra.

 

La presidenta Cristina Fernández presentará hoy a la tarde el proyecto de reforma política en el que el oficialismo viene trabajando desde hace meses y que esta semana enviará al Congreso. El proyecto se presenta como la “ley para la democratización de la representación política, la transparencia y la equidad electoral”. El contenido de sus 87 artículos se podría resumir en tres ejes básicos: la realización de elecciones primarias obligatorias para todos los cargos electivos por distrito único, reformar la ley vigente de financiamiento de los partidos, una reglamentación más exigente para que los partidos mantengan su personería jurídica y la unificación de los padrones masculinos y femeninos en el Código Electoral. El Gobierno invitó a todas las fuerzas políticas a presenciar el acto que se realizará a las 18 en el Salón de las Mujeres de la Casa Rosada. La respuesta fue bastante pobre. El socialismo, la Coalición Cívica, el PRO y la UCR decidieron no aceptar la invitación. “Si la oposición no asiste, lo importante es que luego se discuta”, consideró anoche la Presidenta.

Como cada vez que un proyecto de ley impulsado por el Ejecutivo está por ver la luz pública, el texto recorrió ayer la distancia que va desde las oficinas del secretario Legal y técnico, Carlos Zannini, hasta el despacho de la Presidenta. En su oficina, CFK revisó los últimos detalles de la propuesta que estaba a su firma. El proyecto, al que tuvo acceso Página/12, supera las treinta páginas; está dividido en siete títulos, subdivididos a su vez en capítulos y artículos (son 86 artículos de fondo y uno de forma). Los cuatro apartados que contienen las innovaciones más importantes apuntan a fortalecer el funcionamiento de los partidos (título 1), modificar el financiamiento de las campañas electorales (títulos 3 y 7), realizar elecciones primarias según el modelo ya imperante en Santa Fe (título 2) y modernizar el Código Nacional Electoral (título 4).

 

En relación con la vida interna de los partidos, la propuesta plantea una modificación sustancial para el funcionamiento de las fuerzas políticas menores. Cada partido deberá garantizar un piso permanente de afiliados –el 5 por mil del total de inscriptos en el distrito correspondiente– si quiere mantener su personería jurídica. También se pretende modificar la legislación que reglamenta a los partidos para que las fuerzas estén obligadas por ley a digitalizar periódicamente su padrón de afiliados, capacitar a sus cuadros y militantes, como también transparentar el ingreso y el gasto de recursos económicos. Quizá la innovación más fuerte que propone el texto sea la decisión de que el Estado se convierta en la única fuente de financiamiento a la hora de solventar los gastos de las campañas electorales en materia televisiva.

La propuesta prevé que los recursos del Estado para ese rubro sean divididos en mitades: una mitad se repartirá entre todos los partidos en partes iguales, la otra mitad se distribuirá de forma proporcional al porcentaje de votos que obtuvo cada fuerza en la última elección. Hace unos meses, cuando empezaban a delinear el proyecto de reforma política, en el oficialismo preveían que este punto lograría el apoyo de los bloques de centroizquierda. Según la expectativa oficial, los espacios de centroizquierda suelen tener menos acceso al financiamiento privado por parte de grandes empresas y corporaciones.

La mayor parte de las modificaciones previstas en el texto están contenidas en el capítulo 3. En ese apartado se propone implementar la realización de elecciones primarias, simultáneas y obligatorias por distrito único. En caso de adoptarse ese sistema, inspirado en el régimen electoral de Santa Fe, se elegirían en el mismo día a los candidatos a presidente, diputados nacionales y senadores nacionales de todas las fuerzas políticas. Las primarias funcionarían como un filtro para los postulantes que pretendieran competir en la elección general: aquellos candidatos que no obtengan más del 2 o 3 por ciento del padrón nacional, no podrían candidatearse en la votación general. El último capítulo del proyecto propone unificar los padrones que están vigentes en el Colegio Electoral para que varones y mujeres puedan votar juntos. Si se aceptara esta modificación, las mesas de votantes se conformarán exclusivamente a partir de las letras iniciales del apellido.

La mayoría de la oposición salió a cuestionar la reforma política que impulsa el kirchnerismo. Varios bloques ya se pusieron de acuerdo en que al momento de debatir el proyecto exigirán la incorporación de la boleta única: eso les permitiría sortear la dura tarea de recolectar fiscales. “Quieren asegurarle a Néstor Kirchner que sea el candidato en 2011 o el gran elector”, dijo Francisco de Narváez, de Unión-PRO.