Actualidad RT / Patria Grande

Rusia podría salirse del Tratado de reducción de armas estratégicas ofensivas firmado con EE. UU. en 2010 y dejará de dar pasos en la materia del desarme nuclear, en caso de desarrollarse negativamente la situación con el despliegue del escudo antimisiles estadounidense en Europa. Así lo ha declarado el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev.

El jefe del Estado ha subrayado que Moscú actuará según se desarrolle la situación en cada momento concreto. Medvédev comunicó que a partir de ahora las fuerzas armadas de Rusia empezarán a usar el sistema del aviso de ataques de misil Iskander, y que fortalecerán la defensa de objetos estratégicos de armamento nuclear. Asimismo, el presidente subrayó que los misiles móviles Iskander serán colocados asimismo tanto en el Oeste, como en el Sur del país, para responder al potencial del escudo en caso de que siga desplegándose.

Medvédev ha comunicado que los misiles balísticos estratégicos serán equipados con complejos destinados a superar el escudo antimisiles y que las fuerzas armadas rusas se dedicarán a desarrollar las medidas que permitan eliminar sistemas de información y de manejo del escudo.

Sobre el plan estadounidense del despliegue del escudo antimisil en Europa, Medvédev comentó que Rusia no está dispuesta a participar en él, porque -asegura- “en un plazo corto de entre 5 y 8 años” este sistema podrá, de hecho, “debilitar el potencial estratégico” de Rusia. “Este programa empieza a acelerarse más y más, en Polonia, Rumania, Turquía y España, y a nosotros simplemente nos informan sobre un hecho ya consumado”, subrayó el presidente.

Al mismo tiempo, Medvédev ha recalcado que Rusia está dispuesta a continuar las negociaciones con EE. UU. sobre su sistema antimisiles en Europa. En concreto dijo que Moscú está dispuesta a colaborar con la OTAN si el plan es modificado según “el principio sectorial”, es decir, cuando cada parte responde por un sector determinado.

Rusia está promoviendo la idea desde la histórica cumbre de Lisboa en 2010, donde se avino a colaborar con la OTAN en este sentido. “Europa no necesita nuevas líneas de separación. Lo que necesita es un nuevo perímetro común de seguridad con la participación equitativa de Rusia”, reiteró. “Desgraciadamente, ni EE. UU. ni otros aliados de la OTAN se han mostrado dispuestos a avanzar en esta dirección”, subrayó Dmitri Medvédev.

Historia del conflicto

Rusia siempre se opuso a los planes de EE. UU. de desplegar su escudo antimisiles en Europa. Según Estados Unidos se trata de una medida necesaria para proteger su territorio y los países aliados de una posible agresión por parte de Irán y Corea del Norte. Moscú, por su parte, argumenta que ninguno de los así llamado ‘país problemáticos’ posee misiles con alcance de entre 5.000 y 8.000 kilómetros que podría suponer una amenaza real para Europa.

La situación pareció cambiar en noviembre de 2010, cuando en la histórica cumbre de Lisboa Rusia y la OTAN acordaron colaborar en la defensa antimisil para Europa. Sin embargo, las negociaciones se vieron entorpecidas por la renuencia de EE. UU. a presentar garantías jurídicas de que el sistema que se despliega en Europa no va dirigido contra las fuerzas estratégicas rusas.

Un año después, en el reciente foro de la APEC en Honolulú (Hawái), el presidente ruso, Dmitri Medvédev, y su homólogo norteamericano, Barack Obama, admitieron que los dos países están lejos de alcanzar un consenso sobre la cuestión. “Hemos acordado seguir buscando una posible solución a este tema [defensa antimisiles, DAM], dando por hecho que nuestras posiciones al respecto son todavía muy distantes”, anunció Medvédev al término de su reunión con Obama. Sin embargo, acentuó que en los últimos años se produjo un importante avance en asuntos “que quedaban pendientes durante décadas”, citando el ejemplo el Tratado de reducción de armas estratégicas ofensivas firmado en Praga en 2010.

Varios países como Polonia, Rumania, Turquía y España colaborarán en la puesta a punto escudo antimisiles norteamericano. El 22 de noviembre EE. UU. anunció también el cese temporal de una parte de sus obligaciones respecto a Rusia en el marco del Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE).

Por su parte, Moscú ha advertido en varias ocasiones que se verá obligada a tomar las medidas correspondientes si no se aceptan sus numerosas propuestas de acuerdo sobre el despliegue del escudo. Medvédev comentó el 21 de noviembre que la respuesta de Rusia “será sensata, suficiente y no cerrará camino para continuar la discusión con nuestros socios de la Alianza del Atlántico Norte”.