Carlos Rivero Collado


Con el fin de la Unión Soviética desapareció el balance de poder y el mundo quedó a merced del Imperio y sus cómplices. El Diario de la Historia: Muere Mozart, genio de la paz.

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Hay muchas lágrimas detrás de esas risas.

1-. La soberbia

El 26 de diciembre de 1991 fue el día más aciago de la historia moderna porque, con el fin de la URSS, desapareció la esperanza de un mundo de paz, basada en dos grandes centros de poder que, al tener una fuerza similar, garantizaban la integridad de muchos países.

De no haber existido la URSS en 1962, el Imperio hubiera invadido a Cuba, y a fines de siglo bombardeó a Yugoslavia y convirtió en cipayos a los gobiernos de Polonia y la República Checa, precisamente porque ya no existía.

Al desaparecer esta balanza de fuerzas, la superpotencia prevaleciente, lejos de disfrutar en calma su “victoria”, como han hecho otros imperios, se enfureció aun más y comenzó a buscar no sólo otros triunfos, sino todos los triunfos.

Para lograrlo, aumentó al máximo los gastos militares, enriqueciendo a los dueños de la industria bélica que comparten sus ganancias, en secreto, con los jefes políticos y militares.

La inmensa industria armamentista, espina dorsal del CMIT –Complejo Militar-Industrial-Terrorista–, necesitaba que la ganancia fuera mayor, o sea que hubiera otras guerras y, como es lógico, había que buscar una justificación. No se va a la guerra así como así, tiene que haber un gran motivo, una sacudida emocional como las de El Álamo, el Maine, Lusitania, Pearl Harbor, Tonkín y otras.

La solución fue el 11 de Septiembre en que los jefes del Imperio sacrificaron tres mil vidas para seguir ganando mucho dinero, o sea para proseguir las guerras. Dinero que tienen que cubrir los trabajadores de este país con sus impuestos. Los tres mil sacrificados se convirtieron, después, en más de un millón y medio de nuevas víctimas.

Las guerras no fueron contra los enemigos del Imperio y sus aliados europeos …  sino sólo contra los del sionismo. Así sucedió en Afganistán, Irak, Pakistán y Libia. Ahora les toca a Siria e Irán, y, después, tal vez, al Líbano, Yemén y Argelia, enemigos también, y sólo, del sionismo.

2-. El efecto inmediato

Con estas guerras tan costosas en sangre y dinero, la crisis interna de Estados Unidos ha empeorado, al extremo de que por segunda vez, en menos de cuatro meses, el gobierno federal pudiera declararse en bancarrota, en los próximos días, y decenas de millones de personas de la tercera edad, que tenemos como única entrada el cheque del retiro, estamos en peligro de no recibirlo a partir de diciembre –por muchos años le pagamos impuestos al gobierno con dólares que valían diez veces más que los de hoy y ahora nos quitan los que valen diez veces menos cuando la gran mayoría de nosotros ya no está en edad de producir–.

Asimismo, millones de empleados federales pudieran quedar sin empleo y el gobierno  no tendría fondos para pagar sus deudas, con las nefastas consecuencias financieras que eso conllevaría.

Si se resuelve, de repente, esta grave crisis por un acuerdo del Congreso, como sucedió  en agosto, la solución sólo sería por unos pocos meses y antes de la primavera del año que viene, los retirados, las millones de familias con niños que tienen Medicaid, los empleados federales y los deudores del gobierno federal volverían a esta grave crisis que ya sería por tercera vez y pudiera ser definitiva.

¡¿Qué clase de sistema es éste que para pagar sus guerras cotidianas condena al pueblo a vivir en el constante terror de la inseguridad y la miseria?!

La crisis de este país no es sólo económica. Se manifiesta en muchas otras facetas de la vida nacional: moral –se consumen más drogas en este país, que sólo tiene el 4% de la población mundial, que en todo el resto del mundo– costumbres, instrucción, cultura, salud, seguridad pública y más.

3-. Más imperialista que Roma

Cuando Roma llegó a alcanzar el poder y la extensión que tenía en el año 27 de nuestra era –sería aun mayor varias décadas después con el andaluz Trajano– el Imperio entró en una etapa de relativa calma que duró más de dos siglos. Se le conoce como La Paz Romana, lograda al cabo de muchos años de sangre, despojo y terror.

