1-. El rastro del odio
La grave crisis económica por la que atraviesan el Imperio y otras grandes potencias capitalistas que han sido sus cómplices en las guerras de los últimos diez años, y la derrota moral, política y militar que han sufrido en Irak, Afganistán, Pakistán y Libia, debía ser motivo más que suficiente para que no se atrevieran a iniciar nuevas aventuras guerreras; pero si analizamos la historia reciente de sus gobiernos vemos que casi siempre han actuado con más locura que cordura.
De ahí que debemos esperar que prosigan con su política de dominación mundial invadiendo, bombardeando, bloqueando o, al menos, ofendiendo, a otros países, sobre todo a aquéllos cuyos dirigentes son enemigos del sionismo.
Hay que insistir, una vez más, en que el sionismo domina la política exterior del gobierno terrorista de Estados Unidos y, por extensión, de sus aliados en la guerra, sobre todo a partir de Madeleine Albright, hija del bandido sionista Josef Korbel –ver su historia en la red–, y de la discípula de éste, Condoleeza Rice. Con Hillary esa sumisión al sionismo ha llegado a su punto más alto.
Sólo los países cuyos gobiernos eran enemigos del sionismo fueron agredidos después del 2001. Hay muchas evidencias circunstanciales que prueban que el 11 de Septiembre fue una operación concebida por la Casa Blanca y el Pentágono y perpetrada por agentes de la CIA y la Mossad, con la complicidad directa de Osama bin Laden y otros dirigentes y operativos de Al Qaeda. Es por eso que nunca ha habido una investigación real de lo que sucedió aquel día, porque las revelaciones serían más catastróficas para este país que las del asesinato de Kennedy.
La falsa muerte de Bin Laden y la participación de muchos miembros de Al Qaeda en la guerra de exterminio contra Libia y los recientes atentados terroristas en Damasco y otros lugares, prueban que Al Qaeda es una organización terrorista formada y dirigida por el Imperio y el sionismo. Su objetivo es servir el plan imperialista de dominación mundial que tiene como fase inicial, además de la agresión a los gobiernos anti-sionistas, la posesión o control del petróleo, motor de la industria.
En los últimos meses se han producido una serie de misteriosos atentados terroristas y “rebeliones populares”, conectados con Al Qaeda, en Argelia, Nigeria y Kazajtán, tres países petroleros con una producción conjunta de casi seis millones de barriles diarios, dos veces la de Venezuela, sólo un 24% menor que la de Estados Unidos y un 146% mayor que la de Irán, cuarto productor de petróleo.
La posesión o control del petróleo mundial es un objetivo apriorístico del Imperio y sus cómplices, por eso invadieron Irak, el duodécimo productor, y agredieron a Libia, el decimoséptimo que tiene, además, el petróleo más productivo por su calidad y lo fácil de su extracción.
Por eso ayudaron al usurpador Felipe Calderón a perpetrar el inmenso fraude electoral que le robó a López Obrador la presidencia de México, séptimo productor de petróleo. Por eso Obama amenaza ahora a Venezuela, septimo productor de petróleo que, además, tiene las mayores reservas del planeta estimadas en unos 300 mil millones de barriles que pudieran llegar a los 500 mil millones, que, en la actual producción de 3 millones de barriles diarios, duraría unos 457 años ó 228 si duplicase su producción a 6 millones de barriles, que sería superada sólo por Rusia, Arabia Saudita y Estados Unidos.
El presidente Chávez anunció ayer, 31 de diciembre, que la producción subirá a 3.5 millones de barriles diarios en este año 2,012 y que para el 2019 el país espera producir 6 millones de barriles diarios. Si Irán, China y Canadá mantuviesen para entonces su actual producción, Venezuela pasaría a ser el cuarto productor mundial de petróleo. Chávez añadió que para el año 2031, Venezuela estaría produciendo 10 millones de barriles diarios que es lo que hoy produce Rusia, el primer productor mundial. Esto es posible gracias a las inmensas reservas que el país posee porque si tuviese 500 mil millones, una producción diaria de 10 millones se pudiera mantener por 137 años.
