Reducciones de penas de los demás policías condenados
Página12 / Agencias
El ex comisario Alfredo Fanchiotti deberá resignarse a las comodidades de la cárcel de Florencio Varela porque la Justicia confirmó su condena a prisión perpetua por los asesinatos de los piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, ocurridos el 26 de junio de 2002 en Avellaneda. La sala I del tribunal de Casación bonaerense determinó que uno de los dos detenidos por este caso –el otro es el cabo Alejandro Acosta– siga tras las rejas de esa unidad del Servicio Penitenciario Federal, adonde fue trasladado luego de ser denunciado por sus salidas ilegales de la Unidad 25 de Olmos, la cárcel evangelista que fue su anterior alojamiento como reo. La sentencia tuvo el voto en disidencia del camarista Horacio Piombo y habría determinado reducciones de penas de los demás policías condenados, quienes así evitarían ir presos.
Fuentes judiciales confirmaron a Página/12 la existencia del fallo pero recién hoy trascenderían los detalles y argumentos, que los abogados querellantes ayer aún desconocían. Casación bonaerense se expidió pocos días antes de la prescripción del tramo de la causa correspondiente a los su-bordinados de Fanchiotti, luego de que la fiscalía presentara recursos de “pronto despacho” en cinco oportunidades, y a tres años de la primera audiencia oral, en la que comenzó a analizar las apelaciones presentadas por los uniformados condenados por la denominada Masacre de Puente Pueyrredón, que precipitó el fin del gobierno de Eduardo Duhalde.
La condena había sido dictada el 10 de enero de 2006 por el Tribunal Oral 7 de Lomas de Zamora, que sentenció a prisión perpetua a Fanchiotti y Acosta por el doble homicidio de Kosteki y Santillán, en tanto que los policías Carlos Jesús Quevedo, Mario Héctor de la Fuente y Félix Osvaldo Vega recibieron una pena de 4 años de prisión por encubrimiento. Y Gastón Sierra, Lorenzo Colman y Francisco Robledo recibieron penas de entre tres años y 10 meses en suspenso.
Cuando ocurrieron los homicidios de Kosteki y Santillán, Fanchiotti era el jefe de patrullas de Avellaneda, y Acosta, su chofer, tenía el grado de cabo. Ambos fueron acusados, además, por otros intentos de homicidio en perjuicio de varios manifestantes heridos durante aquel operativo represivo.
Mientras el fiscal de Casación Carlos Altuve intentó confirmar los fundamentos de aquella condena, la defensa del ex comisario Fanchiotti no sólo aportó argumentos jurídicos, sino que también presentó “nuevas pruebas basadas en peritajes” para intentar revertir su sentencia. En principio, las fuentes consultadas confirmaron que no lo habría logrado.
Tampoco habrían tenido eco los pedidos de que el caso pase al fuero federal. Fue en ese fuero que no prosperó la otra denuncia, impulsada por la madre de Kosteki, contra los autores intelectuales de aquellos fusilamientos, con el ex presidente Eduardo Duhalde a la cabeza. “Me hicieron una cama, me abandonaron todos y me atribuyen toda la responsabilidad, estoy preso por orden directa de Duhalde”, se había quejado Fanchiotti cuando declaró en la Justicia Federal. Aunque ese expediente fue archivado, en aquella audiencia el ex policía había relatado que el día previo a la represión hubo una reunión en el Ministerio de Seguridad bonaerense en la que los jefes de Inteligencia fueron informados del plan “aplicar represión para restablecer el orden con precisión quirúrgica, para separar a los caceroleros de los piqueteros”. Fanchiotti contó que el jefe departamental de Lomas de Zamora, Félix Vega, sabía del plan y cuando quiso poner al frente del operativo a su segundo, Mario Mijín, el policía le dijo que “ni loco porque iba a haber quilombo”. Por eso terminó yendo él. Mijín apareció al poco tiempo suicidado.
