Los primeros ministros Brian Cowen, de Irlanda, José Sócrates de Portugal, Giorgio Papandreus de Grecia y Silvio Berlusconi de Italia, ya fueron sustituidos, mientras el presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, tuvo que adelantar las elecciones generales para este 20 de noviembre, sin poder presentarse como candidato.
Cada día que pasa, es más convincente el análisis realizado por el Premio Nobel de Economía estadounidense Joseph Stiglitz, cuando señaló que «las tesis neoliberales han llevado al mundo al borde de la ruina al propugnar las bondades económicas de los mercados libres y sin restricciones y la reducción al mínimo de las funciones del Estado a favor de la iniciativa privada».
Stiglitz explicó que «desde principios de los años 80 hasta 2007, el capitalismo desregulador al estilo estadounidense trajo mayor bienestar material solo para los más ricos».
Las políticas neoliberales llevan a la bancarrota a las naciones europeas cuyas consecuencias comenzaron a corroer a las economías más débiles como Letonia, Grecia, Rumania, Irlanda o Portugal, y han puesto una espada en la garganta a España, Italia, Gran Bretaña y hasta a Francia.
El problema de la deuda de Grecia hace dos años, que dio un aviso urgente a Europa de lo que le venía encima, fue solo la punta de un iceberg que está empujando hacia el fondo del mar a toda la Unión Europea.
Grecia se hunde cada vez más en un callejón sin salida porque las políticas privativas y neoliberales que ha impuesto la llamada troika, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unión Europea (UE) y el Banco Central Europeo (BCE), profundizan sus problemas económicos y financieros sin que aparezca una leve luz en el camino.
En esa debacle neoliberal lo acompañan, o le siguen los pasos, otros países de la UE que intentan remediar los problemas con medidas antisociales y restricciones a los sectores públicos como ya han hecho Irlanda, Portugal, Italia, España, Rumania, Hungría, la República Checa, Inglaterra y Francia.
Por lo pronto, la Comisión Europea (CE) recortó el crecimiento de la zona para 2012 en 0,5 %, (una fuerte caída en comparación con 1,8 % previsto) debido a la profundización de la crisis financiera y la adopción de extremas políticas de austeridad que provocarán desempleo y caída del consumo interno así como limitarán las inversiones de los socios comerciales europeos.
Todos se preparan, sin decirlo abiertamente, para un período prolongado de estancamiento en la UE.
Datos oficiales de la CE indican que las ventas al por menor en septiembre pasado se redujeron drásticamente en la zona euro y el consumo de los hogares fue de 0,1 %. El desempleo masivo es una de las causas fundamentales de esta situación, que no solo afecta a Portugal, España, Italia e Irlanda, sino también a Francia con 9,7 % y a Gran bretaña con 8,1 %.
Las grandes economías de la Unión Europea (Alemania, Francia, Gran Bretaña, España y hasta Italia) tratarán de esquivar el estancamiento con el impulso a las exportaciones, pero la problemática actual los detendrá pues más de la mitad de esas facturaciones son compradas por los mismos países de la UE que ahora no podrán hacerlo. Por ejemplo, solo Alemania exporta 60 % de sus producciones dentro de la UE y 40 % en la zona euro.
El caso de Italia viene a completar el grave dilema que padece Europa. En esta ocasión ha sido Silvio Berlusconi, un multimillonario, dueño de varios medios de comunicación y con gran poderío personal, quien ha hundido al país con su política neoliberal.
Pese a innumerables tormentas de credibilidad y hasta de moralidad que lo han rodeado durante sus casi 20 años de gobernar Italia, Berlusconi se mantuvo al frente del Gobierno.
Medios de prensa, no controlados por el magnate, han señalado los graves problemas en los que ha estado envuelto: prostitución de menores, abuso de poder, corrupción, apropiación indebida, fraude fiscal y evasión de capitales. Y agregan que su derrota personal más dolorosa no será la dimisión precipitada como primer ministro, sino el no haber conseguido, antes de irse, la paralización de todos los procesos judiciales que tiene abiertos.
La producción italiana en 2010 fue 1,8 % inferior a la de 2005, ajustada por la inflación. El FMI pronostica que este año el PIB será de 0,5 %, y de 0,3 % el próximo.
La economía italiana padece baja productividad, falta de competitividad de sus mercancías, elevados costos laborales y un sistema educativo que produce uno de los niveles de graduados universitarios más bajos entre los países ricos. La situación le impide continuar pagando su deuda soberana, la tercera mayor del mundo.
Ante todas estas dificultades, los inversores auguran que si los problemas de Grecia sumergen en un caos económico a la zona euro, el colapso de Italia podría desencadenar una recesión global peor a la quiebra de Lehman Brothers, que profundizó la crisis del sistema capitalista mundial.
La tercera economía de la zona euro, por su tamaño y envergadura, no podrá obtener ayuda externa como ha ocurrido con Irlanda, Portugal y Grecia (este último aun no ha recibido de la UE los 8.000 millones de dólares necesarios para evitar la quiebra) y por tanto sus medidas de austeridad serán más fuertes y golpearán demoledoramente a sus habitantes.
La extensión de la crisis de la deuda en Italia traería consecuencias desastrosas para la zona euro, la Unión Europea y el sistema financiero de Estados Unidos en un mundo caracterizado por una globalización capitalista irracional.
Stiglitz tiene razón al denunciar que recortar los gastos «en medio de una crisis en curso provocada por la ideología de libre mercado, simple e inevitablemente prolongará la recesión. Mientras Grecia, Italia y otros países enfrentan crisis, la medicina en boga consiste en paquetes de austeridad y privatización desgastados por el tiempo, los cuales meramente dejarán a los países que los adoptan más pobres y vulnerables».
Huelgan más comentarios.