Visor Económico

 

Las cifras de crecimiento del PIB argentino son las mayores registradas en los últimos 200 años, período similar a la existencia del sistema capitalista mundial que inicialmente se basaba en la creación de plusvalor mediante la apropiación de los medios de producción, la utilización de capital de trabajo y la explotación de los trabajadores, productores de los bienes y servicios y consumidores de los mismo.

El comercio global es uno solo y difícilmente pueda clasificarse en comercio interior y exterior. El 76% de las primeras 300 empresas formadoras de precios son de capitales extranjeros, están radicadas en territorio argentino y generan ganancias que remesan principalmente a sus casas matrices. La “fuga” de capitales y la disminución de las reservas del banco central a pesar de los ingresos por exportaciones responde a la lógica del sistema económico ponderado por la presidenta argentina quien reivindica al capitalismo en serio como sistema económico, político, social y cultural para los habitantes de su país.

Este sistema basado en las industrias extractivas petroleras, mineras, gasíferas y sojera como sustento de la economía junto a la imposición de impuestos al valor agregado del 21% en los productos básicos de consumo masivo conforman el pensum del mencionado sistema económico-político de crecimiento que según estimaciones privadas lograron estabilizar la pobreza en alrededor de un 18 %, siendo un 8 % según mediciones estatales (en 2003 y tras la sobredosis neoliberal era del 54% en ambas estimaciones).

El capitalismo global que aplica su castigo sobre los trabajadores europeos y estadounidenses e importa sus capitales de la periferia, está aplicando todas sus fuerzas sobre la economía argentina que intenta capear la tempestad que se avecina en esta parte del globo.

La nueva etapa del gobierno de Cristina Kirchner será una experiencia para evaluar en toda su magnitud los límites del capitalismo “en serio” impulsado por el gobierno que confronta en apariencia a su hermano mayor: el capitalismo salvaje, que no es lo mismo pero es igual.