La excesiva prepotencia de los jefes del Imperio y sus secuaces no tiene límites. Se creen dueños absolutos del mundo y actúan como si eso fuese una realidad, no una aspiración. Creen que triunfaron en el Medio Oriente y Libia y no comprenden que la estela de sangre, luto y destrucción que dejaron les ha buscado el odio eterno de esos pueblos y de la gran mayoría de la humanidad, incluyendo a los ciudadanos de sus propios países.
2-. Las semillas del terror
Para que podamos al menos sospechar lo que pudiera suceder en el transcurso de este año que comienza pasado mañana es preciso que hagamos un breve resumen de lo que ha sucedido en varios países en las últimas dos semanas.
A-. Irán
Hace unos días, el general Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor Conjunto de las fuerzas armadas del Imperio, dijo en una conferencia de prensa en Afganistán que sus fuerzas han llegado al punto en que ya están capacitadas para enfrentarse a Irán en lo militar.
–Estamos examinando toda una variedad de opciones –añadió Dempsey– que pudieran ser ejecutadas a la mayor brevedad si fuese necesario.
Unos días antes, el Secretario del Ataque –acá le llaman de Defensa–, León Panetta, había declarado:
–Ninguna opción está fuera de la mesa en cuanto a evitar que Irán produzca bombas nucleares.
O sea que para Panetta se justifica que el Imperio haya convertido a Israel en la tercera potencia nuclear del mundo, con más de 300 bombas nucleares y cohetes que alcanzan hasta los 8,500 kilómetros: tal vez se deba a que la gran mayoría de las personas cuyo nombre es León son de origen judío. Como se sabe, el gabinete de Obama está integrado en su mayoría por judíos sionistas o por gentiles más sionistas que los judíos sionistas, como el vice Joe Biden.
Por su parte, el jefe de la Armada iraní, almirante Habibollah Sayyari, declaró el pasado martes:
–Cerrarle el Estrecho de Ormuz a los buques tanques de petróleo sería muy fácil para nuestras fuerzas armadas… o como dicen los iraníes, más fácil que tomarnos un vaso de agua.
Por el Estrecho de Ormuz sale una gran cantidad del petróleo que se exporta en el mundo, sobre todo el de ocho países aliados del Imperio, entre ellos Arabia Saudita, tercer productor mundial y segundo exportador. Obama ha declarado que el cierre de esa vía marítima sería considerado como una declaración de guerra contra Estados Unidos y sus aliados.
El gobierno de Teherán ha dicho que si se imponen nuevas sanciones a su exportación de petróleo, como la que hace poco hicieron el Imperio y la Unión Europea, procedería a cerrar el Estrecho.
El presidente Mahmoud Ahmadinejad ha aclarado que el trabajo que se realiza en las bases es para utilizar la energía nuclear con fines pacíficos, pero hace unas semanas la Organización Internacional de Energía Atómica –OIEA—, controlada por el Imperio, informó que Irán está a punto de producir sus primeras bombas nucleares.
Por su parte, el gobierno terrorista de Israel ha dicho que no ha de permitir que Irán posea bombas nucleares, sugiriendo, implícitamente, que hará lo mismo que hizo con las bases de Irak, en 1982, y de Siria, en el 2007, o sea destruirlas mediante bombardeos aéreos.
Ayer, jueves 29, George Little, portavoz del Pentágono, dijo:
–No se tolerará trastorno alguno del tránsito marítimo por el Estrecho de Ormuz.
Ayer, también, el vicepremier de Irán, Mohammad Reza Rahimi, declaró:
–Si las sanciones internacionales que Estados Unidos promueve afectaran nuestras exportaciones petroleras, cerraremos la navegación del Estrecho.