Después de vencer a los Partos y anexar a Armenia y Mesopotamia, Trajano no invadió  India, ni los países que hoy llamamos Irán, Pakistán, Afganistán ni otros. Los hubiera vencido, pero comprendió que el Imperio necesitaba paz, y los límites alcanzados hasta entonces satisfacían su ambición. Los guerreros necesitaban descanso y el pueblo tranquilidad.

Los jefes del feroz Imperio de las dos sangrientas cabezas –Washington y Jerusalén– no tienen la prudencia de Trajano. Al contrario: quieren lo que han conquistado y lo que está por conquistarse, todo lo quieren. Quieren las 64 lunas de Júpiter y las 62 de Saturno, la Galaxia Andrómeda, el universo entero. Y para lograrlo son capaces de abrirle el vientre y comerle las entrañas a la madre que los parió.

4-. El terror latente

Todo en torno a Irán y Siria está aún bastante confuso y nadie sabe, en rigor, lo que va a suceder, aunque por ahora podemos resumir la situación a lo siguiente:

A) La campaña que la gran prensa mundial del capitalismo, controlada en parte por los sionistas, le está haciendo al gobierno de Siria es la misma que le hizo al presidente  Gadafi, por lo que debemos deducir que el libreto está escrito por la misma gente: ataques a civiles desarmados, asesinato de niños, soldados violando a mujeres, destrucción de viviendas y todas las otras acusaciones estereotipadas que ya conocemos de memoria. Es curioso que esa prensa vendida y bandida no mencione a otros gobiernos que cometen esos crímenes … sólo a los enemigos del sionismo.

B) Otra vez Hillary Clinton, con su alegada carga de crímenes, está en el primer plano de la crisis en Siria. Hace unos días, en una entrevista para la televisión indonesia se atrevió a hacer esta sugestiva profecía:

–Habrá  en Siria una guerra civil con una oposición bien armada que estará  bien financiada e influida por desertores del ejército.

Después de todo debemos agradecerle a esta terrorista nuclear en potencia su brutal sinceridad ya que admite que los desertores del ejército están bien financiados –por el Imperio y sus secuaces, por supuesto–. Es lo mismo que dijo de los “rebeldes” de Libia en marzo de este año. Con ello, Hillary retiene su posición como la figura política más insolente del mundo.

C) Los mismos gobernantes que, junto a los del Imperio, dirigieron la guerra contra el presidente Gadafi y el pueblo de Libia, son los que ahora hacen lo mismo contra el presidente Assad y el pueblo de Siria. David Cameron y Nicolas Sarcozy anuncian que se van a reunir con los dirigentes del Consejo Nacional Sirio para aumentar la presión, o sea la guerra, contra Assad. Son tan arrogantes que ni siquiera han cambiado en nada el programa de Libia y lo están haciendo como una copia al carbón, usando hasta el mismo nombre del grupo “rebelde” y cambiando sólo el nombre del país.

D) Como hicieron en Irak, el Imperio y sus cómplices están aprovechándose de las  diferencias que hay entre dos sectas del Islam en Siria.

E) El embajador sirio ante la Liga Árabe, Yousef Ahmed, declaró que la decisión de excluir al gobierno de Siria fue tomada por lacayos del Imperio yanki que reciben órdenes de la Casa Blanca.

F) La Unión Europea, esa entelequia al servicio de las malas causas y al perjuicio de las buenas, declaró que “la protección de civiles –por parte de las potencias extranjeras se entiende, por supuesto– es un aspecto importante y urgente”. Lo mismo que dijo la UE sobre Libia hace diez meses.

G-. El gobierno de Sarcozy propone un “corredor humanitario para proteger a los civiles” ”, con lo que sugiere la intervención directa de las potencias en Siria.

France has called for a humanitarian corridor to protect civilians in Syria, the first time a major Western power has suggested international intervention on the ground in the eight-month uprising against Bashar Al-Assad 

Veamos, ahora, la vida, la obra y la muerte de un ser humano excepcional que jamás le hizo daño a nadie. Vivió en un mundo también de odio y de guerra, pero dedicó su vida a la sensibilidad, la armonía, el amor, el sosiego, la creación, la paz en fin. Vivió pocos años, pero le dio a la humanidad una gloria eterna, no temporal como la de los guerreros.

MUERE MOZART, GENIO DE LA PAZ

El Diario de la Historia, Viena, 5 de diciembre de 1791. A las 12 y 55 minutos de la madrugada de hoy, murió, a los 35 años de edad, Wolfgang Amadeus Mozart, el genio que asombró al mundo con su prodigiosa obra musical.