En aquella oportunidad, Fanchiotti especuló con que el entonces canciller Carlos Ruckauf quería perjudicar a Duhalde y por eso envió “infiltrados” a la manifestación ¿Su responsabilidad? Dijo que no tuvo nada que ver, que la Prefectura también tiró balas de plomo ese día. “Salvaron a Vega (su jefe), que me usó y me abandonó; yo que creía que había cumplido con mi deber”, se lamentó el ex comisario.
Tres acusados que se beneficiaron
Adriana Meyer
En el mismo fallo en el que confirmó las condenas a prisión perpetua de los ex policías Alfredo Fanchiotti y Alejandro Acosta por el asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, la Cámara de Casación bonaerense benefició a otros involucrados en el caso. Ninguno de los otros cinco policías que recibieron diversas condenas en aquel juicio de 2006 irá preso. Más aún, los jueces de la sala I del tribunal absolvieron al que fue jefe de Fanchiotti, el ex titular de la departamental de Lomas de Zamora Félix Osvaldo Vega, que había sido condenado a 4 años de prisión por encubrimiento. A pesar de que Casación rechazó la mayoría de los recursos presentados por las defensas de los policías, las apelaciones que harán ante la Corte Suprema evitan que las iniciales condenas se hagan efectivas. Los querellantes también apelarán al Máximo Tribunal, pero para intentar revertir la absolución de Vega, tal como adelantó a Página/12 Sofía Caravelos. El absuelto Vega es quien le dijo al ex diputado Luis Zamora a pocas horas de la masacre: “Tenemos experiencia, usted sabe perfectamente que se mataron entre ellos”.
Fanchiotti declaró en 2009 que Vega sabía del operativo represivo que estaba en marcha, que costó la vida de los dos militantes piqueteros, las heridas de centenares de manifestantes y precipitó el final del gobierno de Eduardo Duhalde. Sus palabras, pronunciadas en la causa que investigaba las responsabilidades políticas de la masacre de Puente Pueyrredón, fueron premonitorias. “Salvaron a Vega, que me usó y me abandonó; entregaron mi cabeza para tranquilizar todo”, se lamentó el ex comisario.
Los jueces Horacio Piombo y Benjamín Sal Llargués hicieron lugar a los argumentos de la defensa de Vega sobre la “incorrecta formulación de la materialidad ilícita” y un “erróneo juicio acerca de su autoría”. Piombo dijo que Vega “sólo tuvo conocimiento de los lineamientos generales de un acontecer que ya estaba en todos los medios informativos”. En el mismo sentido, Sal Llargués opinó que “no puede razonablemente fundarse la lógica y sincera convicción de que el imputado Vega haya tenido conocimiento cierto y oportuno de la perpetración de los hechos que se le endilgan como que hubiera encubierto”.
Los camaristas sobreseyeron por prescripción a Celestino Robledo, que había sido condenado por usurpación de títulos y honores. Es un policía dado de baja que apareció aquel 26 de junio persiguiendo gente palo en mano. Otro beneficiado fue el oficial Mario de la Fuente, ex jefe de calle de la Comisaría 1ª de Avellaneda, a quien le redujeron la pena de 4 a 3 años de cumplimiento condicional. De la Fuente, que llegó a estar prófugo durante la investigación, estuvo acusado de encubrimiento agravado porque la noche del 26 de junio de 2002, cuando los fiscales departamentales le preguntaron qué estaba haciendo mientras miraba un video en la Comisaría 1ª, les respondió que no sabía nada. Las fotos pusieron en evidencia que estuvo entre los piqueteros y manipuló los cuerpos de Kosteki y de Santillán. Los camaristas hicieron lugar en forma parcial al recurso presentado por su abogado, y eliminaron el “agravante por peligrosidad”.
En tanto el ex cabo Lorenzo Colman y el ex subcomisario Gastón Sierra mantuvieron sus condenas a tres años y diez meses de prisión en suspenso, por encubrimiento, Sierra fue el autor de “un acta trucha que dio inicio al expediente y que contiene el cuentito de hadas en el que los policías fueron atacados por un grupo de manifestantes”, como explicó durante el juicio el abogado Claudio Pandolfi.