Ésta es la situación de Irán en las últimas horas del 2011, y no podría ser más peliaguda.
B-. Siria
Sólo la presencia de la marina de guerra de la Federación Rusa en las aguas de Siria ha evitado, hasta ahora, que el Imperio y sus secuaces hicieran en ese país lo mismo que en Libia: declarar zonas de exclusión aérea y bombardear las tropas, las bases militares, los instrumentos de guerra y los edificios del gobierno.
Por lo demás, el grave conflicto sirio sigue, casi con exactitud, el modelo libio: una insurrección armada solventada por el sionismo y las potencias capitalistas y una inmensa campaña mundial de prensa para culpar al gobierno del presidente Bashir al-Assad de crímenes de los que es muy probable que no haya perpetrado.
Ahora vemos que ayer la televisión de Estados Unidos, controlada en gran parte por judíos sionistas, divulgó un vídeo en el que se ve a un ciudadano sirio cuando es introducido en un camión de la policía después de una violenta protesta. Entonces los mercenarios pro-sionistas declaran que oyeron unos tiros y que el ciudadano fue asesinado por las fuerzas de seguridad. Entonces esta patraña tan simple es publicada por la prensa capitalista mundial como noticia comprobada.
La Liga Árabe envía a Siria al general sudanés Ahmed al-Dabi a que haga un estudio de la situación sobre el terreno y los mercenarios pro-sionistas se le enfrentan diciendo que su informe no merece crédito y, entonces, Amnistía Internacional, al servicio siempre del Imperio, se hace eco de lo que dicen los mercenarios.
Todos los informes de prensa sobre las masacres en Homs y otras ciudades sirias siguen el patrón de Libia. El único hecho cierto es que el gobierno de Assad tiene enfrente una insurrección en extremo violenta que ha asesinado a cientos, o tal vez miles, de soldados y policías sirios y el Imperio y sus secuaces le exigen al gobierno que no use la fuerza para enfrentarse a la fuerza.
Que se sepa el único gran crimen comprobable del presidente Assad es ser enemigo del sionismo, como Saddam Hussein y Muamar al-Gadafi.
Hay que seguir de cerca la grave crisis de Siria. ¿Se atreverán el Imperio y sus secuaces a perpetrar en ese país la propia masacre de Libia teniendo tan cerca a la poderosa flota de guerra de la Federación Rusa? La lógica nos indica que no lo harán, pero la enloquecida prepotencia que han demostrado en los últimos años pudiera indicar lo contrario.
C-. Rusia
Si hubo fraudes en las pasadas elecciones parlamentarias es un asunto que sólo compete al pueblo de Rusia. La Canciller del Imperio no tenía ningún derecho a intervenir en ese conflicto avivando las llamas de la protesta dirigida por los partidos de la oposición y por aquéllos que quieren que el gobierno nacionalista de Rusia se someta a los dictados de las potencias capitalistas. Las palabras de la dama del cementerio privado fue una agresión contra Rusia, no contra Putin ni Medvedev. Como dijera entonces el propio Putin:
–La señora Clinton le dio una señal a los opositores en nuestro país y ellos la han seguido. Ésta es una intervención directa en los asuntos internos de nuestro país que se convierte en una amenaza a nuestra seguridad pública.
Otros la llamaron “acto de guerra”.
De manera que debemos seguir de cerca este enfrentamiento entre Washington y Moscú, por primera vez en varias décadas, que coloca al mundo más en la Guerra Tibia que en la Fría.
D-. Venezuela
Vimos en el artículo anterior algo de la intriga que se le ha hecho a la actual Cónsul de Venezuela en Miami, Livia Acosta Noguera, en cuanto a que estuvo involucrada, en el 2006, en un plan para penetrar los sistemas cibernéticos de las bases nucleares del Imperio, en complicidad con los gobiernos de Irán y Cuba.