Le acompañaban, en su momento final, su esposa Constanze y sus médicos Thomas Franz Closset y Matthia von Sallaba.

A pesar de que una fiebre alta lo mantuvo postrado por varias semanas y lo fue consumiendo lentamente, el Maestro no abandonó el trabajo creador que había comenzado a los cinco años de edad.

Unos días antes, estaba tratando de concluir su Réquiem en D menor, tal vez para darle un adecuado fondo musical a su propia muerte.

Aunque descolló  desde muy pequeño con su genio increíble y recorrió media Europa, muchas veces en giras exitosas en que fue acogido con gran afecto por los monarcas, príncipes y gobernantes más poderosos del mundo, Mozart murió en la pobreza, agobiado por las deudas.

Su vida estuvo marcada por los destellos del triunfo y las sombras de la tragedia.

El genio precoz

Consciente de su talento, Leopold Mozart, brillante compositor en sí mismo, le impuso a su pequeño hijo un ritmo de trabajo que hubiese abatido a un adulto saludable y, desde entonces, Wolfgang fue víctima de múltiples enfermedades que estuvieron a punto de costarle la vida más de una vez.

Su madre murió  siendo él joven aún y, ya adulto, vio morir, en la más temprana infancia, a cuatro de sus seis hijos. Jamás pudo lograr una pensión duradera que le permitiera dedicarse por entero a su trabajo y se vio obligado a realizar largas giras que deterioraron aun más su salud.

No eran viajes por las aguas serenas del Danubio, sino terribles travesías por caminos llenos de curvas, huecos y pendientes, gélidos en el largo invierno, cálidos en el breve verano. Fueron muchos años de constante peregrinaje en los que tuvo que buscar, con gran esfuerzo, el sustento permanente que nunca logró por otra vía.

A pesar de esa vida nómada e insegura, la producción musical del Maestro fue inmensa. Casi setecientas obras: la labor conjunta de diez grandes músicos o de uno solo que haya vivido más de un siglo.

La fama y … algo más

De los siete hijos que le nacieron a Leopoldo y Anna María, sólo dos sobrevivieron para llegar a ser prodigios musicales: María Anna –Nannerl–, nacida en 1751, y Wolfgang –Wolferl–, en 1756. Ya Leopoldo era un prominente compositor y violinista que había alcanzado fama al publicar un tratado musical que fue traducido a varios idiomas y se estudiaba en las academias europeas.

Wolferl aprendió  a interpretar en el pianoforte sus primeras melodías, con pasmosa rapidez, a los cuatro años de edad: un minuet y una marcha. Una semana después de cumplir cinco años, compuso su primera obra: un andante en C mayor, algo simple que anunciaba una compleja obra futura.

Su primera presentación fue en Munich, a mediados de enero de 1762, cuando aún no había cumplido seis años, ante el príncipe Maximiliano José III, Elector de Bavaria. El padre tocaba el violín, la niña de diez años, el clavicémbalo, y el niño, el piano. Hicieron gran impacto y pronto se habló de ellos en Viena.

En octubre de 1762, Leopoldo y sus hijos se presentaron ante María Teresa de Hapsburgo, en el Palacio Schonbrunn, en esta ciudad.

Aún no había concluido la Guerra de los Siete Años, el feroz conflicto que ensangrentó a medio mundo y en el que Francia, aliada de Austria, perdió su inmenso imperio. La corte vienesa sintió un gran alivio al oír la eufonía celestial de los niños de Salzburgo que acallaba el disonante retumbar lejano de los cañones.

Al concluir su primera pieza, Wolferl saltó de la banqueta al regazo de María Teresa, puso sus brazos sobre su cuello y la llenó de besos, como si fuese su abuela y no la Emperatriz del Sacro Imperio Romano-Germánico, Archiduquesa de Austria y Reina de Hungría.

Los pobres soldados, cubiertos de fango y de sangre, morían en las trincheras de cuatro continentes, pero la nobleza, el clero y la oligarquía, protegidos en sus palacios por la guardia y la distancia, disfrutaban de la buena música. De esa infamia, sin embargo, no se podía culpar a los inocentes niños de Salzburgo.

La fama y el dinero que llegaron después significó para los niños, sin embargo, un esfuerzo demasiado agotador. A menudo tenían que realizar dos presentaciones diarias, de dos o tres horas cada una.

