El Primer Ministro egipcio y su gabinete renunciaron tras hacer una valoración de la situación de violencia registrada en el país, donde el pueblo ha exigido enérgicamente la transición de un Gobierno militar a una autoridad civil.
Después del encuentro, el primer ministro egipcio, Essam Sharaf, presentó al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) su dimisión y la de todo su gabinete.
Ante la tardanza para llevar a cabo elecciones democráticas, el pueblo decidió tomar la emblemática plaza Tahrir en El Cairo, acción que se ha replicado ya en otras provincias, lo que ha dejado un total de 33 muertes, según el Ministerio de Salud. Además, se estiman más de mil 700 personas heridas.
La medida se recibió con poco entusiasmo por los miles de ciudadanos que se congregan en la céntrica plaza Tahrir, en rechazo a la extensión del Gobierno interino y para exigir la salida del poder del CSFA y su jefe, el mariscal de campo Mohamed Hussein Tantawi, ministro de Defensa de Mubarak durante más de 20 años.
A la asamblea de emergencia asistieron los ministros del Interior, Mansour El-Eissawy, y de Turismo, Hazem El-Beblawi. Además, de los titulares de las carteras de Información y Justicia, y el viceprimer ministro Alí El-Selmi.
El-Selmi es uno de los que desencadenó la crisis que vive actualmente Egipto al presionar a los partidos políticos para que aceptaran un documento se le otorgaba privilegios y autoridad a las Fuerzas Armadas en la futura Constitución, incluso antes de las elecciones parlamentarias que encargará su redacción.
A poco más de una semana para que comiencen los comicios legislativos en Egipto, crece el descontento en el país, donde miles de personas se manifestan desde el pasado viernes contra la propuesta del Gobierno que reserva una serie de prerrogativas a la Junta Militar de cara a la elaboración de la futura Constitución.
Las actuales manifestaciones en Egipto podrían poner en riesgo el calendario electoral que había fijado para el domingo 28 de noviembre las elecciones parlamentarias.