Entonces, cuando ya el falso complot había dejado de ser noticia, surge, de pronto, Barack Obama acusando al presidente Hugo Chávez de violar los derechos humanos. Veamos lo que dice este culpable directo del asesinato de decenas de miles de civiles inocentes en el Oriente Medio y Libia:
–Estamos preocupados con las acciones del gobierno que restringen la libertad del pueblo venezolano, amenazan los derechos democráticos, y han fallado en contribuir a la seguridad de la región.
Y añade Obama:
–Más aun: es infortunado que el gobierno venezolano esta más interesado en revivir las batallas ideológicas del pasado que mirar al futuro. Washington no trata de dictar la política exterior de países soberanos, pero los lazos del gobierno de Venezuela con Iran y Cuba no ha servido los intereses del pueblo venezolano. Depende del pueblo venezolano determinar lo que pueda ganar con las relaciones con países que violan los derechos humanos y están aislados de la mayor parte del resto del mundo. Consideramos en forma muy grave las actividades de Irán en Venezuela.
Aunque no debe esperarse una agresión yanqui a Venezuela por ahora, el Imperio está preparando el camino para que se produzca una crisis durante las elecciones de octubre del 2012. Si gana Chávez por estrecho margen pudiera haber protestas similares a las de Rusia, y si pierde, no creo que los millones de venezolanos que por primera vez han tenido un gobierno que sí respeta los derechos humanos y las necesidades de las grandes mayorías se van a conformar con perder todo lo que han ganado con Chávez. Ése sería el momento en que el Imperio actuaría, por eso inventa ahora la mentira sobre la Cónsul en Miami seguida de las declaraciones de Obama que refuerzan el curioso embuste.
La enérgica respuesta de Chávez a las acusaciones de Obama no se hizo esperar y al día siguiente, el Presidente de Venezuela declaro:
–¡Déjanos en paz! No seas tan irresponsable, eres un farsante, Obama. Déjanos tranquilos que nosotros somos libres y nunca más seremos colonia tuya ni de nadie. Pregúntale a la comunidad negra de tu país lo que eres: la más grande frustración. Anda, Obama, pregúntale a los pobres de tu país lo que eres: una gran frustración. Lo que das es lástima. Te exijo que respetes, de una vez y por todas, la soberanía y la auto-determinación del pueblo venezolano.
Lo más reciente es la sugerencia de Chávez de que el Imperio pudiera dominar la tecnología para inducir el cáncer en sus enemigos porque es muy sospechoso que a varios de los gobernantes de América que no se han sometido a la criminal insolencia del Imperio les haya dado esa enfermedad en tan poco tiempo. En ese caso están Hugo Chávez de Venezuela, Fernando Lugo de Paraguay, Lula da Silva y Dilma Rousseff de Brasil, y ahora Cristina Fernández de Argentina. Aunque el gobierno de Cuba no lo ha aclarado, muchas personas creen que el grave mal que aqueja desde hace años a Fidel Castro es, también, un cáncer.
La reacción de la Casa Blanca no se hizo esperar y anoche un vocero declaró que lo sugerido por Chávez es monstruoso. El Imperio no debía utilizar una palabra que el mundo entero identifica, precisamente, y con toda razón, con el Imperio
El peligro que confronta la humanidad en la víspera de este nuevo año es un tema que no se puede tratar en un solo artículo, por lo que insistiré en el mismo en las próximas semanas.
Veamos ahora algo de la historia de un imperialista que vivió hace más de dos mil años y llegó a ser la figura política más famosa de la Antigüedad. Como aclaré al iniciar estas crónicas históricas, hace varios meses, con la muerte en combate del gran Espartaco, los hechos están expuestos con objetividad y no revelan, por supuesto, mi filiación anti-imperialista, o sea están escritos como noticias, no artículos.