En octubre de aquel propio año 62, el niño cayó enfermo con la fiebre escarlata. Fue la primera de las muchas enfermedades que lo aquejaron toda su vida y que, al final, lo matarían en plena juventud.

Al regresar a Salzburgo, en diciembre, aún con seis años de edad, Walferl enfermó otra vez, entonces con artritis reumatoidea aguda, un mal que le recurrió hasta unos días antes de morir.

Su padre empezó  a planear, entonces, extensas giras de unos meses que se extenderían a varios años. No podríamos menos que pensar que para Leopoldo el dinero era mucho más importante que la vida de su hijo, pero no debemos extrañarnos por eso, tal es la mentalidad de quienes ponen los valores materiales por encima de la conciencia. Es el capitalismo, en toda su trágica crueldad.

El niño no tuvo culpa, por supuesto, de la inicua explotación a que lo sometió  su padre desde los cinco años.

En el Año Nuevo de 1764, cuando aún no había cumplido ocho años, Wolferl y su familia fueron invitados a cenar con Luis XV y la Reina María en el Palacio de Versailles, y un mes después, dieron una función a la que asistió la corte francesa.

En Versailles reinaba la belleza y el buen gusto; en el pueblo cundía la miseria, el abandono, la ignorancia, el hambre, la enfermedad, la muerte temprana. Ya se acercaba la Revolución.

A las pocas semanas, el niño enfermó de tonsilitis y empleó su tiempo en cama para componer breves sonatas, que fueron las primeras obras que publicó.

En abril, Leopoldo y sus hijos llegaron a Londres y, a los pocos días, fueron recibidos por los jóvenes monarcas Jorge III y la Reina Carlota. Un mes después, dieron una función en el Palacio de Buckingham, ante toda la Corte, que fue un resonante éxito.

En verano, Leopoldo se enfermó de gravedad y el niño dispuso de mucho tiempo para continuar su obra. A los ocho años y medio de edad, compuso su primera sinfonía para todos los instrumentos de la orquesta, algo que un niño jamás había hecho ni hará, tal vez, en el futuro.

Al año siguiente, Nannerl y Wolferl contrajeron el tifus y estuvieron al borde de la muerte.

El prolífico numen

A partir de entonces, y hasta el día de su muerte, Wolfgang Amadeus Mozart no dejó  de trabajar ni un solo día en su extensa obra, ni de realizar sus continuos viajes. No podía escribir en los incómodos carruajes saltarines durante los largos y terribles trayectos, pero concebía la obra, la mantenía, vívida en la mente, y la escribía al llegar a su destino.

El niño se hizo joven y el joven, adulto. Prosiguieron las agobiantes giras, la obra prolífica, las graves enfermedades y el éxito económico de los conciertos seguido de largas etapas en que, para evitar la pobreza, tenía que contraer deudas.

Varios recorridos por Italia, Francia, los Países Bajos, Prusia, Bavaria, Bohemia y otros Estados alemanes, Inglaterra y Austria, en los que, ya solo y muerta su madre, aunque en contacto siempre con su padre y hermana, que permanecían en Austria, el Maestro produjo una obra monumental que abarcó, entre otras composiciones, 16 óperas, 41 sinfonías, 60 sonatas, 57 arias, 13 serenatas, 8 misas completas, 10 misas breves, 21 conciertos para piano y orquesta, 35 cánones, 14 minuetos, 6 fantasías, y 2 fugas, hasta llegar al Réquiem, con el que quiso, quizás, poner música fúnebre a su propia muerte.

Mozart nunca estuvo en una guerra, pero su valor ante el inmenso sacrificio personal y las terribles enfermedades que lo han atormentado desde la niñez, lo convierten en un gran héroe, mucho más valiente que un soldado que tenga el pecho cubierto de medallas.

… pero será recordado mientras el mundo exista

Presa de una grave crisis nerviosa y anegada en llanto por la temprana pérdida de su esposo y sus pequeños hijos, y su precaria situación económica, Constanze se ha recluido en su recámara, desfallecida.

Hoy, día 6, en horas de la tarde, después de haber sido bendecido en la Capilla de la Resurrección de San Esteban, el cadáver de Wolfgang Amadeus Mozart fue enterrado en una fosa común del Cementerio San Marcos, en esta ciudad. Sólo el enterrador asistió a tan magno evento

 

carlos.rivero@att.net