Grecia empieza a sufrir una epidemia de enfermedades mentales relacionadas –según expertos en salud pública consultados esta semana- con la crisis económica. «Tenemos problemas de ansiedad, angustia y depresión relacionados con el paro «, dice Dimos Dimellis, un psicólogo de la clínica Ego Ideal en Tesalónica que organiza desde el pasado lunes un nuevo programa voluntario de terapia de grupo para gente afectada por la crisis financiera. No es solo Grecia. Los tres países de la periferia europea que mas lejos han ido por el camino de la austeridad – Letonia, Irlanda y Grecia- son precisamente los que habían registrado las subidas mayores de suicidios entre el 2008 y el 2009, según Martin McKee, el director del Observatorio de sistemas europeos de salud y especialista en salud publica de la London School of Hygiene and Tropical Medicine. Grecia ha registrado un aumento de suicidios del 40% en lo que va de año.
Tras la desaparición de cientos de miles de pequeñas y medianas empresas, recortes salariales de hasta el 30%, una subida del desempleo del 7 % al 18% y una morosidad ya casi universal. Grecia es el ejemplo más chocante de cómo la crisis machaca la psicología. «En Grecia tenemos problemas especiales con padres de familia, el hombre pierde mucho autoestima si pierde el trabajo», dijo Dimellis en una entrevista por teléfono. Ego Ideal inició el programa con la colaboración del ayuntamiento tras advertir un aumento del 30% en el último año de personas que pedían ayuda psicológica en Tesalónica, la segunda ciudad griega. Es más, «los padres y madres griegos suelen proteger a los hijos mucho después de que alcanzan la mayoría de edad ; cuando los padres no pueden ayudar, genera sensaciones de desesperanza y depresión», dice.
Un ejemplo es Apóstolos Polyzonis que, después de un año en paro, se prendió fuego delante de una oficina bancaria en Tesalonika a mediados de septiembre, tras la negativa del banco a renegociar su deuda. Polyzonos -que solo sufrió quemaduras superficiales- explicó después que se sentía deprimido ya que no podía seguir pagando los estudios universitarios de su hija.
Otros llegaron más lejos. Michael Kriadis, dueño de la agencia publicitaria Take Vitamin Ad en Atenas, se tiró de la ventana de su oficina en la cuarta planta en septiembre, tras acumular deudas por más de 400.000 euros. Vaggelis Paterakis, pequeño comerciante del mercado de mayoristas Heraklion, en Creta, se pegó un tiro de escopeta –en un primer intento había tratado de envenenarse bebiendo cerveza y gasolina- tras suspender pagos sobre 800.000 euros. Dos otros mayoristas en el mercado se han suicidado desde el inicio de la crisis.
Los suicidios siempre tienen mil explicaciones y sería simplista achacarlos exclusivamente a la crisis. Pero McKee, uno de los autores de dos estudios sobre la crisis y la salud publicadas en The Lancet confirmó que se puede «comprobar una co-relación estadística significativa entre las recesiones, el paro y los suicidios; lo hemos visto en crisis anteriores y ahora también», explicó en una entrevista telefónica. «No es solo el impacto directo psicológico del paro sino el miedo al futuro».
Según el estudio sobre el impacto de la crisis sobre la salud de McKee y otros expertos, el número de suicidios en Grecia ya dibuja una trayectoria muy parecida la curva del paro (o la curva de la prima de riesgo). Entre el 2007 y el 2009 se registró una subida del 17% del número de suicidios. Luego, en 2010, subió el 15%. Y, según el misterio de Sanidad, se ha registrado un aumento del 40% solo en el primer semestre del 2010. La tasa de suicidio –número de suicidios por cada 100.000 habitantes- se ha duplicado del 2,8 a 6 desde el inicio de la crisis.
La situación puede ser aún más grave de lo que parece ya que la iglesia ortodoxa en Grecia niega servicio religioso a las familias de suicidas y se sabe que hay gente que camuflan la realidad. La ONG Klimaka que gestiona una línea telefónica caliente para atender a personas con tendencias suicidas, había recibido 5.000 llamadas en los primeros ocho meses del 2011, dos veces más que en todo el año 2010. Las recetas del antidepresivo Prozac subieron el 40% en el 2011, según el Instituto Nacional de Salud Mental.
Un dato que los diseñadores de los programas de austeridad en Bruselas, Berlín, Fráncfort y Washington deberían mirar con lupa, puede encontrarse en otro estudio de McKee y sus colaboradores (publicado en The Lancet en julio). Los tres países que más lejos han ido por el camino de la austeridad son precisamente los que registraron las subidas más fuertes de suicidios entre el 2008 y el 2009. Grecia es uno. Letonia –calificado por Cristine Lagarde, directora gerente del FMI como «modelo a seguir» por su duro programa de terapia de choque que llevó a la tasa del paro al 25% – es otro. Registró una subida de suicidios del 17%. Irlanda -otro país elogiado por la troika por aplicar de sus ajustes- con un aumento del 13%, es el tercero. «Letonia tiene problemas muy profundos», dijo McKee. España era uno de los países en los que se registró un brusco giro de 180 grados tras años en los que el suicidio bajaba, según McKee.
¿Cómo se podría romper la relación entre el paro y el suicidio? «Si adoptas políticas activas de mercado de trabajo para ayudar a la gente a encontrar trabajo», dijo McKee. «En España en los años ochenta se produjo un aumento significativo de suicidios cuando subió el paro; pero en Suecia en los noventa, un aumento muy fuerte del desempleo no impacto sobre los suicidios ya que el estado los ayudó».