CRUZA JULIO CÉSAR EL RUBICON
El Diario de la Historia, Ravenna, Galia Cisalpina, a cinco días de Idus de enero del año 704 de Roma. Después de diez años de grandes campañas militares en las que, como procónsul en las Galias, sometió a numerosas tribus célticas y germánicas, el general Cayo Julio César, quien ha sido cuestor, pontífice supremo y cónsul, se encuentra ante un gran dilema que pudiera cambiar el curso de su vida y la historia de Roma.
Conocedor de sus brillantes triunfos, el pueblo romano, que no lo ve desde el año 694, lo ensalza y aclama. Es el héroe del momento, olvidados ya un poco los grandes triunfos del general Cneo Pompeyo, actual cónsul de Roma y firme aliado del partido senatorial y la clase propietaria. Julio Cesar, por su parte, es el ídolo de la gente pobre, la que realiza el trabajo más duro: la clase mecánica.
Guerra entre guerreros
El Senado ha rechazado la petición de los tribunos de la plebe de que se le permita a César regresar a Italia al mando de sus legiones. La orden senatorial se mantiene: César y sus legiones no deben trascender la frontera de la Galia Cisalpina cruzando el pequeño puente de una de las vías principales de la república imperial que se halla sobre el Rubicón, un estrecho y corto río. Atravesarlo es entrar en guerra con las legiones senatoriales, que hoy se hallan al mando de Pompeyo, y ser declarado “Enemigo del Estado”.
Sin embargo, a Pompeyo sí lo dejaron regresar a Italia al frente de sus soldados, hace unos años, y eso es visto por la mayoría del pueblo como una injusticia. Asimismo opinan los dirigentes de los Populares, el partido del pueblo llano que, hace varias décadas, tuvo a su histórico caudillo en Mario, tío de César, elegido siete veces cónsul de Roma, y hoy ve en el propio César a su héroe y líder.
Julio César ha planteado, más de una vez, que el Senado ordene el desarme temporal de sus legiones para que, a su regreso, ya sin sus tropas, no se halle a merced de Pompeyo; pero el Senado se ha negado a satisfacer la que a muchos parece una justa demanda.
A principios de diciembre, salió de Roma el tribuno de la plebe Curión, llegó a Ravenna el día 9 y le informó a César todo lo que estaba sucediendo en el consulado y el Senado. César llamó a las legiones de la Galia Trasalpina y las situó en esta ciudad del Adriático.
César ha mantenido su posición, con toda firmeza, y ha pedido algo más: que el Senado no impida su postulación al consulado en este año, ya que, por ley, no ha sido cónsul en estos diez años.
El tribuno Curión regresó a Roma y, el primero de enero de este año, en su sesión inaugural, le presentó al Senado una carta de César en la que mantiene la misma posición. El Senado la rechazó, pero los tribunos Marco Antonio y Quinto Casio impusieron el veto tribunicio. El día 5, los senadores recurrieron al máximo poder del Estado, el Senadoconsulto Supremo, invalidaron el veto tribunicio y le ordenaron a César regresar a Roma en compañía sólo de sus ayudantes.
Se trata de una probable sentencia a muerte, pero César puede evitarla sólo con no regresar a la ciudad imperial y seguir en las Galias al mando de sus legiones, que son leales a él, no al Senado ni al consulado … o regresar a Roma y tomar el poder con la fuerza superior de su ejército.
Marco Antonio y Quinto Casio huyeron de Roma disfrazados de esclavos y llegaron, ayer, a esta ciudad. Una espantosa guerra civil, peor que la de Mario y Sila, se cierne, sombría, sobre los claros cielos de Italia.
El abismo de la conciencia
César comprende la gravísima situación y se mantiene tranquilo, casi inerte, en esta ciudad, pero las presiones que le llegan de todas partes son muchas.
Sus legionarios, ávidos de descanso y recompensa, le piden que regrese, ocupe el gobierno supremo y obligue al Senado a nombrarlo dictador, ya que nadie en Roma cuenta con legiones más poderosas que él … las que, además, y sobre todo, tienen el apoyo popular. Los tribunos le exigen que cumpla el deseo del pueblo. Pompeyo, por su parte, rearma a sus legiones y se une, aun más, al Senado. El momento es de gran expectativa.
César pondera, con todo sosiego, las graves consecuencias de lo que se aproxima. Ya no es el joven cuestor en España, inexperto en su ambición, sino un experimentado general y estadista que ha vencido a cien pueblos distintos y que hace seis meses cumplió cincuenta años, una edad algo avanzada para un guerrero cuyo hogar es el camino y la intemperie.
Si cruza con su ejército el Rubicón, no pelearía ya con tribus bárbaras ni pueblos lejanos, sino contra sus propios compatriotas. Su enemigo no sería, entonces, Ariovisto, Casivelauno, Ambiorigio ni, mucho menos, Vercingétorix, sino Pompeyo Magno, héroe de cien batallas que elevaron la gloria imperial de Roma, amante esposo de su hija Julia, muerta hace cuatro años, que a ambos adoraba. El dilema es de una sensibilidad ultraísta.
–¿Qué hacer? ¿Qué hacer? –murmura, entre dientes, en sus largas caminatas por las afueras de la ciudad, con los brazos en la espalda, cabizbajo, tenso, con sudores en la incipiente calva a pesar del intenso frío, solo aunque protegido de lejos por sus custodios–.
Avanza hasta el arroyuelo, lo contempla, sereno, en toda su sequedad invernal, y retrocede, con asombro.
–¡No, no lo cruzaré! –exclama, mentalmente–. Mi guerra no es con Roma sino por Roma.
Pero, por la noche, al acostarse, no puede dormir por un largo rato y se levanta varias veces. Uno de sus ayudantes, entonces, preocupado, le pregunta qué le pasa y él responde:
–La orden del Senado de que regrese solo a Roma es un reto y yo nunca he rechazado los retos.
Alea jacta est
César asiste a unos juegos públicos, examina los planos de una escuela de esgrima que planea construir, cena en compañía de muchas personas, como siempre, y le ordena a varias cohortes de legionarios que se acerquen al Rubicón.
Al disiparse el crepúsculo en la negrura de la noche temprana, sale en su carruaje y da varias vueltas por los alrededores de la ciudad. Hacia la medianoche, se ve casi solo, pues varios de sus ayudantes, que iban en otros carruajes, se perdieron en el camino.
Unas horas después, se aproxima al arroyuelo, en que ya se hallan los legionarios que fueron despertados por el ruido de los carruajes sobre el camino de piedras.
César se detiene, de pronto, y dirigiéndose a varios soldados, exclama, en alta voz:
–Aún podemos retroceder, pero si cruzamos este pequeño puente, el futuro será sólo de la guerra.
En ese momento, cuando César se halla ante el pequeño puente rodeado por sus ayudantes, un joven campesino comienza a tocar una flauta. Algunos pastores y soldados se le acercan, entre ellos dos trompeteros.
De repente, el joven de la flauta le arranca de las manos su instrumento a uno de los trompeteros, corre hacia el arroyuelo, lo cruza y, al llegar a la otra orilla, con frío en la piel y ardor en las entrañas, toca la trompeta y grita:
–¡Avancen!
Los legionarios se miran unos a otros, con estupor.
El joven, mojado sólo debajo de las rodillas por el agua casi congelada, vuelve a tocar la trompeta en el tono más alto que puede y grita otra vez:
–¡Avancen!
César camina unos pasos, se cubre el pecho y el cuello con su túnica de lana y, mientras empieza a cruzar el puente, se vira hacia sus ayudantes y, con voz serena y gesto sombrío, dice:
–Vayamos adonde nos conducen el augurio de los dioses y los crímenes de nuestros enemigos. La suerte está echada.
Mientras las lágrimas corren por el rostro de César, se divisa de lejos la palidez de de la aurora ☼
carlos.rivero@att.net